Héctor Fuenmayor / Cruz y ficción
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La exposición “Cruz y ficción”, la primera exposición individual de Héctor Fuenmayor en casi treinta años, reúne una serie de imágenes de crucifixiones tomadas de la historia del arte en las que el cuerpo de Jesús está parcialmente cubierto por un rectángulo en forma de manto. Estas obras establecen un diálogo tanto con la obra anterior del propio artista y con una serie de trabajos dedicados a un árbol sagrado así como poseen un sentido independiente relacionado con uno de los grandes relatos de la humanidad, el sacrificio cristiano en favor de la unidad.
Durante sus cuatro décadas de actividad artística, Fuenmayor se ha caracterizado por una intensa búsqueda espiritual y creativa signada por lo que el mismo llama una radicalización de la transformación del ser interior. En esta serie especialmente realizada para los espacios del Centro Cultural Chacao, se recapitula su primera “Cruz y ficción”, de la cual se exhibe una versión en esta muestra. Se trata de un trabajo realizado en 1978, considerado su propuesta más importante correspondiente al período del arte venezolano llamado post-conceptualista, un tríptico de grandes láminas de papel sobre las cuales el artista transfirió fotocopias de sus pies y manos, configuradas de tal manera que conforman una crucifixión donde el resto del cuerpo en la Cruz se convierte en vacío. Esta transformación en vacío de la imagen más icónica de la humanidad tiene un lugar preeminente en la memoria de las artes visuales de nuestro país, en buena medida debido a la fusión entre el vacío y el museo – representado en el muro blanco -, una manera de igualar a lo omnipresente con la institución arte.
La serie de obras dedicadas al árbol sagrado, serán presentadas próximamente bajo el título “Y ficción”, en Periférico Caracas. En esta serie, el artista establece unas modulaciones que él llama “tablillas” (partiendo de la misma configuración de “Cruz y ficción”), en las que la imagen del árbol aparece fragmentada entre la cruz y el vacío. De esta confrontación emerge una inclinación hacia al pensamiento y la espiritualidad oriental (expuesta en la arquitectura oblicua del árbol), que dan significado al ser en el diálogo en lugar de en la dualidad.
La actual exposición está conformada en su mayoría por obras recientes producto de un proceso donde se combinaron medios digitales, fotográficos y técnicas tradicionales como el óleo sobre tela. Entre las pinturas se destacan piezas en grandes formatos intervenidas a partir de crucifixiones originales de Velázquez y Zurbarán además de piezas de menor formato de maestros tan célebres como Anthony Van Dyck, Fray Angélico, Zurbarán, El Greco, Goya, Rembrandt, Hans Memling, Carracci y van der Weyden, al igual que se incluyen obras de estilo clásico autoría de artistas menos conocidos. En estas pinturas lo que está representado entorno a la muerte por ejecución del hombre en la cruz reclama la atención para sí, presentando al proyecto de unidad más ambicioso de la humanidad en un panorama desolador. Al ceder el cuerpo de Cristo su centralidad, el sufrimiento de los que lo rodean (así esté representado por la espesa pictoricidad del fondo de una crucifixión de Velázquez), se vuelve contra sí mismo. Como en toda su trayectoria, esta serie de obras de Fuenmayor nos vuelve a colocar ante el arte como un problema ético, en el que la duda se convierte en una vía para diálogo.
