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El laberinto cromático de Cruz-Diez

Es tal el condicionamiento cultural de la sociedad, imponiendo una visión del color asociado a las formas, que si abordamos el  fenómeno del color sin significados preestablecidos y sin anécdotas, podemos despertar mecanismos de percepción más sutiles y complejos que los que hemos aprendido tradicionalmente. Carlos Cruz-Diez

 

Carlos Cruz-Diez © Photo: Atelier Cruz-Diez / Lisa Preud’homme © Adagp, Paris 2019

En esta primavera, la Patinoire Royal-Galerie Valérie Bach, exhibe en Bruselas Labyrinthus, una interesante selección de obras de Carlos Cruz-Diez: Physichromies (1959/2019), Transchromies (1965/2019) y Chromointerférences Spatiales (1964/2019). De este conjunto, se destaca le Labyrinthe de Transchromie, una ambientación de grandes dimensiones (293 m2) y un recorrido que transforma la realidad circundante del espectador. Como en todas las propuestas de Cruz-Diez, el observador, a través de sus propios medios perceptivos, descubre en ellas su capacidad para crear colores que no están presentes en el soporte de la obra.

Carlos Cruz-Diez (1923), ha desarrollado su discurso plástico gravitando alrededor de ocho investigaciones emprendidas desde 1957: Couleur Additive, Physichromie, Induction Chromatique, Chromointerférence, Transchromie, Chromosaturation, Chromoscope y Couleur dans l’espace, ampliando las nociones sobre el color y demostrando que la percepción del fenómeno cromático no está asociado a la forma. Para el artista, el color es una realidad autónoma y evolutiva, cuya existencia no depende de soporte alguno.

En 1960, al establecer su taller en París, sus propuestas se integran a las tendencias de la Abstracción Geométrica y a la corriente Cinética, que aglutinaron a grandes figuras del arte contemporáneo en Europa. Desde entonces, Cruz-Diez es considerado uno de los más destacados pensadores del color de los siglos XX y XXI, sus obras forman parte de las colecciones de los más importantes museos del mundo. Sobre su obra, Jean Clay afirma: “los hallazgos y propuestas de Cruz-Diez, dejan atrás las ideas establecidas sobre el color cultural, ligado a los sistemas de organización mental del siglo XX”.

Tuve la oportunidad de conversar con el maestro Cruz-Diez, quien a sus 95 años no cesa de inventar y trabajar en nuevos proyectos.

P: En relación a esta exposición, hay dos elementos significativos, el título Labyrinthus y el hecho de realizarse en la Patinoire Royal, antigua pista de patinaje. ¿Cómo concibió esta obra y el por qué del título?

R: La Galerie Valérie Bach me invitó a intervenir en los espacios de esta antigua pista de patinaje y monumento histórico de la ciudad de Bruselas. Debido a sus dimensiones, les propuse un Labyrinthe de Transchromie. Se trata de una obra interactiva, que permite al observador intervenir y percibir las variaciones cromáticas que provocan variadas combinaciones de colores sustractivos que se originan a partir de la superposición de paneles de vidrio transparentes de colores y que se modifican por el desplazamiento de la persona, por la intensidad de la luz y los colores del ambiente. Las láminas de vidrio de colores (Verre Teinté, Stainless Glass), debido a su transparencia, propician la contemplación del entorno modificado por el fenómeno de la substracción.

P: ¿Cual es el origen de las Transcromías?

Carlos Cruz-Diez, Labyrinthus, La Patinoire Royale-Galerie Valérie Bach, Bruxelles, 2019.
© Adagp, Paris 2019 © Photo: Courtesy La Patinoire Royale_Galerie Valérie Bach / Anne Greuzat

R: Comencé a trabajar en ellas en 1965, desde entonces, he realizado una variedad  de obras que ponen de manifiesto la condición sustractiva del color. Me explico, cuando miramos a través de los vidrios transparentes de colores, notamos que las tonalidades de personas y objetos del entorno se transforman con gamas menos luminosas que las originales debido a que estamos restando o sustrayendo la luz. Mis ambientaciones cromáticas ayudan a que la persona recree la realidad de su entorno, ya que es tal el condicionamiento cultural de la sociedad, imponiendo una visión del color asociado a las formas, que si abordamos el fenómeno del color sin significados preestablecidos y sin anécdotas, podemos despertar mecanismos de percepción más sutiles y complejos que los que hemos aprendido tradicionalmente.

