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Entrevista a Patricia Miloslavich – Bióloga Marina

Me duele ver a través de documentales, artículos de prensa, videos y otras fuentes de información cómo se destruyen ecosistemas maravillosos y cómo nuestras acciones en muchos casos hacen peligrar nuestra propia subsistencia.  Me interesa el tema de la sustentabilidad.  Debería ser tan fácil enseñar a cuidar lo nuestro y entender que tenemos esa responsabilidad.  Sin embargo, ya sea por ignorancia, por falta de información adecuada, por negligencia o por actitudes dolosas, seguimos dañando nuestro hogar, nuestra tierra, el lugar donde vivimos y que nos provee el alimento para nuestros cuerpos y para nuestras almas.  Hace algún tiempo escribí un artículo titulado: “Protejamos Nuestras Estrellas de Mar” http://espirituenmovimiento.org/protejamos-nuestras-estrellas-de-mar/

Me gustaría saber en qué estado está el tema de los pepinos de mar y de las estrellas de mar en Morrocoy.  Hay tanto que debemos aprender y por eso es importante compartir el conocimiento de quienes saben más, de quienes se interesan y estudian e investigan para conocer más a fondo los problemas y poder diagnosticarlos adecuadamente.

Siguiendo mis ansias de compartir información y de aprender, acepté con mi amigo, José Félix Díaz Bermúdez, ser productora de un programa de sustentabilidad.  Grabamos cinco programas que pensamos compartir por vía escrita para que también sean  accesibles en esta forma.  En uno de estos programas tuve la oportunidad de hablar con Patricia Miloslavich. Me la refirió una excelente amiga, también bióloga, quien ahora vive en Guatemala.

Contacté desde Caracas a Patricia, quien egresó de la Universidad Simón Bolívar (USB) como bióloga en 1987 y obtuvo un PhD en oceanografía en 1995 en la Universidad de Québec, Canadá.  Patricia dirigió el Laboratorio de Biología Marina de la USB y fue fundadora del Centro de Biodiversidad Marina de esta universidad.  Ella ha recibido diversos premios por su trayectoria y sus trabajos de investigación.  Luego de 5 años en Australia coordinando las actividades del Panel de Biología y Ecosistemas del Sistema Global de Observación (GOOS) de la Comisión Oceanológica Intergubernamental, actualmente se encuentra en los Estados Unidos de América, siendo la Directora Ejecutiva del Comité Científico de Investigaciones Oceánicas (SCOR).

Empecé con mi primera pregunta lo que después se convertiría en una fluida conversación que transcribo a continuación.

Patricia, ¿cómo surgió tu amor por la Biología Marina?

“De muchacha y de adolescente me gustaban muchísimo los libros de Jacques Cousteau. Tenía la colección de libros de tiburones, delfines, ballenas, arrecifes y, además, tenía una revista que salía cada dos meses y que se llamaba Calypso Magazine.  Mi papá me había regalado la suscripción y me encantaba.  Así que yo fui una de esas personas inspiradas por Jacques Cousteau.  Cuando me llegó la hora de estudiar en la universidad, quería estudiar Biología Marina.  Yo vivía en la Urbanización El Placer, que era una urbanización bastante nueva.  Estaban construyendo la Universidad Simón Bolívar al lado.  La universidad no tenía Biología Marina pero sí tenía Biología. Eso fue suficiente.  Empecé a estudiar Biología y en lo que pude comenzar a estudiar materias de Biología Marina lo hice.  Fue muy importante para mí la figura de un profesor, Pablo Penchaszadeh, argentino, que estaba en Venezuela y que fue quien realmente abrió la rama de la Biología Marina en la USB.  Yo ya tenía un año de materias de carrera y vi un cartel que decía que se ofrecía un trabajo dirigido en reproducción de pepinos de mar. No sabía mucho lo que eran los pepinos de mar pero como eran marinos me dije a mí misma: “Esto es lo mío!”.  Así, comencé a trabajar junto con el profesor Pablo, inicialmente tratando de hacer reproducción de pepinos y luego reproducción de caracoles que fue en lo que más trabajamos.  De ahí seguí.  Hice una tesis en el área de Biología Marina, en Morrocoy, y en el canal de toma de la Planta Termoeléctrica de Planta Centro.  Allí seguí llevando a mis estudiantes para investigaciones de campo por los 25 años que trabajé en la USB

porque era un ecosistema fantástico.

