Gobierno antiobrero
El gobierno venezolano afirma engañosamente que con la revolución mandan los obreros. La realidad es bien diferente a la propaganda oficialista.
No ha existido en nuestra era republicana gobiernos más antiobreros que los de Chávez y Maduro. Han debilitado premeditadamente al movimiento sindical autónomo facilitando la creación de sindicatos paralelos (la administración pública, en muchas de las empresas del estado como Pdvsa y en buena parte de las privadas como Polar, las concesionarias del sector automotriz y los sindicatos de la construcción); impidiendo en otros casos (Sutiss en Sidor) la posibilidad de renovar sus autoridades mediante la celebración de elecciones libres; negándose a discutir los contratos colectivos ya vencidos como los de las empresas básicas de Guayana y los trabajadores del sector salud; arbitrariedades debidamente documentadas ante la Organización Internacional del Trabajo OIT con sede en Ginebra.
De acuerdo con información emanada de la propia OIT el gobierno venezolano es único en el mundo que se ha negado consuetudinariamente a formar Comisiones Tripartitas con el movimiento obrero y empresarial para discutir los incrementos salariales. Esta situación se agrava con el proceso inflacionario que vive el país con incremento de precios desde febrero de 2014 a febrero de 2015 superior al 90% y pronósticos inflacionarios de tres cifras para finales de año. Vale la pena recordar que estas cifras se obtienen de manera artificiosa pues los organismos oficiales (Banco Central de Venezuela BCV y el Instituto Nacional de Estadísticas INE) responsables de darlas a conocer retrasan su publicación por órdenes emanadas del propio ejecutivo nacional.
Las protestas y manifestaciones de los trabajadores abogando por justos reclamos son reprimidas violentamente por los órganos de seguridad del estado. Cientos de dirigentes sindicales particularmente en el sector de la construcción, han sido asesinados sin que los responsables hayan sido enjuiciados y castigados.
El presidente Maduro se manera sarcástica se autoptoclama como el “presidente obrero” por una corta pasantía que tuvo al frente del sindicato del Metro de Caracas por la cual pasó sin pena ni gloria. En la práctica Maduro se comporta como el más duro stalinista arremetiendo contra todos los que de alguna manera se oponen a su mal gobierno y osan criticar los niveles de corrupción y la ineficacia de sus políticas económicas, incluyendo por supuesto a destacados dirigentes obreros.
Son precisamente los obreros los más afectados por la política de controles que resultan en niveles inaceptables de escasez de productos básicos lo que conlleva a un grave deterioro de su calidad de vida. Es necesario destacar que cerca de las dos terceras partes de la fuerza laboral del país vive del salario mínimo y carece de los beneficios sociales que poseen los trabajadores formales en los sectores privado y público.
Recientemente el Centro de Documentación y Análisis pata los Trabajadores (Cendas) daba a conocer que la canasta alimentaria para el pasado mes de enero se ubicaba en Bs 18.342 mientras que la canasta básica para una familia constituida por cinco miembros se situaba en Bs 31.842 lo que equivalía a 6.5 salarios mínimos. Estas cifras comprueban el atropello del gobierno contra la clase trabajadora y la media baja.
Por supuesto que la retórica oficialista es incapaz de reconocer esa cruda realidad y siguen vendiendo la idea de una “guerra económica” supuestamente dirigida por los gremios empresariales sin que hasta el presente haya podido presentar a la nación pruebas fehacientes sobre sus acusaciones. La escasez y la inflación son responsabilidad plena del gobierno nacional y sus políticas erradas basada en los controles de precios y ganancias, en la existencia de guías para la comercialización de alimentos, y en la práctica de la inamovilidad laboral vigente por más de dos años. Valga el calificativo de gobierno antiobrero que le viene como anillo al dedo.