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No son las sanciones, estúpido…

“Hay que tener mucho cuidado con los pragmáticos que prefieren “un candidato habilitado y moderado que uno inhabilitado y radical”. Esta frase-que carece de sentido ético-es subordinar la felicidad de la mano del verdugo”.

La inhabilitación política por parte del régimen a precandidatos de primaria de oposición es una conducta típica por la cual Maduro y sus camarillas han sido sancionados. Cuando algunos piden aliviar las sanciones y se preguntan “si sería más eficiente donar dinero para atender a las personas afectadas por la crisis generada por un Gobierno autoritario o flexibilizar las sanciones que no logran, ni tienen proyección de lograr un objetivo de cambio político, pero sí amplifican las necesidades sociales de la población”, la respuesta parafraseando a Clinton sería, no son las sanciones estúpido, es la vida, la dignidad, la libertad…

Inhabilitaciones políticas arbitrarias e inconstitucionales dan cuenta de un interés nulo en un estado fallido, de no cambiar conductas que dieron origen a sus sanciones. Si consideramos que una oportunidad real de competir en unas elecciones presidenciales en Venezuela injustas y amañadas, es hacerlo con el candidato [a] que no sólo logre ganar la primaria, sino remotivar e inspirar a la gente, la habilitación se convierte hoy en la primera demanda de cualquier negociación junto a la libertad de los presos políticos.

La felicidad posible…

El caso venezolano es realmente inédito por estremecedor, violento y criminal. Latinoamérica jamás había vivido una experiencia de terror, dominio y devastación. Superar esta oscura etapa de nuestra historia republicana bajo rutas electorales, luce una quimera. Pero a pesar de la desigualdad la historia da fe de que es posible.

Desde las revoluciones naranjas verdes o celestes, de los claveles o terciopelo, desde Portugal hasta Checoslovaquia, Bulgaria o Hungría; la caída del muro de Berlín, el desplome de la Unión Soviética, la política de la Glasnost [apertura] y la perestroika [restructuración] de Gorbachov; la emergencia de Solidaridad y los acuerdos de Mesa Redonda en Polonia, el Foro Cívico dirigido por el dramaturgo Václav Havel, el movimiento anti comunista y reformista de Petar Mladenoven Bulgaria o la llamada Revolución de los troncos en Croacia, no ha parado la voluntad de la humanidad por luchar por la libertad, la democracia y la dignidad de sus pueblos. La intervención de la Comunidad Internacional ha sido fundamental. A ratos errática, morosa, por lo que revisar los modos de intervención [injerencia legítima], sigue siendo una deuda con pueblos víctimas de dictaduras injustificadas en el siglo XXI.

La búsqueda de la felicidad, viejo anhelo de los grandes positivistas como Bentham o John Stuart Mills, que no es más que el derecho a expresarse libremente, erradicar el dolor causado por un estado totalitario, rebelarse a la persecución política, la opresión y el abuso de autoridad, es un valor superior de la humanidad. El gran dilema es cómo resolverlo cuando se interponen los vetustos conceptos de soberanía y no intervención, utilizados por los dictadores “rictus idiotas” como personificación del estado, como inmunidad.

La búsqueda de la felicidad no es otra cosa que vivir en paz. El máximo placer del hombre es la convivencia social organizada [utilitarismo], que previene el dolor, el caos y el sufrimiento devenido de la contravención del orden social y moral. Mills o Herbert Spencer llegan a justificar la desaparición del estado mismo, cuando se convierte en un modelo de poder tiránico, que causa daño, sea por lejanía a la ley, incertidumbre, infecundidad ciudadana o aparente pureza. Mills: “Es mejor ser un ser humano insatisfecho que un cerdo satisfecho; mejor ser un Sócrates insatisfecho que un necio satisfecho. Y si el necio o el cerdo opinan de un modo distinto es a causa de que ellos sólo conocen una cara de la cuestión. El otro miembro de la comparación conoce ambas caras”.

En la granja de los necios…

Hay que tener mucho cuidado con los pragmáticos que prefieren “un candidato habilitado y moderado que uno inhabilitado y radical”. Esta frase-que carece de sentido ético e incluso utilitario, sugiere subordinar la búsqueda de la felicidad de la mano del verdugo. ¿Cómo lograr el restablecimiento del orden si nos ajustamos sumisamente a las imposiciones del necio? Un tema es reconocer que enfrentamos un estado arbitrario por lo cual debemos estar prestos y preparados, y otro muy diferente, arengar desde una tribuna de “consultor demoscópico” una máxima disfrazada de fecunda pero entreguista.

Este es el gran daño [Mills], que hacen los “cerdos satisfechos” a la sociedad. Opinan sobre una cara de la cuestión, y confunden a la gente. Confusión que es abstención, confusión que es manipulación, confusión que daña por encender la desconfianza y la fragmentación…En lo personal estoy de acuerdo con la suscripción de un protocolo de contingencia política ante un escenario que impida la participación de un precandidato de oposición en las presidenciales. Pero ese protocolo debe agotar una agenda de solidaridad y acompañamiento político y ciudadano, en respaldo del vencedor inhabilitado. Agotados los esfuerzos, considerando el peso político del elegido en términos de votos obtenidos, vamos al protocolo.

