Insalubridad venezolana
Isaías A. Márquez Díaz
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “Salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de afecciones o enfermedades”. Un concepto no aplicable a nuestra nación ya que su población ostenta personas fanélicas, parasitadas y desempleadas relegadas a la insalubridad y a la miseria de la Venezuela del Socialismo del siglo XXI, cuyo proyecto de país potencia, lanzado en 1998, ha resultado un castillo de arena, puesto que hoy día estamos en presencia de un estado fallido, que ha naufragado en una crisis humanitaria sin precedentes en toda la región por la ruina de los servicios básicos, lo cual ha ocasionado condiciones de insalubridad en la mayoría de las comunidades. El régimen actual, aunque disponiendo de recursos, jamás se le ocurrió planificar mejoras o reforzamiento de las fuentes de agua potable, plantas hidroeléctricas, además del tratamiento de los desechos tanto sólidos como líquidos. Y, en efecto, la reaparición de patologías; enfermedades infectocontagiosas, que desde hace muchos años se habían erradicado, como por ejemplo: dengue, malaria o paludismo, tuberculosis, poliomielitis, sarampión, difteria y mal de Chagas.
Viene a colación el Imperio Romano, como precursor de salud pública en la historia de la humanidad, desde donde se promovió la construcción de acueductos y disposición de excretas.
Caracas, capital de la República y asiento del Poder Público Nacional ostenta el deterioro del desmejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes. Los desperdicios alimentarios que se depositan en bolsas plásticas a fin de que el servicio de aseo urbano y domiciliario las retire, amanecen esparcidos luego se hurgarlas personas menesterosas, lo cual se complica por la cantidad de excrenentos caninos que también amanecen sobre las aceras de la ciudad.