P:  Aparte de un “descondicionamiento” como usted lo denomina, sus obras proponen un diálogo con el color…

R:  Siempre he sostenido que el arte es para la gente, para el disfrute del espíritu, por eso hago obras participativas, es decir, que incluyen a las personas en su creación. En esta obra, el espectador decide no solo por dónde entrar y salir, sino también el trayecto a seguir a través del laberinto, así como los colores que desea combinar en su trayecto, transfigurando así la luz y el entorno.  Efectivamente un diálogo se establece entre el observador y la obra. En el trayecto a través del laberinto cromático, mientras más colores mezclamos distintas tonalidades aparecen y en forma simultanea los espectadores adquieren una doble función, la de “actores” y “autores” de un acontecimiento cromático en un tiempo y espacio reales.

P:  ¿El color despierta sentimientos en el observador?

R:  Así como he logrado en todos estos años la apertura de la pintura al mundo, al llevar el color al espacio, sin soporte y sin anécdota, revelándolo de una manera inédita, mi obra se afirma por igual en el concepto de que el color despierta resonancias afectivas y los sentimientos transforman al individuo y a su entorno, contribuyendo así a revolucionar la percepción no solo del color sino del arte y la vida de la gente.

Carlos Cruz-Diez, Labyrinthus, La Patinoire Royale-Galerie Valérie Bach, Bruxelles, 2019. © Adagp, Paris 2019 © Photo: Courtesy La Patinoire Royale_Galerie Valérie Bach / Anne Greuzat

P: ¿Podría resumir sus propuestas de estos últimos sesenta años?

R: El concepto o punto de partida de mi obra, es el carácter sustantivo del color. El color tiene un valor intrínseco que le permite afirmarse a sí mismo mediante sus comportamientos y ambivalencias. En todas mis obras, sean Transcromías, Fisicromías, Color Aditivo o Inducciones Cromáticas, demuestro que el color, al interactuar con el observador, se convierte en una realidad autónoma y evolutiva, capaz de invadir el espacio sin anécdotas, desprovisto de símbolos, sin tiempo ni ayuda de la forma y aún, sin ningún soporte, como experimentan las personas dentro de las Cromosaturaciones.

Las obras de Cruz-Diez no solo se observan con los ojos, sino también con el cuerpo. Las personas al desplazarse permiten que surjan nuevas gamas de color, otorgándole al espacio y al tiempo funciones inéditas. De allí que, Arnauld Pierre en À travers la couleur, refiriéndose a la Transchromie, expresa: “Cruz-Diez establece nuevas modalidades de la percepción del color, provocando una experiencia corporal más completa a través de la percepción absolutamente única y contingente de cada espectador físicamente involucrado en la duración de su propia experiencia».

Por su parte, Valérie Bach et Constantin Chariot hablan de su experiencia al penetrar en esta obra: «El Labyrinthe de Transchromie aquí construido es una invitación para uno enfrentarse a sí mismo, a su percepción y a la transparencia hacia el otro. Este laberinto no es tal, no es cerrado, no asusta, en realidad es un lugar de convergencia y encuentro, donde la humanidad que se haya en busca de significado y apertura puede comunicarse en color, compartiendo sensaciones. Cuando uno entra en este laberinto, el otro no está ausente: uno lo percibe con una particular nitidez, donde sea que se encuentre. Esta Transchromie es una posibilidad de compartir y de intercambiar sentimientos, de apertura y tolerancia, y así alcanzar lo justo y lo bello. Cuando el espectador entra libremente en el color y se siente transformado mental y espiritualmente al salir ¿…Acaso no es una de las propuestas más generosas e inmensas para un público al que Cruz-Diez no ha cesado de encantar y sorprender durante toda su vida de artista?».

[email protected]

www.edgarcherubini.com

@edgarcherubini

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La Patinoire Royale | Galerie Valérie Bach

Rue Veydt, 15
1060 Bruxelles Belgique

www.prvbgallery.com

L’exposition : du 26 avril au 27 juillet 2019

[email protected]

www.cruz-diez.com

 

 

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