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La casa blanca en la tv y el cine

(%=Image(5493924,»L»)%) El público norteamericano, con su eterna fascinación por la presidencia –cuyo cargo consideran el más poderoso del mundo-, ha sido entretenido últimamente por dos presidentes ficticios en la pantalla chica, en sendas series con títulos relacionados con la Casa Blanca: The West Wing y Commander in Chief, conocidos aquí por sus títulos en inglés. Curiosamente, ambos presidentes están a punto de ser “despedidos”, en el mejor ‘estilo Trump’.

Aunque la primera ha durado en el aire siete temporadas, sus productores decidieron terminarla este año y los últimos episodios se están transmitiendo en mayo. Mientras tanto, la segunda también está a punto de finalizar, pues aparentemente no ha tenido la receptividad esperada en una hora estelar, a pesar de tener muchos seguidores –especialmente femeninos- por atreverse a mostrar a una mujer en la presidencia, un tema antes tabú. Mientras tanto, se estrenó en los teatros la cinta American Dreamz sobre el mítico “sueño americano”, actualmente representado por el reality show American Idol
Trabajando en la Casa Blanca.
La longeva serie The West Wing ha gustado mucho por mostrar las intimidades del edificio moderno donde trabaja el equipo auxiliar del presidente, conocido popularmente como “el ala izquierda”, con oficinas para unos 50 asistentes que requiere la presidencia. De paso, en el East Wing están los auxiliares de la Primera Dama, mientras el emblemático edificio sede de la Casa Blanca –construido en 1800 por Jefferson- es utilizado mayormente como oficina del presidente y para ceremonias oficiales, además de servir de residencia para la familia presidencial.

La atención de los capítulos del ultimo año de la serie se centra en la campaña presidencial para elegir el sucesor del presidente Bartlet (Martin Sheen). Postulado por el partido demócrata está un candidato hijo de inmigrantes mexicanos, el senador Matt Santos, interpretado también por un actor de ancestros mexicanos (Jimmy Smits, el de Gringo Viejo), con un una piel ligeramente cobriza, algo que antes sería inconcebible en el ambiente ligeramente racista del norte. Pero muchos ven este curioso hecho como un indicio de que el público toleraría algo que se ve venir, o sea un mandatario o vice hispano, dada la creciente importancia de este sector en ese país. Ya en la presente administración hay varios ministros hispanos, así que el siguiente paso puede ser el jefe del Ejecutivo o la vicepresidencia.

En el último capítulo de la serie, y después de una aguerrida campaña, gana el demócrata y Bartlet entrega la presidencia, aunque el vice será otro porque, cosas del oficio, el actor que lo interpretaba (John Spencer), murió en la vida real y hubo que “matarlo” también en la serie, algo que ha sucedido raras veces en el cine y la televisión. La victoria del demócrata era lógica pues el contendor de Santos es un antipático senador republicando interpretado por el veterano Alan Alda (uno de los médicos de la serie M.A.S.H.), que exhibe todos las fallas del movimiento conservador. El debate donde se miden los dos candidatos, que dura un capítulo entero, es una clase magistral de proselitismo político, con los mismos temas que preocupan actualmente a ese país, tales como la inmigración, la energía, el ambiente, la seguridad social, el terrorismo y las relaciones con otras potencias, pero nada se dice de Latinoamérica, signo que no contamos mucho allá, al menos en la mente de los guionistas. Fue tan realista ese debate que muchos lo tomaron como un ensayo de la próxima campaña presidencial, pues los temas son muy similares.

Ahora Mr President es Madam President

En serie Commander in Chief , el personaje clave es una presidenta, que era la vice y llega al poder por la muerte del mandatario en funciones. Algo que no es inusual, pues ya ha sucedido en la realidad en cuatro ocasiones (Lincoln, Garfield, Mc Kinley y Kennedy). El tema de una mujer en la presidencia fue escogido para que el target fuera mayormente el público femenino, empeñados desde hace un siglo en lograr un mayor poder en la sociedad. Por otra parte, responde también a un tema de actualidad, a juzgar por la elección de Angela Merkel y Michelle Bachelet, sin olvidar que en EE.UU. ya hay dos pre candidatas para la presidencia, Hillary Clinton y Condoleezza Rice.

De hecho el aspecto y atuendo de la presi sugiere mucho a la Clinton, algo que llamó a especulaciones de que la serie era un globo de ensayo para constatar la receptividad del público a una presidenta. Quizás la poca audiencia de la serie en el norte le está enviando un mensaje a Hillary Clinton que todavía es prematuro postularse para el importante cargo, pues las encuestas revelan que tanto los hombres como la mayoría de las mujeres confía más en un hombre en la presidencia.

