¡No estaba muerta, estaba de parranda!
En estas últimas semanas, corrieron una serie de rumores en las redes sociales sobre Tibisay Lucena: que si había muerto; que estaba hospitalizada en el Hospital Sirio Libanés de São Paulo; y otros más “vapores de la fantasía”, como diría Andrés Eloy Blanco. Pero, he allí que reapareció el 7 de febrero, sentada en su trono del CNE, para anunciar que las ilegales y desde ya fraudulentas elecciones presidenciales se realizarán el 22 de abril.
Carlos Armando Figueredo
No estaba muerta, estaba de parranda y esa parranda seguramente consistió en reunirse con Maduro, Jorge Rodríguez, tal vez con Raúl Castro en La Habana, aprovechando una consulta en el hospital en el que se atendió a Hugo Chávez.
Esa parranda era necesaria para preparar todas las artimañas que le permitan anunciar, en la noche del 22 de abril que Maduro ganó con más de 10 millones de votos.
Al anuncio hay que agregarle que además del triunfo de Maduro, se le ha dado, por fin, el golpe de gracia a la moribunda democracia venezolana.
Ojalá se pueda decir que la oposición venezolana no está muerta sino que está de parranda y que en esa parranda lo que está preparando es la inexorable salida de Maduro y su corrupto régimen, con todas las acciones a su alcance, avaladas por la comunidad internacional.