Uno de los objetivos que tenemos es que la mayor cantidad de información y de datos que se colectan se hagan de libre acceso.  Los datos de biodiversidad marina global están siendo almacenados en una base de datos que se llama el Sistema de Información de Biodiversidad del Océano.  Las siglas en inglés son OBIS (Ocean Biodiversity  Information System). Este sistema OBIS se creó con el programa internacional del Censo de la Vida Marina que se creó para estudiar la diversidad, distribución y abundancia de la vida marina pasada, presente y futura en la década del 2000 al 2010.  En este programa participaron cientos de investigadores, se publicaron miles de publicaciones, y se descubrieron cientos de especies nuevas. El programa estaba enfocado en todos los sistemas marinos del mundo, desde zonas muy someras y costeras hasta el océano abierto y hasta zonas muy profundas.  Tenía varios sub-proyectos.  Todos los datos que se colectaban en este programa del Censo de la Vida Marina iban a este sistema georreferenciado de OBIS.  A medida que se iba a acabar el programa en el 2010, OBIS pasó a formar parte de la Comisión Oceanológica Intergubernamental de la UNESCO y hoy en día tiene sus oficinas en Bélgica y funciona bajo el International Oceanographic Data and Information Exchange (IODE).

Una de las ventajas de tener todos los datos en un mismo sitio es que se puede obtener una gran cantidad de información tanto para responder preguntas científicas de diversidad y distribución de especies como para el manejo de los recursos.  Buscas en cualquiera de tus buscadores en internet OBIS o directamente entras a la página web www.iobis.org.  Se pueden hacer búsquedas con filtros por especie, por zona económica exclusiva, por grupos taxonómicos, o puedes hacer tu propio mapa (shape file).  Para los tomadores de decisiones en esta materia o para quienes tienen que presentar información en cada uno de los países que han firmado el Convenio de Biodiversidad  Biológica y tienen que reportar el estado de su biodiversidad, esta fuente es muy importante.  OBIS es un sistema que en estos momentos tiene millones de reportes, cubre aproximadamente 140.000 especies marinas y tiene información geo referenciada con latitud y longitud del lugar de cada hallazgo.  Esto está siendo expandido para que se puedan incorporar nuevas formas de recolección de datos que incluyen imágenes, videos y sonido.  OBIS está apoyando al Sistema de Observación Global del Océano (GOOS), que es otro programa bajo la Comisión Oceanológica Intergubernamental que tiene como objetivo monitorear variables esenciales del océano en todas partes del mundo de manera estandarizada, incluyendo variables físicas, químicas y biológicas.  Así, OBIS ha tomado la responsabilidad de incorporar los datos que vienen a través de los monitoreos de biodiversidad marina de las variables esenciales biológicas que se hacen a través del Panel de Biología y Ecosistemas de GOOS.