Commander in chief logró aquí una audiencia considerable en horario estelar del canal de las series (el Sony), aunque sin obtener el mismo rating de las series más publicitadas y convencionales como Esposas desesperadas y Perdidos, ya que no está impregnada de violencia, sexo o humor como estas últimas. En efecto, la serie tiene sólo situaciones dramáticas y parece casi una extensión de los noticieros de la noche, con sus ataques terroristas, secuestros y crisis internacionales, algo que muchos evitan refugiándose en escapistas telenovelas o las comedias de media hora. Quizás por esto, el rating no fue muy favorable y fue sustituido a última hora por un programa de entrevistas y reportajes sensacionalistas ( Prime Time ), pasando la serie a horas menos comerciales, al menos en EE.UU., pues aquí sigue en horario estelar, quizás por la proximidad de la campaña presidencial.

No hay duda, a juzgar por las situaciones ficticias de las tramas, que los guionistas siguen atentamente las noticias de política interna y exterior, y se hacen asesorar por analistas profesionales para que el show sea lo más realista posible (coincidencia: el guionista era asistente de Hillary Clinton). Así, vemos como la presidenta Allen (Geena Davis) enfrenta una crisis tras otra, en situaciones de gran actualidad. Por ejemplo, se muestran fricciones con China o con Rusia, las presiones hacia un dictador latinoamericano, y hace poco vimos un riesgoso enfrentamiento con Corea del Norte, con posibilidad de iniciarse una guerra atómica. También hubo una típica situación de rehenes, donde la presidenta negocia directa y exitosamente con el secuestrador.

Pero más interesantes son las situaciones donde ‘Madam President’ le concede un puesto de auxiliar al marido, o sea el ‘first gentleman”, mientras –madre al fin- arregla a duras penas los problemas familiares con sus hijos quinceañeros, algo que enfatiza las crecientes responsabilidades de amas de casa con trabajos exigentes. Al mismo tiempo la atribulada Presi capea las intrigas políticas de ambiciosos diputados. Uno de ellos casi se roba el show, pues es encarnado a la perfección por Donald Sutherland, un actor de dilatada carrera y con un sólido prestigio por haber trabajado con Fellini en Casanova. En otro importante papel, como su antipático vice -escogido para llenar el cargo dejado por ella- está el siempre excelente Peter Coyote., mientras una luminaria del cine –Polly Bergen, la de Cape Fear original- aparece como la madre de la presi. Vale mencionar que Geena Davis, en medio de la primera temporada, ganó el Globo de Oro para la mejor actriz en series dramáticas, por su excelente caracterización de la Presidente Allen, demostrando que es ya una actriz madura, después de una brillante carrera iniciada con El turista Accidental –donde ganó un Oscar- y su resonante triunfo de público en Thelma y Louise. Siguiendo el ejemplo de Ronald Reagan y Arnold Schwarzenegger, no han faltado especulaciones de que tanto Martin Sheen como Geena Davis aspirarían a la presidencia en 2008, y muchos aficionados los llaman Mister -o Madam- President al pedirles autógrafos, confundiendo el talento artístico con el político.

Una versión moderna del “sueño americano”

Mientras estas dos series compiten por la sintonía, se estrena en los cines una sátira política titulada American Dreamz, con una z al final para burlarse de la eterna ilusión del ‘sueño americano’, por el cual tantos hispanos y latinos marcharon masivamente hace poco en 130 ciudades. El protagonista es un tal presidente Stanton, empeñado en repuntar su declinante popularidad, por lo que apelar por la simpatía de la gente ofreciéndose de juez en un concurso al estilo de American Idol, junto a la verdadera estrella del film, el británico Hugh Grant.

El actor que interpreta a Mr. President es Dennis Quaid, a quien acabamos de ver como el experto ambientalista en El día después de mañana y como el Capitán Travis en la última versión de El Alamo, pero que luce un poco incómodo en un rol presidencial, que quizás le hubiera calzado mejor al irreverente y autoritario Jack Nicholson. En el mismo filme se destaca el siempre excelente Willem Dafoe, en el papel de un manipulador Jefe de Gabinete, chivo expiatorio de los errores presidenciales. En medio de los concursos para escoger a nuevos cantantes, aparece una candidata muy atractiva, protagonizada por la actriz Mandy Moore, quien suple la parte femenina del show.

La situación que se muestra en American Dreamz es alegórica de las tribulaciones actuales del presidente Bush, desesperadamente en busca de mejorar su imagen mediática, y quien está apareciendo cada vez más en los medios, seguramente siguiendo el consejo de sus ‘asesores de imagen’. En todas, la ficción se inspira en la realidad, aunque a veces sucede al revés, en un mundo donde la vida cotidiana es dominada por el hecho mediático, mientras cada semana las series políticas y las películas de violencia no nos dejan huir de la dura realidad cotidiana, siempre dramáticamente plasmada en los noticieros radioeléctricos y los titulares de prensa.

