Uruguay: De Melmoth a Oscar Wilde
(%=Image(4076413,»R»)%)Una de las figuras más encantadoras del mundo literario es, sin duda, Oscar Wilde. Todo para él fue parte de una magistral perspectiva estética de la vida que, lejos de las moralidades que sitúan al hombre en tanto ser social en un esquema de dicotomías (lo bueno y malo, lo blanco y lo negro), abría las puertas para un ejercicio quizá más humano y más honesto que cualquier puritanismo, hasta que sobre su espalda pesó la condena del absurdo: la cárcel.
Sebastián Melmoth fue el nombre que Wilde asumió a su salida de prisión. Desde allí se inaugura el discurso de uno de los monólogos más profundos y ambivalentes antes presenciado: “Esta noche… Oscar Wilde” (El rey de la vida), propuesta uruguaya protagonizada por el actor Pepe Vázquez y escrita por Jorge Denevi, bajo la dirección de Juan Antonio Saravi. La obra abunda en referencias al trabajo literario del escritor tanto como a sus polémicas y geniales frases que, al criticar los esquemas de valores de la sociedad victoriana, fueron preparando el terreno para la “muerte” de Wilde en su papel como “rey de la vida”.
Wilde proponía la vida en sí misma como una puesta en escena, de allí la coherencia con sus postulados estéticos y su desenvolvimiento como hombre, y su total pertinencia como trabajo escénico. Convertido en un espectáculo de genialidad, el escritor no pudo evitar herir el orgullo aplomado de la sociedad de su tiempo. El montaje de Uruguay juega, justamente, con los diferentes niveles de lectura que pudo despertar un personaje de la talla de Wilde para un público urgido de sensacionalismo. Así, de ser admirado y observado por su genialidad, Wilde se convirtió para la sociedad ya no en un artista sino en un morboso espectáculo que complacía las miradas indiscretas e hipócritas de un contexto puritano.
La propuesta de Uruguay en torno a este personaje partió de este carácter dicotómico: crítica de la sociedad burguesa, crítica del más solapado puritanismo, crítica de la prensa, crítica de la crítica, “Esta noche… Oscar Wilde” encarna de manera profunda una reflexión no sólo vigente sino compartida sobre los límites de la libertad individual en un contexto aparentemente complaciente, en lo que Wilde como artista se convierte en paradigma. No es una más de las reflexiones “morbosas” en torno a experiencia penal del escritor, es una manera de aproximarnos críticamente a las estructuras de nuestros juicios. Así, la magistral interpretación de Pepe Vázquez sobre Wilde nos remite, en última instancia, a nosotros mismos.