Tu pregunta, Maritza, con respecto a las medidas que se pueden tomar en estos momentos para minimizar el impacto humano en los mares es muy relevante.  Aplica no solo a los mares sino a todo el planeta.  Los principales problemas que afectan el medio marino en estos momentos, los más graves, son la alteración o destrucción de los hábitats y ecosistemas, la explotación no sustentable de especies marinas, el cambio climático que ha generado un aumento de la temperatura y problemas de acidificación, la contaminación, y la introducción de especies invasoras que suelen tener un efecto negativo sobre las especies locales.  Estos grandes problemas y grandes presiones actúan de manera sinergística haciendo que el efecto adverso de cada uno sea aún más fuerte.  ¿Qué podemos hacer nosotros para evitar cada uno de ellos?.  Lo primero es tratar de ser más ecológicos.  Tratar de llevar una vida que produzca una menor cantidad de producción de carbono, por ejemplo, usando menos el carro y más el transporte público y también intentar generar menos deshechos. Si cada uno de nosotros hace pequeños cambios eso puede dar grandes resultados.  El punto sería minimizar nuestra huella y nuestro impacto sobre los ecosistemas.  Sería importante concientizar que no necesitamos todo el tiempo cosas nuevas.  Reducir, reusar y reciclar sería una buena fórmula para resumir lo que debemos hacer.  También es importante mantener los hábitats y cuidar los que existen como los bosques de manglar, las praderas de mantos marinos, los arrecifes de coral que son ecosistemas sumamente valiosos porque albergan una gran biodiversidad y proveen de una gran cantidad de servicios.  A medida que se altera su funcionamiento o se destruyen, todas las especies sufriremos las consecuencias.  Cada especie tiene una función en el ecosistema. Estas funciones incluyen ser parte de la trama alimentaria, el ciclaje de nutrientes, servir de zonas de refugio y crianza de otras especies (por ejemplo los pastos marinos y los manglares), la producción de oxígeno (el fitoplancton, pastos marinos), la filtración de partículas y sedimentos en el agua, la estabilización de los sedimentos, etc. La desaparición de especies generará efectos de desbalance en la trama trófica, ya sea desde su base en los productores o desde su tope con los depredadores en un efecto de cascada. Esto alterará el número de individuos en cada nivel y pondrá aún más presión en los ecosistemas. Las pérdidas de especies que construyen ecosistemas tendrá efectos aún más graves, ya que se afecta un número mucho mayor de especies que viven de estos ecosistemas. Cada especie tiene su lugar en el mundo y cada una cumple una función.  Al destruirse el equilibrio se afectará la vida de las que quedan.

Debemos desarrollar la conciencia ecológica para aprender a dejar menos huella en nuestro ambiente.  Todo esto debe venir acompañado de una educación ambiental.  Es muy difícil cambiar si a uno no le explican el valor de los ecosistemas que se están perdiendo por nuestro impacto.  Debe haber programas de educación ambiental para los niños, jóvenes y adultos. Deben enseñarse los cambios que deben hacerse y cómo deben hacerse. No se trata solo de señalar el problema, sino de dar soluciones y alternativas que sean viables.

En cuanto a qué especies se encuentran en riesgo de extinción en el Mar Caribe pienso que los ecosistemas que se encuentran en mayor riesgo son los arrecifes de coral por el aumento de la temperatura y por procesos de contaminación y de sedimentación.  Los arrecifes están muy cerca de la costa.  Cuando el sedimento se deposita, tapa la luz que es fundamental para los corales que crecen y se mantienen saludables gracias a que tienen una asociación con zooxantelas, algas microscópicas que viven en sus tejidos y que requieren de luz para realizar la fotosíntesis que también alimenta al coral.  Cuando las zooxantelas abandonan el coral por falta de luz, éste inicialmente se blanquea, fenómeno conocido como “blanqueamiento” del coral, y si la situación persiste, el coral eventualmente muere.  Allí se produce lo que se llama el blanqueamiento masivo de los corales.  Si a eso se le suma un aumento de temperatura que debilita los corales porque ellos viven en un rango de temperatura bastante estrecho, tenemos problemas graves.  Los arrecifes de coral son de los sistemas más diversos que hay en el mundo. Hay una gran cantidad de organismos asociados a los arrecifes de coral.  No son solo las especies de coral formadoras de arrecifes las que se encuentran en peligro de extinción sino toda la fauna y la flora asociada a los organismos del arrecife.  Muchos de los arrecifes, al menos en Venezuela, están bajo lo que llaman las áreas bajo régimen de administración especial como parques nacionales como Morrocoy, Los Roques y en menor cantidad en Mochima.  En los últimos años, sin embargo, hemos visto la cantidad de derrames que están ocurriendo en El Palito y muchos de esos derrames llegan al Parque Nacional Morrocoy.  Las autoridades competentes y la industria petrolera deben tomar las medidas para evitar este tipo de situaciones y cumplir con sus normativas ambientales.  Por otra parte, también es necesaria la educación ambiental desde la escuela para tratar de que el impacto del turismo, sobre todo, sea el menor posible.