La presidencia estadounidense en el cine

Para una nación siempre fascinada por la presidencia, es lógico que sus mandatarios sean llevados al cine con cierta frecuencia, especialmente los que tienen más atractivo mediático, como Ronald Reagan, Richard Nixon, John F. Kennedy, Abraham Lincoln, Franklin y Teodoro ‘Teddy’ Roosevelt. Este último es sin duda el más interesante del grupo, tanto por sus logros como mandatario como por sus variadas actividades cívicas e intelectuales. En efecto, TR fue militar, cazador, diplomático, escritor, conservacionista y, finalmente, político y gobernante, siendo el presidente más joven que ha llegado al cargo, a los 42 años (un año antes de JFK), aunque fuera por accidente, pues era vicepresidente cuando fue asesinado el reelecto presidente William McKinley en 1901 por un anarquista polaco en Buffalo.

Un director aficionado a las biografías como Martin Scorsese no podía sino interesarse en ese pintoresco personaje, de ahí que se ha propuesto dirigir una película basada en el libro de Edmund Morris, “El ascenso de Teodoro Roosevelt”, donde se relata la vida del joven Roosevelt hasta su llegada a la Casa Blanca, aunque posiblemente tenga un título más comercial cuando se estrene a mediados de 2006. Scorsese no tuvo que buscar mucho para encontrar al intérprete ideal de Roosevelt, después de que Leonardo di Caprio hiciera una buena caracterización del excéntrico y también polifacético Howard Hughes en “El aviador”.
Varios presidentes han sido tratados por Hollywood en la pantalla grande. En orden cronológico, recordamos primero a Andrew Jackson en la película “El bucanero” (1958), papel que le fue concedido a Charlton Heston y quien ya lo había interpretado un lustro antes en “La dama del presidente”.

Abraham Lincoln fue el presidente más llevado al cine, siendo memorables las interpretaciones que hicieran primero Walter Huston en la costosa cinta homónima de D.W. Griffith de 1930, luego la de Henry Fonda en “El joven Lincoln” (1939), y finalmente la de Raymond Massey en 1940, titulada el “Abe Lincoln en Illinois”. Incluso Gregory Peck lo caracterizó en una mini serie de tv, “Azul y gris”, interpretando a Lincoln durante la guerra civil.

Con su porte académico, el presidente Woodrow Wilson no era muy fotogénico, pero su papel como vencedor en la I Guerra Mundial y su posterior empeño pacifista al crear la Liga de las Naciones, le merecieron ser llevado al cine, tocándole a Alexander Knox interpretarlo en “Wilson”, la versión fílmica de una exitosa obra teatral.

La figura de Frankin D. Roosevelt apareció en numerosas películas, pero siempre en secuencias cortas. Sólo en “Amanecer en Campobello” lo tuvo como protagonista, con la suerte de ser interpretado por un actor excepcional, Ralph Bellamy, con un gran parecido físico, quien luego repitió el mismo papel en la adaptación televisiva de la novela de Herman Wouk, “Vientos de guerra”.

John F. Kennedy fue sin duda el más apuesto y fotogénico de los presidentes norteamericanos de la era moderna, y su odisea en el Pacífico -cuando comandó una nave torpedera- fue llevada al cine poco antes de su prematura muerte, en la adaptación de su relato biográfico “PT-109”, siendo Cliff Robertson el encargado de interpretarlo. Recientemente, el actor Bruce Greenwood hizo otra excelente caracterización de JFK en “13 días”, un objetivo relato de la crisis de los misiles cubanos en 1962, que fuera la hora estelar de JFK al evitar una guerra nuclear con su paciencia y sensatez.

Una sorprendente caracterización del impopular Richard Nixon le tocó al actor británico Anthony Hopkins, en la cinta de Oliver Stone “Nixon” , pero el personaje tuvo poca credibilidad precisamente por el acento británico del actor, que delataba su origen, una selección que Stone lamentaría luego a pesar de ser una interpretación de primera categoría. Hopkins ya había interpretado a John Quincy Adams en la cinta de Steven Spielberg “Amistad” , pero en su etapa como ex presidente y abolicionista, no como un mandatario en ejercicio.

La actuación de un presidente en funciones, George W. Bush, fue llevado a la pantalla dos años después de ocurrir el ataque terrorista del 11-9-2001, en una cinta, titulada “D.C. 9/11: Tiempo de Crisis” que fue transmitida sólo por la televisión. El actor Timothy Bottoms hizo una aceptable caracterización del personaje, pero la cinta fue hecha por encargo del partido Republicano y no tuvo la debida objetividad. En 2003 James Brolin interpretó con mucho tino a Ronald Reagan en un especial de televisión titulado “Los Reagan”, estrenado poco después de la muerte del ex mandatario, a su vez un consumado actor en la época de oro de Hollywood.

En películas de ficción hubo una plétora de actores que interpretaron a presidentes de EE.UU., siendo memorables las caracterizaciones de Henry Fonda (Fail-Safe), Peter Sellers (Dr. Insólito), Bill Pullman (Día de Independencia), Harrison Ford (Air Force One), Michael Douglas (El presidente norteamericano), John Travolta (Colores primarios), Gene Hackman (Poder absoluto) y Kevin Kline (Presidente por un día).

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