Opinión Internacional

Berrido, berrinche, berretín

Cuando se van haciendo viejos, los puercos machos, también llamados “verracos” se vuelven más rebeldes e incontrolables. Cuando se ponen bravos emiten unos gritos a los que se llama “berridos” (de verraco), palabra que originó el vocablo “berrinche”, que significa enojo muy intenso.

A partir de “berrinche”, surgió en la ciudad de Salamanca el vocablo “berretín”, que alude a ‘persona malhumorada’. Esta palabra cruzó el océano Atlántico y fue adoptada en ambas márgenes del Río de la Plata, con el significado de ‘capricho’ o ‘deseo vehemente’, pero con cierto matiz peyorativo. En los años 60 y 70, los guerrilleros tupamaros de Uruguay llamaron “berretín” a cierto tipo de escondrijo para armas y documentos, disimulado en las paredes o en el piso de una casa.

Que Correa, Presidente de Ecuador, haya dado de “berridos” con el asunto de lo ocurrido el fin de semana no puede ni debe sorprender a nadie. Es la esperada reacción de alguien a quien no le pidieron permiso para entrar en su casa, así haya sido para aniquilar un nido de serpientes venenosas. Claro, hábil como es Correa, a este asunto lo ha sobredimensionado (ningún ecuatoriano civil o militar murió en el encontronazo entre el ejército colombiano y los salvajes de la FARC) y lo cobrará con ventajas en temas de comercio y negocios.

Que Uribe, Presidente de Colombia, haya visto una oportunidad de liquidar a un delincuente asesino y lo haya hecho, no puede sorprender a nadie. Que se violó el espacio territorial ecuatoriano, no parece ser un asunto en duda. El tema es que Reyes era un asesino terrorista con un prontuario en el cual destacan estas “nimiedades”:
1991: Masacre de una comisión judicial donde fueron asesinados un juez, un médico legista, tres secretarios y dos agentes de la Policía Judicial, el 27 de noviembre, en Usme.

1993: Doce atentados terroristas en Bogotá que causaron la muerte de varias personas y el ataque a una patrulla militar en las afueras de la capital en la que perdieron la vida 13 policías.

1995: Responsable de los hechos que culminaron con la escalada terrorista de los días 27, 28 y 30 de Mayo de 1995, cuando las FARC establecieron retenes en las vías que de Bogotá conducen al municipio de Choachí y Guayabetal-Villavicencio, los asaltos al puesto de policía en Silvania, (Cundinamarca) y a la Octava Estación de la misma institución en el barrio Kennedy, en el suroccidente de la Capital del país.

2000: Ataque a la base militar de Patascoy, en diciembre de 1997, en el que murieron 10 militares, 18 secuestrados y 8 resultaron heridos.

2001: Condenado por el secuestro y posterior asesinato de la ex ministra de Cultura Consuelo Araújo Noguera, La Cacica. Secuestro del ex senador Luis Eladio Pérez y tres personas más, ocurrido el 10 de junio en la vía que conduce del municipio del Charco a la Victoria ( Nariño).

2002: Secuestro y homicidio de nueve excursionistas en la zona de Puracé ( Cauca) en febrero del 2001. Asesinato del congresista Diego Turbay Cote, su mamá y cuatro personas más el 29 de diciembre del 2002. Asesinato de monseñor Isaías Duarte Cancino, ocurrido el 16 de marzo. Acusado de la producción, comercialización y tráfico organizado desde Colombia hacia las selvas del Brasil. Atentados en Bogotá durante la posesión del presidente Álvaro Uribe. La masacre de Bojayá en la que perdieron la vida 119 personas, entre ellos 45 menores de edad.

2003: Secuestro y asesinato del gobernador Guillermo Gaviria, el ex ministro Gilberto Echeverri y 8 militares. Acusado de homicidio en persona protegida y acto de barbarie. Atentado terrorista contra el club El Nogal, en Bogotá, que cobró la vida de 36 personas y un centenar de heridos. Abusos, secuestros y reclutación de menores en la antigua zona de distensión para las conversaciones de paz con el gobierno de Andrés Pastrana. Atentado con una bicicleta bomba, el 25 de enero en el barrio Fatima, en el sur de Bogotá.

2006: Secuestro del ex gobernador del Meta Alan Edmundo Jara Urzola.

2007: Acusado del secuestro en el 2002 y el asesinato en el 2007 de 11 de los 12 diputados del Valle.

Lo de Chávez, Presidente de Venezuela, es otra historia. Un deseo desesperado por brillar, por el ser principal chivo en cualquier monte, una manía de figuración y protagonismo a como dé lugar, un ataque más de egolatría y egotismo. Delirios de grandeza. Alardes de ese patrioterismo insulso y bellaco que nada sabe de Patria. Hasta un minuto de silencio hubo. Todo maquilladito de “humanitarismo”. Claro, de todo esto habrá platos rotos. Que los paguen otros, principalmente los venezolanos. Cierre de fronteras y de embajada, gastos innecesarios en movimientos de tropas, angustia colectiva en la población.

Entretanto, la OEA espera, no sabemos qué, pero espera. No actúa de oficio. Es el ejercicio de la inutilidad.

Y las FARC gozando como locos. Les agarraron un “berretín”. Pero tienen más. La principal condena ha debido y debe ser a esta organización de criminales. A la muerte de Raúl Reyes las FARC le ordeñarán cuantiosos dividendos, políticos y financieros.

Concejal El Hatillo – Un Nuevo Tiempo

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