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Calderón Berti

La destitución de Humberto Calderón Berti de la embajada de Venezuela en Colombia dejó al país atónito. Tirios y troyanos se quedaron con la boca abierta, ante lo que calificaron como “un descomunal error” por parte del presidente de la Asamblea Nacional y designado por ésta como presidente de la nación, Juan Guaidó.

Calderón Berti es uno de los políticos más experimentados de Venezuela, ocupó cargos ministeriales, fue presidente de Petróleos de Venezuela, uno de los dirigentes políticos más respetados, más alabados y más éticamente correctos del país.

Su designación como embajador fue aplaudida por muchos, y ahora su desincorporación por “cambios en la política exterior” anunciado por Guaidó despertó el aborrecimiento de más de uno.

Ahora bien, a pesar que Guaidó agradeció a Calderón Berti su trabajo al frente del equipo diplomático venezolano en Bogotá, aquél no se quedó en silencio sino que empezó a hacer público una serie de datos que han estremecido a la opinión nacional y hecho tambalear al ya agotado liderazgo de Guaidó.

Calderón Berti dijo que ordenó una auditoria en Monómetro, uno de los activos venezolanos en el exterior más importantes después de Citgo, debido a que la directiva  designada por el Gobierno de Transición no contaba con la capacidad, técnica, profesional y reputación para dirigir a la empresa.

“Los partidos metieron gente no calificada”, esta fue la afirmación esbozada por el exembajador en la explicación de su salida, y agregó que “metieron a gente  de poca reputación que luego sacaron, pero ya el mal estaba hecho”, subrayó.

De acuerdo con la versión de Calderón Berti esta fue una de las razones que movieron a Juan Guaidó a destituirlo de sus funciones; además esto explota a la par del escándalo que salpica al diputado Freddy Superlano, quien tuvo que separarse de la presidencia de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional para facilitar una investigación del caso.

Lo cierto es que el país pierde a un gran representante diplomático como es el caso de Calderón Berti y éste, sin duda alguna, deja un vacío en la política de lucha de la oposición venezolana, que dudo que sea llenado por ningún otro, o por muy pocos si somos generosos.

Desde estas líneas hago votos para que la fuerza de las convicciones democráticas de Calderón Berti, su intelecto, su capacidad de trabajo se mantengan al servicio de esa Venezuela que necesita de todos sus hijos, que necesita que cada uno de los venezolanos den lo mejor de sí para construir un mañana mejor, de prosperidad, crecimiento, desarrollo y tranquilidad.

Y, además quisiera pedirle a voces como la de los colegas Carla Angola y Rafael Poleo que cesen en sus ataques políticos, personales e injustos en contra de Calderón Berti.

Si quieren defender a Guaidó háganlo, sin menospreciar la calidad moral del exembajador. Y por favor, sobre todo Poleo, emplee argumentos válidos y sinceros no cometa el error de acusar a otros de sus propias vilezas.

¡Para mí, el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!

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