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¿Hacia dónde se dirige Latinoamérica?

Latinoamérica ha estado en crisis desde el siglo XXI pasado. Hemos sido naciones  experimentos y víctimas de los: militares, de los caudillos, de la guerra fría, de los ultra conservadores, de los políticos populistas, de los políticos  revolucionarios, para confundir aún más a un inmenso pueblo que lo que necesita realmente es educación, alimentación, evolución, progreso, orden disciplina, empleos y crecimiento económico sostenido.

Latinoamérica, con una población actual cercana a los 625 millones de habitantes, es una región privilegiada en comparación a otras regiones del mundo, cuyas condiciones de vida son mucho más exigentes,  agrestes y complejas, en comparación a las que vivimos en la región. Lamentablemente, no hemos sabido aprovechar tales ventajas competitivas que nos han proporcionado Dios, la naturaleza y el destino. Se estima que Latinoamérica, alcanzará llegar a los 680 millones de habitantes para el año 2025 se y la cifra record de 779 millones de habitantes para el año 2050, respectivamente, lo cual es un muy importante asunto; como para meditarlo, evaluarlo y tomarlo seriamente en cuenta.

Aún tenemos riquezas naturales y agua por doquier, climas y condiciones de vida agradable y tolerable en relación a otras regiones del mundo menos beneficiadas por la madre naturaleza. Algunos pesimistas latinoamericanos, creen muy seriamente, que a los otros países desarrollados, con crecimiento económico constante y sostenido, solo les interesa de nosotros; nuestras riquezas y recursos naturales; mirando al medio vacío en lugar de medio lleno.

Parece increíble e impensable, que un solo país en Latinoamérica, Cuba, haya sido capaz de hacer más daño a Latinoamérica; que todas las dictaduras militares juntas, que han existido en la región. El liderazgo comunista de Cuba, decidió un día, que como no podían vivir asilados en Latinoamérica comulgando solos con el comunismo, necesitaban de “aliados y alcahuetes” que les respaldaran y acompañaran en una odisea soñada por Fidel Castro, como lo era el establecer en américa, varias cabezas de puente antimperialistas y procomunistas; con la pretensión de exterminar la democracia y el sistema económico de libre mercado, simplemente debido al hecho que al comunismo se le haría más fácil reinar en el mundo, sin capitalismo y sin democracia.

Para nadie es un secreto que Cuba siempre ha estado detrás de las guerrillas colombianas y latinoamericanas, desde hace décadas. Tales guerrillas han recibido la solidaridad y el apoyo económico, político, logístico y programático de países latinoamericanos enemigos gratuitos de los EE.UU. y del sistema económico de libe mercado conocido como capitalismo.

El comunismo latinoamericano, encabezado y dirigido desde Cuba, con  el apoyo de China y Rusia, y otros países enemigos del mundo libre, pretenden exterminar, a las democracias y sistemas de vida libre que nos hemos querido dar desde que somos naciones libres, democráticas y soberanas; con el cuento de que la culpa de que nuestro atraso económico y social se debe a que las naciones occidentales nos impiden avanzar hacia el progreso; lo cual es una enorme falacia y un lamentable error, que espero algún día comprendan, los políticos latinoamericanos comprendan a cabalidad.

Como si fuera poco el daño que ocasionaban con las guerrillas en Latinoamérica en general, y en Colombia en particular, los cubanos, decidieron activar la actividad del narcotráfico, con el triple propósito de:

  1. Debilitar a los EE.UU., convirtiéndolo en un consumidor nato y permanente de drogas, para intentar desmoralizar y destruir al pueblo norteamericano y
  2. Subsidiarse económicamente para continuar la lucha armada permanente contra el imperialismo y el capitalismo.
  3. Enriquecer a los líderes marxista leninista que dirigen tales políticas, como premio por liderar la revolución socialista.

Ante el horror que está pasando en Venezuela, el atraso en desarrollo existente en Cuba en Cuba y los desequilibrios económicos y sociales  producidos en Brasil, Argentina, Ecuador, Nicaragua, y Bolivia; como consecuencia del coqueteo con el socialismo del siglo XXI, pareciera ser que los pueblos de Latinoamérica estarían despertando y tomando conciencia respecto a la nueva dirigencia que prefieren para sus propios países, evitando así que estos caigan en el populismo, el totalitarismo y en el izquierdismo extremista.

El concepto equivocado de que el enemigo de Latinoamérica es el imperialismo, el modelo de gobierno democrático y el sistema económico de libre mercado o capitalismo, es un craso error, que debe ser rectificado y explicado con claridad y énfasis  a las sociedades latinoamericana emergentes, por sus propios líderes, políticos, para que dejen de estar experimentando con modelos obsoletos en sus respectivas naciones y permitan a éstas que definan sus destinos libremente, sin interferencias, tales como las que la que generan Cuba y sus aliados comunistas.

