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¿Cómo se puede lograr una salida negociada?

Miguel Molero

Uno termina por no entender algunos aliados de Venezuela y menos algunos hombres de nuestro liderazgo, en la lucha por encontrar una salida a la compleja y desesperante situación política del país. Pareciera como si a estos aliados al igual que algún liderazgo del país, se les hubieran atrofiado las neuronas. Como si los músculos que rodean las carótidas se les hubiesen bloqueado y el paso de sangre no fuera suficiente y les provocara una isquemia cerebral perdiendo la conciencia. No de otra manera se entiende declaraciones como estas: “Tenemos que tomar en cuenta que no vamos a solucionar el problema de Venezuela sin abordar el tema de Cuba” (Carlos Trujillo, embajador de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos).

El 19 de mayo del 2017 la web analítica.com me publico un artículo donde planteaba lo siguiente: “He venido insistiendo desde el 2002 en esta columna con necedad, que la dirección política y el destino económico y social de Venezuela se discute y se dirige desde la Habana, vale decir, que las estrategias más importantes en estas materias se deciden en Cuba. Venezuela he insistido, constituye para la Habana un grillete geopolítico importante en la búsqueda de una negociación con los EE.UU. en función del levantamiento del embargo económico, es decir, el interés de La Habana por Venezuela no se circunscribe en un problema de más o menos barriles de petróleo como han apuntado algunos respetables analistas en Venezuela y en el exterior. Entendemos esta situación, o continuaremos errando en nuestras estrategias”. Si es verdad, que una salida negociada a la compleja realidad política de Venezuela, pasa por Cuba. (Como lo había entendido la administración de Obama), como es entonces que la administración de Trump activo el 4 de marzo de este ano la aplicación parcial del título tres de la ley Helms-Burton la cual venía siendo suspendida por los sucesivos presidentes de los EEUU desde su promulgación en 1996; Esta medida conspira contra una salida negociada en Venezuela y la misma no es más que un ataque violento contra Cuba que perjudica la paz y la estabilidad mundial. Veamos por qué afirmamos esto.

Leamos dos parágrafos del discurso del Presidente Obama el 22 de marzo de 2016 en su histórica visita a la Habana: “Con el paso de las décadas nuestros Gobiernos se quedaron estancados en una confrontación aparentemente interminable, librando batallas a través de terceros. En un mundo que se rehízo a sí mismo una y otra vez, el conflicto entre Estados Unidos y Cuba era una constante. Yo he venido aquí a enterrar los últimos remanentes de la Guerra Fría en las Américas. Yo he venido aquí a extender una mano de amistad al pueblo cubano” (…) “Como Presidente de Estados Unidos, he exhortado a nuestro Congreso a levantar el embargo. Es una carga obsoleta sobre el pueblo cubano. Es una carga para los estadounidenses que quieren trabajar y hacer negocios o invertir aquí en Cuba. Es hora de levantar el embargo” Como podemos darnos cuenta, esto contrasta con la posición que hoy asume Donald Trump.

Pero no es solo contra Cuba que Trump radicaliza su posición, es también contra otros países aliados del régimen de Maduro. Trump desconoce el acuerdo nuclear con Irán que EEUU firmara el 14 de julio de 2015 en Viena, conjuntamente con Alemania, Francia, Gran Bretaña, China y Rusia. A partir de Octubre de 2017 Trump se negó a certificar el informe trimestral de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), y no solo afirmo que Irán no respetaba lo acordado, cosa contraria a lo que afirmaba la OIEA, y remite entonces al Congreso de los EEUU el tema, pidiendo además que se vuelvan aplicar sanciones a Irán.

Esta medida tiene muy incómodo a países de Europa que vieron positivamente la integración de Irán como miembro pleno de la comunidad internacional, sobre todo por las posibilidades de realizar negocios en un mercado de 80 millones de habitantes, con una importante posición geopolítica y las terceras reservas mundiales de Gas.

Más recientemente (12 de Junio 2019) y sin evidencias conclusivas, el secretario de Estado, Mike Pompeo imputa a Irán la autoría de los incendios de dos barcos petroleros en el Golfo de Omán, cerca del superestrategico estrecho de Ormuz, uno japonés y otro noruego, lo cual profundizo las tensiones de EEUU contra Irán.

Lo que uno no entiende de estas imputaciones de Mike Pompeo, es como Irán podría cometer la estupidez de provocar el cierre del libre tránsito del petróleo por el estrecho de Ormuz, en momentos cuando más necesita de divisas debido al bloqueo que le ha declarado la administración de Trump.

Ante las acusaciones de Pompeo y de Trump, el presidente iraní Hasan Rohani recibió el apoyo de Xi-Jinping y de Vladimir Putin, presidentes de China y de Rusia respectivamente. Putin manifestó que el responsable de la desestabilización de la región es Washington por romper el pacto nuclear.

Las reflexiones anteriores nos llevan a interrogarnos de cómo se puede lograr una salida negociada a la compleja situación política de Venezuela, si los EEUU que ha venido hasta “liderando” el apoyo internacional a nuestro país, asume estas políticas contra los aliados internacionales del régimen de Maduro.

He venido sosteniendo desde el 2002, que mientras no se entienda que Venezuela entró a formar parte importante de la lucha por un Nuevo Orden Mundial, no lograremos atinar en la construcción de una política coherente y creíble, frente al régimen. Mientras no se entienda además, que el Sionismo Mundial Capitalista (SMC)  va tensar la cuerda en la lucha por un NOM, hasta amenazar con una ‘hipotética’ Guerra Nuclear como estrategia para doblegar a China, estaremos perdidos. Una muestra de ello, es que la política exterior de Trump tiene mucho que ver con los intereses del SMC. Después del fin de la Guerra Fría un grupo significativo de judíos sionistas estadounidenses (Paul Wolfowitz, Richard Perle, John Bolton, Elio Cohen, Lewis Libby, Dov Zekheim, Stephen Carbone)   participaron de un proyecto conocido como el “Nuevo Siglo”. Otros son Sheldon Adelson un magnate de casinos en la Vegas que lidera los protestantes-sionistas, Jabad Lubavitch líder de los votantes evangelistas, Jason Dov Greenblat quien fue vicepresidente ejecutivo y director legal de Donald Trump y The Trump Organization. Levi Shemtov quien es vicepresidente ejecutivo de American Friends of Lubavitch en Washington, es a su vez fundador y presidente del Capitol Jewish Forum, uno de los grupos judíos más grandes de los EEUU, Mike Pence es el actual Vicepresidente de los EEUU, es un evangelista conservador y un sionista cristiano que usa creencias religiosas para ponerlas en práctica dentro de su accionar político, Pence, es un hombre tiene un creciente vínculo con el ultranacionalismo israelí.

Como podemos darnos cuenta pues, el Sionismo y Trump conspiran con una salida negociada del conflicto político en Venezuela.

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