Opinión Internacional

América Latina: El ALCA como obstáculo para la integración

El ALCA, cuyo principal impulsor es Estados Unidos, representa un obstáculo y no una herramienta para la integración de América Latina, aseguraron participantes en un foro del Parlatino en la capital venezolana.

Varios participantes de la Cumbre sobre la Deuda Social y la Integración Latinoamericana convocada por la sección venezolana del Parlatino (Parlamento Latinoamericano), que concluyó este viernes, abogaron por una vía regional hacia la integración sin la participación de Estados Unidos.

Jaime Estay Reyno, responsable de la Red de Estudios de la Economía Mundial de México, aseveró que «si la integración regional (latinoamericana) no avanza antes de que arranque el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), el proceso corre el riesgo de perderse (y) de ser claramente rebasado».

Resulta «difícil» que avance el proceso de integración latinoamericano debido a las políticas neoliberales de ajustes macroeconómicos que se aplican en cada país, dijo Estay Reyno, profesor de la Universidad de Puebla, México.

El experto afirmó que el principal defecto del ALCA es lo que consideró una tendencia hoy predominante en los países industrializados, encabezados por Estados Unidos, de tratar de manera igualitaria a todos las naciones con independencia de su tamaño y de su grado de desarrollo económico.

Estay Reyno afirmó que uno de los problemas del proceso de integración es su contenido predominantemente comercial, que lo convierte en «fragmentario» y en «un enramado de acuerdos, difícil de ordenar coherentemente».

También cuestionó que procese «desde arriba, de espaldas a la sociedad», por lo cual «no es una aspiración social compartida» en los países latinoamericanos.

El ALCA está en proceso de negociación desde 1994, cuando se celebró la primera Cumbre de las Américas, en la ciudad estadounidense de Miami.

En la última cumbre, realizada en Québec, Canadá, los jefes de Estado y de Gobierno de 34 países de América –todos los del continente con excepción de Cuba—se comprometieron a instaurar el ALCA en 2005.

La voz más crítica contra el ALCA en el foro del Parlatino fue la del ex candidato presidencial mexicano Cuauhtemoc Cárdenas, líder del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), uno de los tres principales de su país.

«Debemos tener muy claro que el ALCA no es el proyecto de integración de nuestros pueblos», afirmó Cárdenas, para quien esta iniciativa comercial tiene la finalidad de asegurar para Estados Unidos sin problemas los grandes recursos energéticos de América Latina, entre ellos petróleo y gas natural.

«Con el ALCA será más determinante la influencia de Estados Unidos en la región», aseveró Cárdenas. Este acuerdo se inscribe en un proyecto de «dominación continental» que complementan el Plan Colombia contra el narcotráfico y el desarrollista Plan Puebla-Panamá, afirmó el político mexicano.

«El Plan Colombia originalmente no correspondía a la lucha antinarcóticos», según Cárdenas, pues había sido propuesto por el presidente Andrés Pastrana a la comunidad internacional como un plan «amable» de desarrollo.

Sin embargo, se transformó en un «plan de paz con contenido contrainsurgente» en el norte de América del Sur.

En cuanto al Plan Puebla-Panamá, cuya finalidad es desarrollar la infraestructura y las actividades productivas en América Central y en el sur de México, tiene, según el líder del PRD, «propósitos ocultos».

Cárdenas mencionó entre esos propósitos la instalación de empresas maquiladoras (de procesamiento de exportaciones) en la zona, que contratarán casi en exclusiva mano de obra barata y no calificada, y la construcción de vías de acceso para la producción norteamericana desde su frontera con México hacia América Central.

En el foro convocado participaron unos 150 expositores de América Latina, Europa y Estados Unidos en un amplio debate sobre la situación social latinoamericana y las vías para hacer frente a problemas como la pobreza y exclusión social.

El brasileño Theotonio dos Santos, profesor de la Universidad de Sao Paulo, llamó a dejar a un lado las «limitativas tesis del neoliberalismo» y a construir «una nueva utopía que sustente el desarrollo de América Latina».

Dos Santos criticó «la visión fundamentalista del neoliberalismo», que niega el disfrute universal de los beneficios del crecimiento económico, y reivindicó como «utopía realizable» la distribución equitativa de esos beneficios entre todos los integrantes de la sociedad.

El académico brasileño, autor de una vasta obra dedicada a problemas del desarrollo, propuso acabar con la «falacia» de que «no tenemos salida para la dependencia» y que «lo mejor es negociar».

En las últimas décadas, América Latina ha estado negociando creyendo que Estados Unidos tiene la solución, sin darse cuenta que esa potencia «solo quiere perpetuar la dependencia».

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