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Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas: ¿Una Nueva Oportunidad?

El Marco

El pasado 3 de noviembre se llevó a cabo una reunión de mandatarios del Continente Americano a invitación del Presidente de los EEUU, luego de su anuncio de poco más de un año.

Esta reunión de Jefes de Estado se llevó a cabo en tiempos en que América Latina parece buscar nuevos rumbos y atraviesa por retos muy importantes en el campo político, económico y social que han potenciado otros ideales al estilo de gobiernos socialistas con control estatal. En contraste, los objetivos planteados en la cumbre convocada por Biden enfatizó el desarrollo e integración regional bajo un clima de libertades, democrático y comprometido con los temas del cambio climático y las migraciones, aspectos críticos en la actual coyuntura que atraviesa la región y el mundo.

Planteadas así las cosas, la convocatoria del Presidente de los Estados Unidos a una nueva Cumbre de Presidentes, denominada “Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas, parece abrir una nueva ventana común al desarrollo de las Américas. Con ello, se estaría relanzando el papel que ha jugado hasta ahora EEUU en América Latina y El Caribe, tan criticado por muchos y que rompería con aquella visión tan expandida de que América Latina era considerada “el patio trasero” de los EEUU.

Se plantea entonces si verdaderamente se abre una nueva oportunidad para Las Américas como un todo para alcanzar un objetivo común con beneficios para todos los países y con ello cambiar la significación de las relaciones entre EEUU y el resto de América.

¿Qué se planteó?

La iniciativa de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas fue lanzada por el Presidente Joe Biden en 2022 durante la Cumbre de las Américas con el propósito de superar la desigualdad económica y procurar la integración regional. Para ello, la iniciativa operaría bajo la premisa de ratificación del compromiso colectivo con valores comunes como la democracia, el estado de derecho, la diversidad y la inclusión, el trabajo digno y bien remunerado, la protección social y ambiental, los derechos laborales, los derechos humanos universales y las libertades fundamentales en las Américas.

Complementariamente, los mandatarios de Barbados, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, México, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay compartieron “una visión de un hemisferio más abierto, justo, inclusivo, sostenible y próspero” y contemplaron “un futuro más esperanzador para todos los pueblos de las Américas en el que economías dinámicas construyan sociedades más equitativas y los gobiernos democráticos, a través de instituciones eficaces, ofrezcan resultados para todos.” En tal sentido, reconocieron “la necesidad de acelerar las inversiones y el comercio inclusivos y sostenibles en la región, abordar la crisis climática y expandir oportunidades sociales y económicas”.

Para materializar los propósitos anteriores, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció “nuevas estrategias conjuntas que garantizarán la inversión de millones de dólares en proyectos sostenibles en América Latina, la formación de capital humano y soluciones migratorias”. También, se anunció la puesta en marcha de “esfuerzos redoblados” para movilizar recursos financieras, incluidos “miles de millones de dólares hacia la construcción de infraestructura sostenible”.

Con este planteamiento, la iniciativa estaría adelantada por el gobierno de EEUU conjuntamente con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para, entre otras razones, fortalecer “cadenas de suministro críticas” en la región.

De igual forma, se planteó, conjuntamente con México y Panamá, un fondo a ser invertido en soluciones climáticas, vía la emisión de los llamados “bonos azules y verdes”. Además, se lanzó la idea de un programa “acelerador” de capacitación para ayudar a futuros empresarios a desarrollar y financiar sus ideas. Canadá se uniría a la financiación y lanzamiento de este programa, mientras que Uruguay lideraría la creación de una red de “inversores ángeles” para movilizar capital de riesgo para el programa.

En definitiva, la iniciativa busca: 1) Fortalecer la competitividad e integración regionales;  2) Potenciar la prosperidad compartida y la buena gobernanza;  3) Construir una infraestructura sostenible;  4) Proteger el clima y el medio ambiente; y  5) Fomentar las comunidades saludables.  

