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Largo camino hacia el bienestar…

Desde tiempos inmemoriales las sociedades humanas se lanzaron en su quehacer diario con una preocupación sobre lo que anhelaban al amanecer, para vivir el día y así fueron progresando hasta pensar en el mañana. Se piensa que ese gran salto de proyectarse hacia el día siguiente fue lo que hizo posible de que descubrieran que podían mejorar su suerte observando todo cuanto se encontraba en su entorno natural.  Así, aprendieron a domesticar animales y a seleccionar semillas de buena calidad para ver si podían producir mejores rendimientos que aquellas creciendo al calor de la naturaleza. Era obvio que habían descubierto que, mejorando su comportamiento y métodos de trabajo lograban mejores condiciones de vida, pero para ello necesitaban organizar a los grupos humanos diseñando reglas de comportamiento social entre la vecindad que, convertidas en tradiciones, a la larga aseguraran su perennidad.

Las sociedades que han tenido el mayor éxito en la obtención de esa gran ambición de mejores condiciones de vida y bienestar social para sus miembros son aquellas que fueron preservando los conocimientos de sus experiencias y que poco a poco las han proyectado al más alto nivel de desarrollo. Es evidente que ese logro no llegó de la noche a la mañana. Fueron necesarios miles de años desde las civilizaciones de la antigüedad para que la sociedad moderna dejara atrás la ley del más fuerte, hasta llegar a tomar consciencia de que podía convenir en un instrumento para regular la convivencia ciudadana y la armonía social.

Ese inmenso hallazgo es lo que ha llegado hasta nuestros días bajo el nombre de Estado de Derecho, sistema de gobernanza, conformado por reglas, derechos, deberes, sanciones y procedimientos a observar en la aplicación de leyes legitimadas libremente por el pueblo. Es una forma de organización política en la que toda la vida en sociedad se basa en un marco jurídico que ejecuta una serie de reglamentos con el objetivo principal de dar legalidad y derechos fundamentales a todos los individuos que forman la sociedad 1.  El pueblo asume así un compromiso formal consigo mismo y entre todos, para formar lo que, el suizo Jean Jacques Rousseau llamó el contrato social. Con su adopción, la sociedad le pone fin a la ley del más fuerte y por ende, a la arbitrariedad y la impunidad, principios que se han convertido en la esencia de la democracia.

Además de lo anterior, existen muchas otras bondades del Estado de Derecho, pero faltándome la precisión del especialista, mencionaré al vuelo, algunas que, a mi entender, corresponden a la definición.

En primer lugar, la libertad con que cuenta el individuo para ejercer sus derechos cívicos y políticos no tiene límites, excepto los que prescribe la ley. El sistema asegura a todos igualdad ante la ley, principio del cual dependen muchos otros elementos esenciales al funcionamiento de la sociedad.

El derecho a la libre empresa es sagrado y la economía del ámbito del sector privado. Por iniciativa propia y sin interferencia gubernamental, produce los bienes y servicios que requiere la sociedad.  El Estado no interviene directamente en la economía. Su rol es el de garantizar la libertad, la seguridad ciudadana y la seguridad jurídica y la protección de activos y ganancias de los empresarios.

La educacion cuenta con el apoyo irrestricto de la sociedad. Las universidades y centros de investigación científica y tecnológica exploran libremente el infinito mundo del conocimiento y de la innovación.  Líderes de la Revolución Digital y a las puertas de la cuarta revolución industrial, sus productos inundan por igual a países desarrollados y en desarrollo. Así, esos países producen un volumen considerable de nuevos conocimientos por lo que no sorprende que sean los que generen el mayor número de patentes industriales y de premios Nobel en todos los campos del saber. Es un mundo donde el individuo cuenta con la libertad para proyectarse en su vida hasta el máximo de sus ambiciones y capacidades.

De toda evidencia, el Estado de Derecho constituye una contraloría institucional ejercida según el principio de separación de poderes pregonado por Montesquieu. Por ser independientes, se les considera como contrapoderes. No son ni superiores ni subordinados a ningún otro poder. Por consiguiente, están dotados de legitimidad y autoridad suficientes para defender, denunciar y atacar judicialmente a cualquier otro poder constituido o persona juridica o natural que viole preceptos constitucionales.

