Entretenimiento

Ramón J. Velásquez al pie del hormigón histórico

 

Sobrevivencia

 Mientras la albada anuncia nuevos amaneceres, ubicado justamente en el vértice de nuestro pasado colectivo, ilustre testigo de excepción, dispuesto a dar la mano de su bagaje y experiencias para hacer camino; líder nacional llamado a oír y ser oído, seguido, acompañado, en misión de patria, de origen, de espiga y de terrazgo, Ramón J. Velásquez, verdadero sobreviviente de esta llamarada, Venezuela, teñida por sus cuatro costados de diatribas, fracciones, enconos, recelos, descontento y esperanza, uno de los venezolanos que más ha contribuido a redimensionar el hormigón histórico de nuestro sueño patrio, de nuestro destino, signado hoy por la infinita largura de nuestros sueños y propósitos ciudadanos, nacionales, latinoamericanos.

Anhela que algún día antes que capricho, anarquía, vileza, rivalidad, presión social, económica, política, cultural; desconcierto, soborno, violencia, y delito; amiguismo, palacio y alpargatas; seudocaudillismo provinciano, peculado, influencias, celestinaje, fraude, corrupción, robo; despampanante industria de la ignominia, nuestra democracia sea, según sus propias palabras, “un estilo de vida nacional caracterizado por el riguroso equilibrio de cargas y ventajas entre los distintos sectores sociales y económicos, el mantenimiento del orden institucional y la sanción efectiva de quienes caen en faltas y delito,” dentro de una auténtica Seguridad de Estado, armados todos de mañana, buena patria, buen esfuerzo, buen tino, buen amanecer, buena palabra —creadora, reveladora—. De sobrevivencia en sobrevivencia, sin complejos, sin tapujos, provincia arriba, provincia abajo, patria adentro, a tiempo y a destiempo, fajado por nuestro Estado Social Naciente en plan de verdadera reconstrucción, consagración histórica.

Desde esta tierra de riquezas, desde este escenario o miseria de la conciencia, estamos convencidos de que nuestro insigne sobreviviente reconsiderará su pensar de ayer: “donde la patria empieza o se termina toda” al reconocer que si bien la patria empieza, no termina nunca como el mismo sol que nos alumbra: es del tamaño de nuestros sueños, pesares y añoranzas, con su tezón fincado en la envergadura de nuestra voluntad de ser, crecer, afirmarnos, proyectarnos. Porque podrá haber un pedazo de tierra bajo un pedazo de cielo, mas nunca el sueño pedazo solamente; porque “allí donde el hombre parece terminar, es donde probablemente comienza.” Como las patrias, esos sueños largos de las sombras que también comienzan donde parece que sus hombres o ellas mismas terminasen junto a los libertadores que van a rematar la redención de un mundodesde el Chimborazo con la eternidad. La patria, madre que mira desde la más cercana lejanía. La sombra antigua que a los hombres mira, que a las costas de la divina antigüedad nos ata.

Aliento histórico

 Biógrafo, historiador, consagrado ensayista, narrador esclarecido; sempiterno, curtido periodista, clásico definitivo consagrado en cristalina prosa que desemboca en fulgurante poesía… referencia ejemplar, modélica, emblemática, ya de la venezolanidad, ya de la tachirenidad, de suelo a cielo, pendiente de la pérdida y rescate de los valores supremos, impostergables, permanentemente, entre una y otra tribuna, desde uno y otro arado, ahonda en nuestras circunstancias. Delante de la conciencia en crisis en que nos desenvolvemos, no cesa de recordarnos que somos hombres entre hombres yendo y viniendo entre el vaivén de nuestros caprichos, virtudes, sobornos, complicidades.

 

Conteste con su inquebrantable fe por Venezuela, por el alma, la memoria nacional, por consubstanciarse con el hic et nunc de su tiempo y su devenir, nadie como Ramón J. Velásquez da razón a Mariano Picón Salas en cuanto a que “cada hombre, cada generación, debe encontrarse con sus propios reveses y librar su peculiar apuesta con el destino… conquistando su migaja de tiempo histórico.”  Sabe como William Niño Araque que “la crisis nacional no la supera ningún hombre… las crisis se superan  a partir de un cambio ético del pensamiento, en el que la individualidad da paso al buen deseo social y al maravilloso convencimiento de las responsabilidades asumidas y compartidas.”

Con meridiana claridad, nos advierte que el asunto es asirse, sentirse integrante de una generación, de un Proyecto y Proyecto Fundamental, definible por su realización y consagración dentro de una utopía concreta operante o practopía a medida humana, caracterizable por su efectividad, pertinencia e impacto, por su factibilidad o viabilidad, dentro del paradigma necesidad-responsabilidad, huelga decir, participación-intertextualidad. Hundirse, hurgarse, ser sentirse, serse. Reconocerse parte de una misma gesta creadora, de un mismo circuito, hormigón histórico integral, capaz de enlazar, hilvanar y armonizar vidas, proyectos y programas. Reinventarse y reinventar. Reencontrar la identidad perdida, el paso de victoria, el camino, el atajo, el aliento histórico que permita conquistar la Nueva Patria de cara al por venir. Integrar una unidad cultural en función del mejor rendimiento histórico, protagónico, en aras de un hombre, una patria y un mundo superiores.

Sustituir las baldías generalizaciones y enarbolar definitivamente los valores del alma nacional en tanto conjunto positivo de acumulaciones hereditarias, indispensables en la construcción y fundamentación de la voluntad nacional. Delante de toda truculencia, desmoralización, desesperanza, en un como renacimiento espiritual, tender hacia una cósmica integración a partir de un vigoroso sentir nacionalista de conciliación o convivialidad creadora.

Donde la patria empieza o se termina

toda, no cabe más que la palabra

hermano, lumbre para hacer la harina

con la que el sueño su espesura labra.

 

Hermano para alzarse en la colina

y rogar a la vida se nos abra

de par en par en claridad andina

hasta que algún lucero se entreabra.

 

Hermano en altibajos y alegrías

y en el canto febril de la belleza

y en la mesa frugal de la labranza.

 

Hermano en las tristumbres y acedías

y en el grito feroz de la pobreza

y en la desolación de la tardanza.


 

 

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba