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Nuestra Humanidad (3)

Maritza Meszaros

Estoy en el hotel con mi hijo menor, lista para seguir descansando.  Eso es lo que he hecho desde que llegamos del aeropuerto.  Descansar.  A veces hace falta porque sin darnos cuenta nos hemos agotado y necesitamos reponer nuestra energía.

Mientras descanso pienso en la muchacha que conocí hoy en el aeropuerto de Miami, deseándole lo mejor.  La conocí solo por unos minutos pero aquí me encuentro, pensando en ella y pidiendo por ella y por su familia.

Después de estar esperando por más de una hora en el avión creyendo que íbamos a despegar, nos avisaron que la falla del avión requería más tiempo para ser reparada. Nos pidieron que bajáramos del avión y después estuvimos esperando para ver si por fin lográbamos abordar de nuevo hacia Caracas.  Se hizo obvio con el transcurso de las horas que si el avión salía sería tarde.  Llegaríamos a Caracas de madrugada y extenuados.  Algunos de nosotros decidimos aprovechar la oferta de ir a un hotel a descansar y salir en un vuelo temprano al día siguiente.  Fue justo cuando estaba recibiendo mis “vouchers” para la comida y el hotel, cuando la escuché diciendo que ya ella no iba a ir a Caracas y que le dieran un boleto para regresar a su punto de partida.  Me pareció extraño que habiendo llegado hasta Miami y quedándole tan poco para llegar, decidiera cancelar todo su plan.  Fue entonces cuando me dijo que su padre había fallecido y que ella iba a su entierro que era temprano en la mañana del día siguiente en Barquisimeto.  No había forma que lograra llegar.  Tenía tiempo sin ir a Venezuela.  Sin pensarlo la abracé y allí sobre mi hombro se desahogó.  Yo también he estado allí…He pensado que el llanto va a inundar mi corazón y lo va a ahogar…He pensado que nunca voy a parar de llorar…Y siempre ha habido alguien que ha estado allí para abrazarme.

Esta vez fui yo quien di el abrazo.  Me encanta dar esos abrazos, al igual que recibirlos. Confío en que me den la oportunidad de abrazar a muchos otros que lo necesiten, en el momento justo.  Confío en que muchos otros abrazarán a amigos y a extraños en muchos otros momentos justos.  Sé que así será porque no todos queremos tener pieles de cocodrilo.  Algunos preferimos llorar y también sentir.  Nunca perdamos nuestra humanidad. Si no, no sé en qué nos convertiríamos.

¡Mantengamos nuestra humanidad!  Somos humanos…humanitarios…y aún tenemos humanidad…

Nuestra Humanidad (1)

Nuestra Humanidad (2)

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