Si hay algo que el marxismo leninismo envidia a occidente, es precisamente su modelo de desarrollo económico basado en la contribución de las empresas privadas en el desarrollo social y económico de las naciones que lo utilizan. Si existe un contrapeso exitoso a nivel de relaciones empresas, sindicatos, obreros, gobiernos, es precisamente hoy día, mediante las negociaciones y aproximaciones negociadas, que permiten equilibrios y justicia entre tales relaciones, las cuales en la antigüedad llegaron a ser muy traumáticas y frustrantes.

El hecho de que tanto China como Rusia, países comunistas cuya base ideológica es el marxismo leninismo, utilicen el sistema económico de libre mercado o capitalismo, para generar riquezas, puesto que el sistema estatista o socialista, no se los permite, es una demonstración de la gran farsa e hipocresía del comunismo mundial, el cual no termina de sincerarse en tal aspecto, e insiste en hacerle la guerra al capitalismo; y al mismo tiempo disfruta utilizándolo para enriquecerse.

Más temprano que tarde, estas hipocresías comunistas saldrán a la luz pública, para la interpretación correcta de  los ingenuos, que han caído en tal trampa.

En base a las diversas experiencias vividas en Latinoamérica con diversos tipos de gobiernos, creo que estamos en capacidad de hacer un perfil del gobierno más recomendable  que debe predominar en la región. Sin duda alguna,  debemos seguir insistiendo en la democracia, donde se cumpla a cabalidad con la separación e independencia de actuación  de los poderes del Estado. En la medida en que los poderes sean más independientes y autónomos en sus funciones, actuaciones y decisiones, en esa medida, habría mayor contrapeso entre todos estos poderes.

A pesar de las críticas y la diversidad de opiniones contradictorias existentes, el mejor sistema para generar riquezas que ayuda mayormente a las naciones a generar la mayor cantidad posible de riquezas para ayudar mejor a sus respectivos pueblos a mejorar sus economías, continúa y continuará y siendo el capitalismo, o sistema de libre comercio, duélale a quien le duela.  El político latinoamericano debe seguir aprendiendo a ser mejor político que empresario, puesto que son dos profesiones totalmente diferentes y encontradas.

Por otra parte, el empresario debe olvidarse de ser político y actuar como empresario, puesto que podría terminar siendo un mediocre en cualquiera de las dos profesiones., tal como sucede a diario.

Pretender desarrollar la economía de un país desde un sillón del gobierno, es uno de los errores más comunes que comenten gran parte de los políticos de latinoamericana, puesto que la actividad política está totalmente divorciada de la económica, lo cual es conveniente entender en un gobernante con pretensiones hegemónicas.

Al gobernó le interesa que el inversionista tenga éxito rotundo en su gestión. Gane lo suficiente para pagar buenos salarios y beneficios, para sus empleados y obreros. Pueda cumplir con el pago de impuestos y regalías al estado según leyes y convenios existentes.

Al gobernante por lo general, le interesa en particular, que existan suficientes fuentes de empleos formales, bien remunerados en el país, que les permita mantener un bajo nivel de desempleo, a objeto de evitarse los agudos problemas de desempleo masivo que impiden el desarrollo económico del país, e impiden un nivel razonable de liquidez o poder adquisitivo que le permita a la población vivir decentemente. No olvidemos que todo ciudadano contribuye, con la economía de su propio  país mediante el pago de impuestos diversos mediante una relación de tipo ganar- ganar. Es evidente, que mientras mayor sea la cantidad de inversionistas serios, capaces y responsables que deseen invertir en un país, la lógica indica que debe abonárseles o facilitarles les su ingreso a éste, y garantizarles un trato justo y correcto ajustado a derecho a manera de atraerles, en la mayor cantidad posible de  capital de inversión a la nación, lo cual a la larga beneficiaria a la nación y a su población entera.

Ante los resultados preliminares de las Elecciones realizadas el pasado fin de semana en Brasil, según los cuales el candidato Jair Bolsanaro, un ex militar retirado y parlamentario activo, ganó la primera vuelta con una sólida ventaja del 53% de los votos mientras que el segundo lugar, llegó, un representante político del partido socialista de los trabajadores de nombre Fernando Hadad, con un 24%.

Tales resultados parciales obtenidos en las elecciones en Brasil, abren una gran incógnita en Latinoamérica, a la luz de los últimos resultados electorales, sobre los cambios habidos recientemente en los gobiernos de Argentina, Colombia, Ecuador, Perú, México y ahora Brasil. Con la excepción del presidente electo de Méjico, de Andrés López Obrador, de afiliación  política de extrema izquierda, los restantes presidentes electos ubicados en la centro derecha política del hemisferio, tienen una visión política y económica muy diferente a las posiciones políticas socialistas  los partidos políticos que han estado por años conduciendo los destinos de las naciones antes mencionadas.

