La Guyana Actual: Recuerdos de la Otrora Venezuela Saudita
Contexto
Salvando las evidentes diferencias, la Guyana petrolera actual hace rememorar la historia petrolera de Venezuela y sus episodios “sauditas” del siglo pasado. Y es que Guyana, vecino de Venezuela, ha emergido como nación petrolera potencia con base en la explotación de sus recursos petroleros. Más allá de la disputa territorial que mantienen Caracas y Georgetown sobre el territorio en reclamación mantenido por Venezuela, Guyana ha continuado avanzando en su proyecto petrolero y su superación económica. Se ha convertido en foco de atención a raíz del inicio de la explotación petrolera, convirtiéndose en un productor y exportador de petróleo, aunque a una escala hasta ahora no suficientemente significativa para la economía mundial o para sus posibles aspiraciones de competir con la venida a menos producción venezolana.
En efecto, Guyana ha ampliado su producción petrolera de manera acelerada desde 2019, abriéndole las posibilidades de generar un desarrollo continuado y sostenido al menos de mediano plazo. Concomitantemente, sus exportaciones están creciendo y los niveles de los precios petroleros hacen viable este proceso, lo que ha hecho que el país obtenga mayores ingresos de divisas y su gobierno más recursos para atender su gasto público, pero también para imaginar una diversificación económica que permita la sostenibilidad económica a largo plazo y reducir su vulnerabilidad ante shocks externos. Estos aspectos son precisamente parte de los retos económicos del nuevo país petrolero para evitar la llamada enfermedad holandesa y permitir que los beneficios del boom petrolero se trasladen de manera lo mas racional posible y de manera permanente a sus ciudadanos, de allí lo determinante que puede ser el manejo de la política cambiaria, monetaria y fiscal para limitar los efectos perversos de esta enfermedad.
El pasado 12 de septiembre, Isaías Márquez en su artículo en Analítica titulado “Venezuela Recesiva” se refería acertadamente a la enfermedad holandesa como la que “se origina cuando la explotación de recursos naturales, tales como petróleo y gas, provoca un alza de los tipos de cambio, además de una pérdida de competitividad para otros sectores de la economía nacional”.
Algunos Acontecimientos y Retos
Los nuevos desarrollos en la Guyana petrolera hacen pensar en la Venezuela del siglo pasado. Valga mencionar al menos dos ocasiones de la historia petrolera venezolana. La primera, a raíz del descubrimiento, explotación y exportación del petróleo entre finales del siglo 19 y el primer tercio del siglo 20 que dio inicio a nuestra era petrolera. Y la segunda, el boom de la cuadruplicación de los precios petroleros de 1973-1974, por solo mencionar dos hechos de gran relevancia, uno porque llevo a Venezuela a ser el mayor exportador de petróleo del mundo y el segundo mayor productor, y el otro por la nacionalización de la industria petrolera en 1976. Ambos acontecimientos hicieron un país con ingentes recursos financieros que podían haber sido utilizados para construir una economía con bases más estables, sólida y diversificada, algo que por ratos se intentaba pero que sucumbía a la tentación de los abundantes ingresos de divisas que obtenía el país para solucionar sus necesidades y problemas.
Es historia lo que Venezuela logró avanzar y desarrollarse durante el siglo pasado, antes de experimentar su tránsito por repetidas crisis a partir de 1983, año del recordado “viernes negro” que acabo con la estabilidad cambiaria que se había mantenido por larga data, y que aun padece el país sin encontrar salida. Ahora, la gran oportunidad parece presentársele a Guyana cuando bien podría ser otra oportunidad para Venezuela si hubiese tenido bajo su control tal territorio y pudiese aplicar políticas adecuadas para la administración de los recursos petroleros; aunque vamos a estar claros, la solución de los problemas del país no es “más recursos” solamente, sino “mejor administrados”, bajo políticas adecuadas.
Recordemos la muy larga estabilidad cambiaria que tuvo Venezuela (hasta 1983), el continuado y alto crecimiento económico (record a escala mundial en algunos años) y las cuantiosas inversiones que llevaron a tener un parque industrial envidiable, incluso superior a sus necesidades, a decir por su capacidad instalada no utilizada. Sin embargo, ello no fue suficiente por lo inadecuado que terminó siendo la política económica aplicada, creyendo que el petróleo seria “el colchón” para atender y solventar todos los males que pudiese enfrentar la economía, …siempre pecando por exceso de optimismo sobre el comportamiento que tendría el mercado petrolero internacional.
