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Rafael Cadenas: “El país hoy está enfermo”

Media ciudad despierta y se declara en emergencia. Las colas de las mamás para adquirir un pote de leche o pañales se entrelazan con filas de automóviles que tapizan las avenidas y cruzan despacio como en procesión, mientras el ruido, las motos, los huecos y los gritos de las ambulancias nos devuelven un paisaje de guerra cotidiana. Esa es Caracas a la que pertenece Rafael Cadenas. Pero, a pesar de su quietud y silencio que suelen identificarle, el poeta se inquieta y desenvaina su preocupación por el país que unos ineptos gobernantes se empeñan en dejarles a las futuras generaciones. Las palabras de un poeta suenan a veces como la tarea lastimosa de alguien que quiere volver a ganarse la vida.

Aunque sigue siendo la misma sustancia humana que ha obtenido premios y reconocimientos internacionales, Rafael Cadenas no quiere dar lecciones a nadie, pero piensa que no hay que dejarse utilizar por aquellas mal llamadas buenas causas, “que más bien atrasan  el tiempo, y son como un aire de adelantarnos”.

–Rafael Cadenas, el poeta, se asoma a la ventana desde donde contempla el país y ¿qué mira de distinto a lo que observa el ciudadano Rafael Cadenas?

–Además de todo lo que ve el ciudadano que soy, observo que el uso oficial de las palabras las despoja de sus significados. No hay correspondencia entre ellas y éstos. Se necesita una “rectificación de los nombres”, como quería Confucio, para devolverles su contenido a grandes palabras que se han vuelto vacías. Por ejemplo, justicia, libertad, paz, democracia, Constitución, y agregue el lector otras.

–¿A qué se asemeja la quema deliberada de una biblioteca?

–A lo que hacían los nazis. Los regímenes comunistas censuran o impiden la circulación de ideas y libros que no les convengan. Algo parecido a quemarlos. También en los países islámicos se aplican prohibiciones sectarias. Sólo la democracia tiene como esencia la libertad. Aquí aún no hay veto a libros, pero cada vez se encuentran menos. Varias librerías han cerrado; las que subsisten tienen que hacer esfuerzos inusuales para traerlos; escasea el papel; a los periódicos se les niegan las divisas para adquirirlo y así se les obliga a reducir sus páginas, lo que es inconcebible para un gobierno democrático. Parece que el actual gobierno desea que desaparezcan o comprarlos para que lo apoyen, como ha pasado con las televisoras y casi todas las radios. Democracia o barbarie, el título de un libro de Fernando Mires, lo dice todo. Pero tengo que resaltar, que no están quemando libros en una pira, aunque sí están incendiando universidades.

–¿Se está quedando el planeta sin poesía, o son estas nuevas formas de expresión, mediante mensajes de textos y los 140 caracteres del twitter, una suerte de haiku a través de los cuales se comunica en mundo actual?

–Mientras haya lenguaje y personas con sensibilidad, habrá poesía. Y sí, el Twitter ha incrementado la comunicación. Ofrece dos posibilidades: le da cabida a la creatividad y a la tontería. Si brota un haiku, es por obra del azar.

¿Por qué es necesario que el niño tenga contacto, desde temprana edad, con la poesía, tanto como se debe aprender la tabla de multiplicar?

–Las obras literarias enriquecen su lenguaje y los capacita para detectar el adoctrinamiento al que se le somete en la educación primaria y secundaria. También puede percatarse de que los totalitarismos construyen un ídolo para dominar la sociedad. Ver lo que es verdad y lo que es propaganda.

VIENTO EN EL ROSTRO

A sus 84 años, Rafael Cadenas aparece con la vestidura del sobreviviente de muchas catástrofes personales. Como estos estudiantes de hoy que no le temen al puño opresivo que baja por la avenida, él también apostó sus 23 años a la lucha contra la represión y a la caída de la dictadura perezjimenista.

Incluso, derribado el tirano e instaurado un nuevo ciclo político en la vida del país, se sumó al movimiento rebelde que prendió como una fiebre a una parte de la juventud venezolana, hasta que un largo exilio le condujo a reencontrarse con la poesía.

–Usted, quien en su juventud participó en actividades para derrotar la dictadura de Pérez Jiménez ¿qué cree que le está faltando a la oposición actual?

–Realmente no sé. Tampoco la critico. Tiene una paciencia admirable, no descansa, soporta mucho.

¿Por qué quienes ayer fueron dirigentes estudiantiles son hoy, en funciones de gobierno, cómplices silenciosos de detenciones de jóvenes, incluso menores de edad, por el simple hecho de protestar?

–Esa es una pregunta para hacérsela a ellos. Pueden contestarla y justificar su posición. A la mente le es posible explicar todo y quedar aparentemente bien.

–En medio del país herido por la incompetencia gubernamental y una violencia incontenible ¿cuál es el rol del poeta hoy?

–Estar, como decía Albert Camus, con los que padecen la historia; proteger el significado de las palabras en el sentido que ya le dije. Abogar por el respeto al prójimo, sea cual sea su credo. Contribuir a la unión de los venezolanos para crear un país sano; pues, como dice Teodoro Petkoff, el país está hoy enfermo, un país honesto, un país moderno. Desunidos no podemos hacer eso. Claro, esta postura es personal. Yo no puedo señalarle el rol a nadie. Hablo desde mi insuficiencia. Cada quien obedece a su sentir.

¿Por qué en los gabinetes de gobierno no hayr poetas y maestros de la misma forma como hay economistas e ingenieros?

–Creo que no durarían mucho allí, más bien deben estar estudiando, escribiendo, hablando, para servir a buenas causas.

Una línea de algún poema suyo que pueda describir la Venezuela actual.

–No recuerdo ninguna pero hay un verso de Eugenio Montejo que suelo citar: “Este país que no termina de enterrar a Gómez”.

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