Hace poco hice un escrito en el cual diserté sobre el pragmatismo y hasta afirmé sin mucha base, quizás en una especie de percepción sensorial,  sobre un posible giro de los futuros gobernantes de Latinoamérica, hacia el pragmatismo. Basado en lo anterior, se me ocurrió hacer una comparación entre un gobierno de la extrema izquierda conocidos como socialistas, tal sería un gobierno para Brasil como el de Fernando Hadad y un gobierno de la extrema derecha conocido como pragmático, tal lo sería un gobierno del congresista y exmilitar Jair Bolsanaro.

Para tales efectos, preparé una tabla, con varias características de uno u otro tipo de candidato, según mis criterios comentarios, a objeto de que el amigo lector visualice y compare los probables escenarios entre los que se administraría a la nación más grande y poderosa de Suramérica, Brasil.

Ojala y el apreciado lector, pueda leerla y analizarla y de ser posible, darle algún valor agregado como una contribución para Latinoamérica en general, la cual necesita hoy de la contribución de todos nosotros, para ayudarla a encontrar su rumbo y destino como correspondería  a una importante región del mundo libre.

CONSIDERACIÓNES FINALES:

Partiendo del principio universal, de que toda nación debe elegir su modelo de gobierno preferido y tipo de modelo económico para desarrollar integralmente a su país. Por ello, en América, hemos escogido  ser parte integral del mundo libre, en la cual debería prevalecer la armonía entre nuestros países, de manera tal que a través de la OEA, organización única en el mundo, que pretende defender la democracia y los valores democráticos en la región, se revisen a fondo las ultimas deficiencias qué se han presentado en varios países de ésta, para intentar corregir lo que haya que corregir para beneficio de la comunidad entera.

Para poder defender con criterios y argumentaciones válidos y sustanciales  a la democracia, de sus enemigos tradicionales, los sistemas totalitarios de gobiernos, es fundamental, debatir a fondo a nivel de región, los diversos obstáculos y barreras que se han estado presentando en esta, para el ejercicio libre de la democracia y el crecimiento económico sostenido de los países miembros de la misma. Sin ese análisis sincero y espontaneo, difícilmente encontraremos las respuestas correctas a las tantas interrogantes que existen actualmente en la región.

Es cierto, que toda nación define su propio destino, también es cierto que cualquier decisión a tomar por cualquier nación de la región debería eximirse de intentar influenciar a otras naciones, respecto a su propio destino, puesto que esa interferencia podría ser calificada de interferencia indeseable y dañina para la convivencia pacífica en la región: tal es el caso de Cuba, quién ha adoptado al comunísimo como doctrina política, y al socialismo o estatismo como sistema económico de desarrollo. Lo que si no debería seguir haciendo Cuba, es  seguir interfiriendo para mal, en las otras naciones democráticas que han decidido ser parte del mundo libre, en el cual se sienten a gusto. Por ello, Cuba, y Venezuela están siendo calificadas como un peligro para la seguridad y la paz de América.

Como latinoamericano de la tercera edad, y como testigo de excepción, como es el caso muchos otros latinoamericanos,  no me cabe la menor duda, de que el socialismo y el populismo impulsados por Cuba y Venezuela, han hecho mucho daño social, económico, moral, cultural  a la región, razón más que suficiente  para rechazarlos e intentar execrarlos de nuestra región de por vida.

No me cabe la menor duda, de que presidentes como Mauricio Macri en Argentina y Sebastián Piñera Echenique en Chile harán un buen trabajo en pro de la recuperación de la economía de sus respectivos países. De ganar Jair Bolsanaro la presidencia de Brasil, se espera lo haga de la mejor manera posible.   Respecto a México y a su presidente Andrés López Obrador, dada la compleja situación de ese país, donde la delincuencia organizada, el sindicalismo y la corrupción y la justicia están tan cuestionados, lo cual pareciera ser un reto muy grande para un político populista de ultra izquierda.

No obstante lo anterior, la sociedad mejicana; le ha dado un alto respaldo al presidente electo Andrés López Obrador, como para lidiar con tantos factores poderosos adversos, a los cuales tendría que enfrentar decididamente, para intentar sanear al país. No obstante, es un enorme y complejo reto  el que tiene por delante  Andrés López Obrador en su gestión como presidente electo de Méjico. El sufrido pueblo mejicano se lo merece.

Es de esperarse que, para el año 2019, Latinoamérica continúe rechazando al socialismo y a los gobiernos populistas, corruptos y estatistas de la extrema izquierda; prefiriendo a gobiernos demócratas de centro derecha, diferentes y más equilibrados que éstos.

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