Algunas Reflexiones para la Materialización de los Objetivos

  • En principio, la Iniciativa-Biden con los propósitos antes esgrimidos es positiva. Son los detalles, la negociación e instrumentación lo que definirá su viabilidad y éxito comunitario. Aquí está la apuesta de la Iniciativa-Biden.
  • A la presente iniciativa la han precedido importantes esfuerzos regionales en décadas pasadas, entre ellos la Alianza para el Progreso en 1961 y el Área de Libre Comercio de las Américas ALCA en 1994 en lo que sería la mayor área de libre comercio del mundo e integraría a todos los países del continente (excluida Cuba), antes de que en el año 2005 prácticamente quedase inhabilitada ante el planteamiento de sustituirla por una iniciativa que agrupara tan solo a países de América Latina y el Caribe,. En esa oportunidad se planteó la llamada Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP), un tratado de comercio para los Pueblos y una nueva forma de intercambio regional, que si incluía a Cuba y excluía a EEUU y Canadá. Después vendrían la constitución de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en 2008 y luego en 2012 la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). 

Es de señalar que la CEPAL llegó a referirse al ALCA como “el más importante acuerdo de integración regional firmado entre países desarrollados y no desarrollados con miras a establecer el libre flujo comercial entre sus economías.”

  • Bueno ha sido saber que la nueva cumbre de Mandatarios albergó una importante representación de países de todas las regiones de América (pese a la ausencia de dos grandes como Brasil y Argentina) y está abierta a la participación de todos los demás países, lo que ya de por si es un importante augurio. En otras palabras, no se separó o dividió a los países del norte (EEUU y Canadá) del resto de naciones.  
  • Por otra parte, llama y no llama tanto la atención el hecho de la ausencia de los tres países latinoamericanos más criticados por los EEUU respecto a sus restricciones a las libertades individuales, políticas, electorales y económicas, valga decir Cuba, Venezuela y Nicaragua. Cabría pensar que su incorporación a reuniones futuras dependerá de sus avances en estas materias, que incluso las han llevado a recibir sanciones internacionales. No obstante, la importancia económica (e incluso políticas) de estos países para los EEUU pudieran hacer que se den flexibilidades para sus participaciones futuras. Al final del camino de lo que se trata es de lograr avances para el desarrollo de toda la región en general y de cada uno de los países en un marco mínimo de convivencia democrática y bienestar colectivo.
  • Asimismo, habría que señalar que esta nueva reunión de mandatarios regionales es una respuesta al avance que ha tenido China en el sub-continente latino-americano, avance este que se vislumbra claramente en áreas muy importantes que van más allá de lo económico. Será interesante ver la pugna entre EEUU y China por una mayor influencia regional y que se engloba en el reacomodo de la geopolítica mundial. Para ello, indudablemente jugará un papel muy importante la apertura de caminos hacia la expansión del comercio y los flujos de inversión y financiamiento, pero también de acceso a minerales o bienes clave en beneficio de los países más avanzados. No obstante esto, también se presenta una interesante oportunidad para el progreso de los países latinoamericanos (y así debe ser aprovechada), siempre y cuando sean inteligentes en el manejo de este proceso, donde el delicado tema migratorio regional seguirá estando en el centro de las discusiones, pues es sinónimo de estabilidad o inestabilidad regional con sus consecuentes efectos. En este respecto, vale también acotar que los problemas y retos migratorios se están produciendo no solo entre las naciones del norte y del sur, sino también entre los propios países latinoamericanos, de allí la importancia de combatirlos de manera conjunta e integral.
  • Esta nueva iniciativa de EEUU abre un nuevo camino para alcanzar objetivos comunes de crecimiento económico, tocando aspectos clave de nuestros días mas allá del relacionado con los movimientos migratorios; es decir, el cambio climático, el financiamiento y el comercio como vías de cooperación y desarrollo solidario y unido, pero superando los obstáculos que hoy día presenta la región en términos de aceptación mutua entre los países por razones asociadas a sus diferencias en cuanto a sus orientaciones políticas. Pero, la materialización de los objetivos de la nueva iniciativa llevada a cabo por EEUU, igualmente se enfrenta a problemas políticos en ese país de cara a las elecciones presidenciales del venidero año que pudieran comprometer la continuidad de los actuales esfuerzos, particularmente si ganase nuevamente el expresidente Donald Trump (republicano), a menos que hubiese una continuidad (que no puede avizorarse ahora) con la política de Biden (demócrata).

Una Nueva Oportunidad

En todo caso, debemos concluir que pese a los pros y contras que existen con la iniciativa de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas, esta se presenta como una nueva oportunidad para el continente en el camino de avanzar de manera inclusiva en sus  propósitos cooperativos para hacer del continente una región mucho más desarrollada y mucho más equitativa.

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