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Atrapado en Venezuela

Antonio José Monagas

Aunque la sensación de verse o sentirse infiltrado en el fondo de una riesgosa situación no es igual a vivirla, las realidades no parecen decir lo mismo. Sobre todo, en medio de realidades dominadas por la inseguridad, la violencia y las penurias que producen el hambre o las precariedades que confronta una salud desatendida. Es el mismo efecto que ocurre al verse atrapado en el fragor de cualquier circunstancia que impida moverse con la libertad a la que es inherente la vida de todo ser humano. Y que bien explica la teoría política el término “libertad”, al margen de que tan conocida palabra tenga una marcada connotación eufemista pues ha sido bastante manipulada para encubrir oscuras intenciones.

Cualquiera pudiera sentirse atrapado en el tiempo, o atrapado sin salida en el interior de alguna espinosa situación. Sin embargo, las realidades evidencian la diferencia que se da entre sentirse o estar atrapado lo cual, en la actual Venezuela, es casi igual. Así ha estado ocurriendo desde que el gobierno central, apelando a la radicalización de su “revolución bolivariana”, convirtió a esta país en una horrible prisión. Razón por la cual luce casi lo mismo sentirse atrapado, o estar atrapado.

El resultado de cualquiera de ambas situaciones, lleva a quien padezca estas condicionantes a reducirse al momento de expresar o irradiar ideas e impulsar acciones que comprometan la restauración y afianzamiento de un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia. Solamente un individuo en libertad, puede valerse de sus capacidades para coadyuvar a lo que exige la reconstrucción de un Estado democrático.

Cabe todo lo arriba mencionado a propósito del problema de verse o sentirse atrapado en esta Venezuela. Particularmente, en medio de la situación que cruda y fuertemente está viviéndose en el marco del extremado éxodo de venezolanos. Además, vale señalar que es el más traslúcido indicador de la crisis que agobia al país. Y es que un país que conlleva tan drástica emigración, no puede hablar de otra cosa distinta que del grado de conflictividad y carencias que lo caracteriza. Y tristemente, es el caso Venezuela.

De ser un país que acogió migraciones de distintos destinos y que bien fueron factor de apoyo al proceso de construcción de la Venezuela del siglo XX afincada en la modernidad que la distinguió como referente económico, político y social, pasó a convertirse en una nación que incitó una forzada expatriación de sus hijos. Todo pareciera que el país fue desplazado del mapa que sirve a la geopolítica para situar y calibrar las disposiciones que ostenta una nación en función de sus necesidades y demandas en lo económico, político y social.

A decir por las penurias y calamidades que hoy azotan a Venezuela, el desarrollo que fue razón de orgullo en la década de los sesenta y setenta, fundamentalmente, hizo que se congelara en el tiempo. Hizo que sus capacidades se desactivaran hasta inmutarla mediante una enardecida parálisis de sus fuerzas productivas. Todo, a consecuencia de un esquema económico enlodado por argumentos proselitistas y populistas que no han conducido a otro destino que el situado en otras realidades nacionales. En países que, de alguna manera, han comprendido lo que produjo el colapso que tiene retenido en el tiempo a Venezuela. Porque no es justo que ahora los venezolanos deban vivir del remiendo. Sobre todo, luego que el alto gobierno, lejos de animar el trabajo rendidor, productivo y pujante, sólo provocó polvos que trajeron lodos.

Aún cuando muchos venezolanos han quedado atrapado en medio de la desgracia animada por el socialismo del siglo XXI, hay quienes han abierto las ventanas que permiten que el sol resplandezca al interior de sus vidas alumbrándole proyectos y expectativas. No obstante, a pesar de tan difíciles condiciones, otros tantos siguen buscando no quedar apresado por dogmas ideológico-políticos nocivos a la idiosincrasia que define al venezolano en sus más legítimas actitudes solidarias. Sin embargo, las realidades son inexorables ya que muchos siguen atrapado en Venezuela.

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