Opinión Internacional

Asesinar al mensajero

La Agencia Latinoamericana de Información reveló (19-10-2006) que entre los meses de julio y setiembre fueron asesinados 13 trabajadores de la prensa en 7 países latinoamericanos. Otros 9 murieron ejecutados en el primer trimestre del año. Los asesinatos se produjeron en Guyana, República Dominicana, Colombia, El Salvador, Guatemala, México, Ecuador y Venezuela. Colombia tiene el mayor número de muertos en los últimos 10 años (83).

La Asociación Mundial de Periodistas (WAN) señala, a su vez, que en lo que va de año han asesinado más de 80 periodistas, la mayoría de ellos en Irak (26). Para WAN 2006 es el más terrible para los periodistas en una década. Además de las muertes se cuentan innumerables atropellos, como secuestros, torturas, palizas y distintos vejámenes. La WAN, con sede en París, representa a 18 mil periódicos. Entre sus miembros se incluyen 73 asociaciones periodísticas, 11 agencias de noticias y 9 grupos de prensa regionales e internacionales.

El profesor Javier Salutregui Mentxaca explicó, ideológicame
nte, en una ponencia, esos asesinatos: «Asistimos a una guerra cuyos cuarteles se asientan en los medios de comunicación, pues al fin y al cabo los medios han sido históricamente utilizados como instrumentos de propaganda y guerra psicológica, aún en tiempos de paz(¿). En tanto se le destruya al enemigo su capacidad de comunicar, la batalla tenderá a su fin».

El intelectual y periodista argentino Rubén Alejandro Fraga colocó el epitafio de esta situación en el título de una de sus columnas: «Esa vieja costumbre de matar al mensajero».

El sábado 7 de octubre se inauguró en Bayeux, Francia, el primer memorial en homenaje a los comunicadores que perdieron su vida ejerciendo su profesión. Ese mismo día se conoció el asesinato de la periodista rusa Anna Politkóvskaya, en Moscú, y de los reporteros alemanes Christian Struwe y Karen Fischer, en Afganistán. Filmaban un documental para el canal Deutche Welle.

Parecería un relato amargo. Para la humanidad es una tragedia.

Nota: En la entrevista que me hizo Roberto Giusti y que fue publicada en El Universal el pasado domingo me preguntó sobre una acusación que me hicieron en el canal 8 en relación con una supuesta participación mía (¿?) en una conspiración para derrocar al Presidente Chávez, con el fin de instalar un gobierno de (aparente) izquierda que se llevara bien con EEUU. Mi respuesta completa fue «cuando tienes el poder absoluto todo es posible en materia de asesinato mediático. Yo también pienso que es algo muy grave. Que hagan lo que tienen que hacer».

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