Jueces probos e independientes en tribunales hasta la más alta instancia judicial, la Corte Suprema de Justicia, son los árbitros de la sociedad.  Son ellos los que le garantizan protección contra las violaciones a sus derechos individuales y contra los ataques a la cosa pública. El imperio de la ley se aplica a toda hora. En principio, nadie escapa pues no existe persona alguna por encima de la ley, testimonio de ello, las inculpaciones recientes de altas personalidades en Estados Unidos y en algunos países de Europa Occidental. En respaldo a la justicia, la sociedad, con su robusta contraloría social, no da tregua a la arbitrariedad y por ende, no tolera la impunidad. Las controversias y disputas de toda índole se resuelven en los tribunales. Por eso, la libertad en estos países es el valor más preciado. Y precisamente, a eso se debe su alto nivel de desarrollo humano, industrial, científico y tecnológico lo que los promueve a los primeros puestos en el rango de índices de medición del nivel del Desarrollo Humano ² y del World Justice Project (WJP)

En el fondo, es lo que ha llevado a esos países a lograr para sus pueblos, la mayor suma de bienestar y felicidad posibles. Y como corolario, la satisfacción de disponer de todo cuanto necesitan, no da lugar a que sus habitantes se vean obligados a emigrar en busca de elementos materiales o inmateriales en otros países. Es justamente lo contrario. Se convierten en el destino privilegiado de migraciones procedentes de países que no respetan el Estado de Derecho, esencialmente, países deprimidos económicamente y/o gobernados por dictaduras y/o gobiernos totalitarios que le niegan a sus pueblos el ejercicio de sus derechos humanos. Estos países todavía no han llegado a contemplar ampliamente la valentía que han mostrado aquellos que se rigen por el imperio de la ley, de no temer a la democracia, de no temer a la verdad, de no temer a la transparencia en el accionar de la vida pública, en fin, de vencer sus impulsos primitivos de dominación y de no temer a gobernarse bajo el imperio de la ley.

En conclusión, resulta paradójico constatar que todavía existan muchos países que no se gobiernan bajo el Estado de Derecho aun cuando estén perfectamente informados de las bondades de ese sistema gracias entre otros, a la observación directa in situ de sus embajadores y personal diplomático. Los conocimientos que algunos pueblos adquieren antes que otros tardan a diseminarse y a ser aprovechados, pero así ha sido y así seguirá siendo, lento, pero más pronto que tarde llegarán.

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@kuikense

Fuentes de consulta:

Informe sobre el Estado de Derecho de 2021

Estado de derecho | Qué es, características, ventajas, ejemplos, elementos (euston96.com)

Para que sirve el Estado de Derecho – Recherche (bing.com)

Explorar las causas de la migración: ¿por qué migran las personas? | Noticias | Parlamento Europeo (europa.eu)

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Un comentario

  1. Sin lugar a duda las sociedades modernas, con altos índices de civilidad y desarrollo humano han llegado a esos niveles de desarrollo gracias a las experiencias de décadas y hechos por las que han pasado algunos países desarrollados o del primer mundo. Estas sociedades, con el devenir de los años, han venido evolucionando en cuanto a sus sistemas democráticos, con instituciones y organismos con solidos principios democráticos y en donde el ordenamiento jurídico es la base fundamental que garantiza la autonomía de poderes, claves para que una sociedad democrática funcione de acuerdo a sus principios universales.

    Todo esto descrito anteriormente, representan las bases para los factores económicos y políticos tengan un ambiente propicio para el buen funcionamiento de sus economías y desarrollo del PIB en un país determinado, y con ello brindar una calidad de vida razonable y sustentable para la sociedad, donde las reglas de juego sean claras y precisas y exista esa contraprestación de servicio, por ese pago de tributos, hacia el ciudadano común en servicios públicos de calidad en cuanto a salud y educación se refiere. Estos serian lo pilares fundamentales en cualquier sociedad democrática en donde se respeten las reglas de juegos y haya continuidad en las obras sociales y económicas, que están intrínsecas con la alternancia de poder de una sociedad democrática.

    Al parecer este camino hacia el bienestar de nuestras sociedades latinoamericanas dista mucho de los sistemas democráticos de países desarrollados, este bienestar es visto como algo utópico o irreal gracias al pesimismo y frustraciones de sus ciudadanos, producto de esa inestabilidad política y abuso de poder de gobiernos con tinte totalitario que han dejado a un lado la premisa del bienestar e interés colectivo de sus países, y donde lo que prevalece son los intereses mezquinos e individuales de sus lideres políticos convirtiéndose en cupulas de poder o en capitalismo de estado; algo muy común y recurrente en nuestra región latinoamericana.

    Pasaran años o décadas para ver una región latinoamericana, plagada de gobiernos de izquierda, para que ese bienestar común llegue. Los países definitivamente no aprenden de las experiencias ajenas de sus vecinos y los ciclos de inestabilidad y ebullición social y política se repiten una y otra vez, donde definitivamente la ignorancia, la falta de educación y madurez política de nuestros pueblos es la receta perfecta para el populismo y demagogia de gobiernos de izquierda que le han hecho un daño moral y social a nuestros países en Latinoamérica.

    Ojala algún día nuestros países en Latinoamérica consigan el norte de ese camino tan anhelado hacia ese bienestar…

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