Pues bien, Guyana enfrenta y enfrentará los problemas y desafíos señalados, pero potenciados por la era de la aparición y desarrollo de energías más limpias y que podrían limitar su desarrollo como país. Mientras esto llega, que llegará, el reto es construir, como todo país que pretenda hacerse menos vulnerable a shocks externos, una economía sólida y diversificada. Hasta los sauditas entendieron esta necesidad (aun lo están haciendo), ¿por qué no habrán de entenderlo los nuevos participantes en el mercado petrolero internacional? El sueño saudita debe materializarse por la vía de aprovechar la oportunidad que se presenta en el mercado petrolero internacional para generar los recursos que apoyen tanto el crecimiento económico domestico diversificado como el bienestar general del país y sus habitantes; de lo contrario, les pasará el tren de las oportunidades, como tantas veces le pasó a países petroleros como Venezuela.
Algunos Datos Relevantes
Según estadísticas de la CEPAL, Guyana ha logrado crecer por encima del promedio de América Latina y El Caribe de manera constante año tras año desde 2011, siendo muy notorio el crecimiento a partir de 2020, cuando la expansión de su PIB real fue de 43,5%; para hacerlo luego en 20,1 % en 2021 y 62,3% en 2022, todos aumentos realmente extraordinarios que fueron potenciados por la explotación petrolera. Esto ha llevado a Guyana a tener un PIB per cápita de casi US$ 7.500 por habitante para 2022, más de un tercio respecto al que poseía a principios de la década de los 90 del siglo pasado; y a mantener una tasa de inflación de un digito a la baja (2,1% en 2019, último dato disponible). ¿Éxitos? sí, pero que se sostendrán solo en la medida que sea capaz de generar producción nacional y, en consecuencia, dependa menos del exterior, de lo contrario el país quedará expuesto a los vaivenes internacionales.
En materia petrolera, Guyana ha venido trabajando en incrementar su producción a partir del descubrimiento de petróleo en sus costas en 2015, atrayendo el interés internacional por la nación. Su producción petrolera en 2023 ronda los 400.000 b/d, con proyecciones para llevarla a 1,2 millones de b/d en 2027. Para valorar lo que está logrando el país vecino, habría que recordar que Venezuela producía cerca de 3 millones de b/d hacia finales de la década de los 90s del siglo pasado. En todo caso, la oportunidad que se le presenta a Guyana es extraordinaria para generar un desarrollo continuado y sostenido al menos en el mediano plazo, al contar con reservas petroleras probadas de 11.000 millones de barriles. En contraste, Venezuela cuenta con más de 300.000 millones de barriles de reservas probadas. Todo este impulso petrolero ha hecho proyectar un crecimiento global de la economía de Guyana que promedia el 25% interanual para el periodo 2023-2026.
Si se comparasen más en detalle los indicadores macroeconómicos de Guyana con los de la Venezuela de las décadas de prosperidad pasadas (salvando las diferencias entre sus tamaños y estructuras económicas), podría decirse que no tendrían mucho que envidiarse mutuamente, alcanzando niveles muy significativos y positivos en ambos casos. La Venezuela “saudita” que se tuvo a decir por los ingentes recursos financieros que le ingresaron al país, tal vez pecó por no disponer de una visión de país (no así petrolera) de largo plazo que fuese sensata, conservadora o prudente y una gerencia adecuada que aprovechase las favorables coyunturas petroleras que se atravesaron para invertirlos productivamente en el futuro del país.
La historia hoy parece ser otra; la gran oportunidad se le presenta a Guyana,… es la vedette, pues el país generará ingentes recursos para una población de apenas 800.000 habitantes, lo cual puede permitir mejoras sustantivas en su desarrollo y calidad de vida. De allí el llamado a mantener un acertado manejo económico en un clima de estabilidad general para que los beneficios lleguen a su población de manera permanente.
Comentarios Finales
Guyana puede beneficiarse mucho de su coyuntura petrolera actual y hacer que el milagro saudita se vea en el largo plazo, transformando el aparato productivo del país en uno diversificado y sólido. Venezuela, por su parte, pudiera aprovechar este escenario para corregir muchos de sus errores en política económica y de administración general del país. Quizás pueda verse resurgir a Venezuela nuevamente y no añorar la Venezuela saudita del pasado, o incluso quedarnos viendo al vecino exitoso, Guyana.
En este camino, el levantamiento de las sanciones internacionales que penden sobre Venezuela ayudaría enormemente a abrir oportunidades de recuperación y desarrollo del país. De esta manera, Venezuela al igual que Guyana aprovecharía también la presente coyuntura petrolera y la evolución esperada de los precios petroleros, generando mejores condiciones de prosperidad general.
