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Los palestinos de Al Yarmouk y el vergonzoso silencio cuando Israel no tiene la culpa

Los refugiados palestinos en Al Yarmouk mueren de inanición, bombardeados y asesinados como animales. “Si quieres salir a buscar alimentos para tus hijos, debes llevar contigo tu sudario”, dijo un habitante del campamento a la página web de noticias israelí Ynet.  “Hay francotiradores en cada calle, no estás seguro en ninguna parte.”

Sin embargo, esto no está sucediendo en el sur del Líbano ni en Gaza. Y estos palestinos en particular no están siendo asesinados o mutilados por bombas y balas israelíes. Se trata de Al Yarmouk, un campo de refugiados en las afueras de Damasco, a pocos kilómetros del palacio de Bashar al-Assad. Desde el 1 de abril, el campamento ha sido invadido por militantes del Estado Islámico, que han comenzado un régimen de terror: detenciones, fusilamientos, decapitaciones y todo lo demás. Se cree que cientos de refugiados que han sido asesinados, en lo que Ban Ki-moon ha denominado el “círculo más profundo del infierno”.

Pero esto no se debe sólo a la depravación de Isis. Los palestinos de Yarmouk han sido bombardeados y sitiados por las fuerzas de seguridad de Assad desde el año 2012. El agua y la electricidad fueron cortados hace mucho tiempo, y de los 160.000 refugiados palestinos que vivían allí, ahora sólo quedan 18.000. Según Amnistía Internacional, el régimen sirio ha estado cometiendo “crímenes de guerra utilizando la inanición de la población civil como arma”, obligando a los residentes a “tener que comer gatos y perros”. A pesar de que los decapitadores tomaron el control del campo, los pilotos de Assad continúan lanzando barriles explosivos sobre los refugiados. “El cielo de Yarmouk tiene barriles explosivos en lugar de estrellas”, dijo Abdallah al-Jatib, un activista político que vive en el interior del campamento.

Es difícil estar en desacuerdo con el veredicto de la Liga Palestina para los Derechos Humanos que la suerte de los palestinos de Siria es “la historia menos contada en el conflicto sirio”. Hay 12 campos de refugiados palestinos oficiales en Siria, que albergan a más de medio millón de personas. El noventa por ciento, según estima la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNWRA), están en constante necesidad de ayuda humanitaria. En Yarmouk, a lo largo de 2014, los residentes se vieron obligados a vivir en base a unas 400 calorías de la ayuda alimentaria al día – menos de una quinta parte de la cantidad diaria recomendada por la ONU: 2100 calorías para los civiles en zonas de guerra – porque los trabajadores de ayuda de la UNRWA sólo tenían acceso limitado a la campamento. Hoy en día no tienen acceso. “Para saber lo que se siente en Yarmouk,” dice uno de los habitantes del campamento citado por el sitio web de UNWRA, “apaga la luz, la calefacción, cierra el grifo de agua, come una vez al día “.y vive en la oscuridad”.

Su situación debería importarnos a todos – independientemente de que sus perseguidores sean israelíes, sirios, egipcios o, para el caso, las fuerzas de seguridad palestinas (La Autoridad Palestina, después de todo, dispara y golpea a manifestantes palestinos desarmados desde hace varios años).

Esto está lejos de ser un cínico ejercicio de argumentación pro-israelí. Hay muy buenas razones por las que Israel atrae tales críticas generalizadas y condenas enoccidente. Israel es nuestro aliado y afirma ser una democracia liberal, a diferencia de Assad e Isis. Israel también está armado, financiado y protegido de la censura de la ONU por el gobierno de Estados Unidos; de nuevo, a diferencia de Assad e Isis.

Los que tratan de utilizar la tragedia de Yarmouk para excusar o minimizar 48 años de ocupación israelí de Palestina deberían avergonzarse. Pero, ¿Qué pasa con el resto de nosotros? ¿Podemos darnos el lujo de permanecer en nuestro profundo sueño, y despertar ocasionalmente para condenar profusamente sólo a Israel? Seamos honestos: ¿Cuán diferente, ruidosa y apasionada, sería nuestra reacción si las personas que sitian Yarmouk vistieran uniformes del ejército de Israel?

Nuestra indignación selectiva es moralmente insostenible. Muchos de nosotros, que hemos elevado nuestras voces en apoyo a la causa palestina, hemos cerrado inexcusablemente los ojos ante el hecho de que decenas de miles de palestinos han sido asesinados por sus hermanos árabes en las últimas décadas: por el ejército jordano en el Septiembre Negro principios de 1970; por milicias libanesas en la guerra civil de la década de 1980; por justicieros de Kuwait después de la primera guerra del Golfo, en la década de 1990. Egipto, el llamado “corazón del mundo árabe”, ha actuado en connivencia con Israel en ocho años de bloqueo de este último a Gaza.

Mientras tanto, los palestinos de Yarmouk están viviendo en condiciones catastróficas, con sus vidas “profundamente amenazadas”, en palabras de Naciones Unidas. Así que, en todo caso, ¿Qué se puede hacer? La coalición habitual de halcones neoconservadores y los llamados intervencionistas liberales en occidente quieren bombardear primero y preguntar después, mientras que el resto de nosotros recurrimos a un encogimiento de hombros colectivo: una mezcla de indiferencia y desesperación. Pocos están dispuestos a asumir la difícil e impopular tarea de buscar una solución negociada al conflicto sirio o, al menos, una tregua y un alto el fuego, un cese temporal de las hostilidades. Sin embargo, hay una necesidad urgente de una “pausa” en los combates a fin de garantizar “el acceso humanitario” a Yarmouk, dice Chris Gunness, director de la UNRWA, que ha descrito el campo como un infierno. UNRWA, me dice Gunness, está “pidiendo a los que pueden influir en las partes en el conflicto que hagan valer esa influencia”, y agrega: “Todos en Medio Oriente puede ser influenciados, todos son patrocinados”. Gunness señala que casi 100 civiles , entre ellos 20 niños, fueron evacuados del campamento el 5 de abril pasado, así que “no hay razón por la que más residentes de Yarmouk no pueden ser llevados a un lugar seguro”.

La campaña de la ONU para recaudar 415 millones de dólares para los refugiados palestinos en Siria ha logrado sólo el 20%, una situación que Gunness llama “desastrosa”. ¿No es un escándalo que siempre hay dinero en efectivo sobrante para campañas de bombardeos pero nunca suficiente para ayuda de emergencia? Los palestinos de Yarmouk, al igual que los palestinos de Gaza durante el verano de 2014, necesitan nuestro apoyo, tanto político como financiero”.

Ahora es el momento para aquellos de nosotros que decimos preocuparnos por el pueblo palestino y su lucha por la dignidad, la justicia y la nacionalidad, de hacer oír nuestra voz. Unos 3.500 de los 18.000 palestinos de Al Yarmouk son niños. Como dice Gunness, su voz temblando de emoción: “Estamos asistiendo a una potencial masacre de esos inocentes. ¿Qué hará el mundo? ”

​Traduccion en español: Roxana Levinson para Focomedioriente.com​
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