Es muy peligroso manejar una narrativa comprensiva de la inhabilitación. No podemos perder por forfeit, de acuerdo. Pero tampoco ganar por quítate tu para ponerme yo. Proponer un “orden de suceder” sin un orden de defender, es sumisión. No podemos dar la inhabilitación por hecho. Antes se debe luchar por revertirla. Lo políticamente correcto es recurrir al consenso si persiste la inhabilitación, agotada una agenda de resistencia… Aquí llegamos nuevamente a las sanciones. ¿Cómo puede haber incentivo para aliviarlas si el propio régimen se inhabilita? Tampoco es válido hablar de habilitaciones sólo para moderados como si la moderación garantizara justicia. Decía Hanna Arendt: “el “mal radical” es una noción fenomenológica que describe los hechos atroces de los totalitarismos, encaminados a transformar a los hombres en entes superfluos.” Quien llama a otro radical sin serlo, entonces es superfluo, porque banaliza el mal.

La indisciplina del autoritarismo arbitrario.

Así lo describe Piero Calamandrei en su libro, El Fascismo como régimen de la mentira. «EL fascismo es la trufa, el engaño organizado de la ilegalidad, es el gobierno de la indisciplina arbitraria, de la legalidad adulterada, del fraude constitucional»…Es el ardid jurídico para inhabilitar. La Ley Orgánica de la Contraloría General de la República prevé la inhabilitación de funcionarios públicos de nombramiento de estado, NO de funcionarios de elección popular. María Corina Machado NO desempeñó ni desempeña cargo de nombramiento administrativo. Ni administró ni administra fondos públicos. La resolución 01-00-000398 [13 de julio de 2015] que separó del cargo de Diputada a Machado de manera arbitraria, pretenden extenderla por 15 años. Una trufa, legalidad adulterada.

En todo caso la trufa sancionatoria contra Mara Corina [2105] está prescrita. En misiva del despacho de Elvis Amoroso [30/6/23 al Diputado Brito] menciona “un procedimiento” que se “mantuvo abierto” contra Machado, que la inhabilitó por primera vez por 12 meses [2015]. Ahora sin que medie debido proceso, se extiende el zascandil a 15 años. El artículo 114 de la LCGR señala que “las acciones administrativas sancionatorias o resarcitorias derivadas de la presente Ley, prescribirán en el término de cinco (5) años”, por lo que todo proceso en su contra prescribió en 2020.

María Corina Machado tampoco ejerció su derecho a la defensa (Art. 49 CRBV). Para colmo se viola el principio de Non bis in ibem según el cual nadie puede ser procesado o penado de nuevo por una infracción por la cual ya ha sido definitivamente absuelto o condenado de acuerdo con la ley. El numeral 7 del artículo 49 constitucional, reza: «Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos hechos en virtud de los cuales hubiese sido juzgada anteriormente». El organismo la inhabilitó en una oportunidad de manera írrita. Hacerlo nuevamente, de paso incurriendo en falso supuesto, sin competencia, prescripción manifiesta y violación del debido proceso, es un fraude grosero a la constitución.

Sólo mediante sentencia definitivamente firme dictada por un tribunal de la república, puede considerarse inhabilitado un ciudadano para ser elegido [Art. 65 CBV]. El artículo 105 de la ley CGR al decir de Calamandrei, es una clara demostración “de un engaño legalmente organizado, la indisciplina autoritaria de la ilegalidad”. El artículo 23.2 de la Convención Americana de DDHH reconoce como legítimas las limitaciones a los derechos políticos que estén fundadas en una condena dictada por el juez competente en un proceso penal en el que se le imponga al condenado la pena accesoria de inhabilitación política. Al final los inhabilitados somos todos los venezolanos.

Chávez lideró en el 4F y fue presidente…

Chávez quien participó en la leva de armas del 4F-92, no fue impedido de registrarse en las presidenciales de 1.998, por haber sido sobreseído y no haber sido inhabilitado por sentencia firme. Pero era otro país que, en medio de cierta candidez mezclada de probidad institucional, permitió a un exmilitar incurso en rebelión, competir por la presidencia, ganarla y proclamarse. Una oportunidad histórica para redimir a una nación, rescatando la felicidad perdida, pero [Chávez] eligió el camino de la falsa reforma, del populismo, del revanchismo del siglo XXI, con lo cual, todavía algunos necios, comulgan, conviven y hablar de preferir habilitados moderados.

«Mejor ser un Sócrates insatisfecho, que un superfluo, que un cerdo satisfecho…»decía Mills, sentenció Arendt…Luego, no son las sanciones estúpido. Es el bien contra el mal…

@ovierablanco

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