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El 18 de octubre

El libro “El 18 de Octubre de 1945”, cuyo autor es Marco Tulio BruniCelli, que se bautizó en el Centro Cultural Chacao, es un gran trabajo de investigación e interpretación del histórico acontecimiento. Ese día se cerró el ciclo político que en nuestra historia republicana se había iniciado con Cipriano Castro en 1999. El pueblo venezolano que, con la boca tapada, estaba arrinconado en la galería de un oscuro silencio, pasó a ser protagonista.

En 800 páginas, con análisis y conclusiones apoyados en irrebatibles fuentes documentales, BruniCelli pasa revista al panorama de la crisis militar y política, agravada por la reforma constitucional 1944-1945 y el problema de la sucesión presidencial prevista para 1946, que condujo al país al estallido revolucionario de octubre.

Cuando se discutió en el Congreso Nacional aquella reforma que negaba el sufragio universal, directo y secreto para elegir el Presidente de la República y los Cuerpos Legislativos porque, según la tesis positivista, “el pueblo no estaba preparado” y había que legislar “de acuerdo con la realidad venezolana”, Andrés Eloy Blanco, como lo recuerda BruniCelli, rebatió esa posición diciendo que es cierto que la nación “está llena de realidades indeseables”, pero que ya era hora “de que las leyes empiecen a dictarse, no de acuerdo con la realidad venezolana, sino en contra de la realidad venezolana” y “en pro de una realidad deseable”. También recordó que, cuando era estudiante de Ciencias Políticas, el doctor Gil Fortoul, no obstante su adhesión al positivismo, les dijo que “la Constitución es un molde frágil que estalla en mil pedazos cuando no basta a contener las aspiraciones políticas de un pueblo”. En la reforma constitucional antes mencionada quedó sembrada la semilla de la rebelión que reventó después el molde político existente.

AD, que en junio de 1945 había sido invitada a conversar por la Unión Patriótica Militar, hizo grandes esfuerzos para evitar la insurrección militar que estaba en marcha. Primero, apoyó la candidatura oficial de Diógenes Escalante, quien había ofrecido a Betancourt y Leoni auspiciar en los dos primeros años de su gobierno una reforma constitucional que estableciera el sufragio universal y se pasara de inmediato a la elección popular del presidente. Segundo, frustrada la candidatura por la enfermedad de Escalante, activó tres mecanismos para detener la conspiración militar: presentación de una salida conciliadora en conversación personal que se realizó entre Gallegos y el Presidente Medina; una solicitud a López Contreras para que interviniera en la solución de la crisis; y, por último, dirigió una carta pública el 13 de octubre, cinco días antes del estallido militar, al PDV y a los demás partidos proponiéndoles que en 1946 el Congreso eligiera un presidente extra-partidos, se hiciera una reforma constitucional que estableciera el sufragio universal, y en una fecha convenida se realizara una consulta electoral directa para escoger el Presidente de la República.

El 16 de octubre el PDV respondió públicamente a AD rechazando la propuesta. Dos días después, estalló la revolución. La historia no espera.

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