La desunión
Parece cada día más difícil que los dirigentes democráticos se pongan de acuerdo sobre una estrategia común para salir del régimen. Esgrimen toda clase de argumentos para diferenciarse, para no retratarse juntos, para tender tiendas aparte, mientras que en la base de la sociedad la actitud es diferente, se clama por un entendimiento concreto sobre cómo se logrará superar la horrible crisis que nos atenaza cada día con mayor fuerza.
Una actitud diferente y mucho más prometedora es la que hemos podido observar entre los jóvenes que integran el congreso de juventudes, allí no los divide el color partidista y se unen en el propósito de proponer soluciones a la crisis. Lo mismo se siente entre los dirigentes vecinales en los barrios y entre los ciudadanos que se reúnen periódicamente en las asociaciones de vecinos.
También vemos que, sin sesgo político, los gremios luchan por sus distintas reivindicaciones sociales y enfrentan con coraje las perniciosas políticas salariales del régimen.
¿Será que hoy en Venezuela las bases de la sociedad están más claras en lo que hay que hacer que los dirigentes politicos? ¿Tendrán fuerza suficiente para forzar un cambio en la conducción política y exigir a sus lideres que se unan en un solo propósito que no puede ser otro que salir de esto cuanto antes?
El liderazgo político desunido y desarticulado no es un referente para el cambio, la comunidad internacional no termina de entender cómo es posible que haya tantas discrepancias entre los líderes de los partidos políticos. Qué diferente fue la acción que emprendieron los líderes políticos en 1958, porque supieron interpretar que si no hablaban con una sola voz nunca podrían vencer a la dictadura de entonces.
Hoy, lamentablemente, no hay una sola voz, sino una estridencia de voces diferentes que creen, cada una de ellas, poseer la fórmula mágica que hará que el régimen desaparezca.
Aún que suene retórica y reiterativa , hoy más que nunca, es válida la consigna que la unión hace la fuerza.