La pregunta de cómo dar sustentabilidad a las personas que dependen del mar es muy buena porque todos queremos proteger y conservar los ecosistemas marinos y que duren por generaciones.  Todos queremos tener un mar limpio y que el agua sea de buena calidad. El año pasado fue publicado el informe global del IPBES, la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios del Ecosistema.  Tuve la oportunidad de trabajar en uno de los capítulos.  Concluimos que no estamos cumpliendo las metas de desarrollo sostenible del milenio, como tampoco estamos cumpliendo las Metas de Aichí de la Convención de la Diversidad Biológica (CBD) que se refieren a la conservación de la biodiversidad .  Tenemos que mejorar lo que yo llamo las tres “íes”. La primera “i” corresponde a información.  Necesitamos datos de cómo están los ecosistemas.  Para eso hacen falta estudios de base y monitoreo.  Tú no puedes administrar y manejar un ecosistema del cual no tienes información.  Tienes que saber lo que hay, cuánto hay, cómo funciona, lo que se está utilizando. Esa información tiene que estar en sistemas de libre acceso como el que mencioné de OBIS para que todos los tomadores de decisiones puedan utilizar esa información.  La segunda “i” es innovación.  Necesitamos innovaciones tecnológicas para poder tomar, registrar y analizar los datos en forma más precisa y eficiente, pudiendo dar respuesta en tiempo real a los problemas que se vayan presentando. La última “i” es la de integración. Debemos trabajar en equipos multidisciplinarios, incluyendo al público, para que se creen procesos de retroalimentación y que, entre todos los actores, podamos resolver los problemas, participando y teniendo la responsabilidad conjunta de limpiar, arreglar, mantener y volver a disponer de los ecosistemas.  Debemos tener una visión más holística de cómo funcionan los ecosistemas y eso podemos lograrlo integrando los componentes físicos, químicos y biológico.

Como ejemplo de integración, señalo un trabajo llevado a cabo hace dos años, liderizado por investigadores de la Universidad de Queensland, Australia, donde participaron investigadores de todo el mundo. Estos analizaron cuáles eran los factores que contribuían al éxito y al fracaso de 27  áreas marinas protegidas del mundo.  Llegaron a la conclusión de que estas evaluaciones deben ser hechas por expertos técnicos y por las autoridades relevantes y todos los demás actores, incluyendo la sociedad civil, los políticos, los tomadores de decisiones, los investigadores y las comunidades que se benefician directamente del mar.  Lo fundamental es que haya un diálogo y se promueva la cooperación de todos los actores.  Si cada uno actúa de manera independiente, esa área marina está, en principio, destinada a fracasar.  Tiene que haber un liderazgo que lleve adelante la organización involucrando a todos.  Una vez instaurada el área marina protegida, debe hacérsele seguimiento para determinar lo que funciona, lo que no funciona y lo que debe mejorarse.

Los pescadores son los primeros beneficiados cuando se establecen áreas marinas protegidas porque en esas zonas va a haber mayor reproducción y los ecosistemas se van a recuperar.  Esos ecosistemas después exportan biodiversidad a otros sitios.  En las zonas protegidas no se puede pescar, pero la zona alrededor se va a ver favorecida por una mayor abundancia de organismos que potencialmente aumentará el turismo por la belleza de un ecosistema bien conservado. Esto le trae un mayor bienestar y calidad de vida a los que dependen del parque para su subsistencia.

Para terminar, quisiera enfatizar en la necesidad de implementar esas tres “íes”, información, innovación e integración, y también en la necesidad de que implementemos a todo nivel un cambio transformativo que permita adoptar un manejo integrado y multisectorial de los ecosistemas y sus recursos para garantizar su sustentabilidad. Para ello hará falta la evolución hacia un sistema financiero y económico para construir una economía global sustentable”.

Me encantó tener la oportunidad de entrevistar a Patricia.  La importancia de la sustentabilidad en nuestras vidas se convierte cada vez más en un concepto esencial y que puede servirnos de referencia para transformar nuestro comportamiento hacia nuestro entorno.  Debemos estar claros en lo que significa la sustentabilidad y tratar de vivir evitando contaminar y ensuciar y tratando de mantener lo que tenemos.  Recuerdo dos de las frases que les he dicho a mis hijos desde que eran pequeños:  “Cada cosa en su lugar”…”Dejemos el lugar por donde pasemos mejor que cuando llegamos”.  Transformémonos de manera consciente.  Analicemos nuestras acciones diarias y determinemos en qué, cómo y dónde podemos mejorar.  Hagámoslo.  Sólo se camina cuando se logra dar el primer paso.

¡Prendamos una vela y pasemos la luz!

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