Bush y Lula: paz, amor y etanol
De acuerdo a declaraciones de Marco Aurelio García, principal asesor de Lula, el mandatario brasileño traerá a la cumbre energética que se realizará durante los días 16 y 17 de abril en Margarita “un estilo de paz y amor” para convencer a Chávez de las bondades del etanol.
Refiriéndose a las posturas críticas de Chávez y Castro, quienes sostienen que el desarrollo masivo de la producción de etanol significará hambre para la humanidad, García le dijo a Folha de Sao Paulo que los ex aliados de Lula utilizan el etanol como “combustible ideológico, cuando solo debería ser combustible”. García afirmó que Venezuela desarrolla “una política de biocombustibles, en la medida en que está sustituyendo el plomo en su gasolina por etanol”.
García posee razón. El enfrentamiento sobre el etanol entre los ejes Castro-Chávez y Bush-Lula tiene como fondo la cuestión geopolítica. Bush y Lula decidieron en Camp David un plan de inversiones para Centroamérica y el Caribe con el fin de desarrollar biocombustibles, especialmente etanol a base de caña de azúcar, fortaleza de Brasil (el de EEUU es a base de maíz, menos rentable).
Haití, El Salvador, Honduras, Guatemala, República Dominicana, Saint Kitts y Nevis ya son parte de la geografía -presente o futura- del etanol de Washington y Brasilia, al igual que Colombia. El etanol une los ejes Washington-Brasilia y Washington-Bogotá. Brasil tendrá que ver qué hace en la Fase II del Plan Colombia-Andino. Correa acaba de firmar en Brasilia 3 convenios bilaterales en el área de biocombustibles. Panamá es productor potencial de etanol y de biodiesel. Uruguay está listo para entrar al club del etanol. Argentina apuesta al biodiesel. Las inversiones para la producción de etanol llegarán también al continente africano.
Centenares de miles de millones de dólares, monitoreados por Jeb Bush, ahora presidente de la Comisión Interamericana de Etanol, buscan con urgencia tierra y alcohol. Silvia Ribeiro (investigadora del Grupo ETC) denuncia que trasnacionales de cereales como Cargill, ADM y Bunge, productores de semillas transgénicas como Syngenta, DuPont, Monsanto, Bayer, Dow y las grandes empresas automotoras comienzan a controlar paralelamente el mercado de los biocombustibles. Las petroleras también. Para ellas el etanol no es un peligro próximo, pero sí una ganancia inmediata. Son alcodólares más petrodólares.
El Programa de Bosques WWF/Adena denunció que en la década pasada plantaciones agrícolas y forestales reemplazaron 16,1 millones de hectáreas por año, el 94% en zonas tropicales. Según Lula 483 millones de hectáreas son suficientes para que convivan etanol y alimentos.
En la geopolítica del etanol la “paz y el amor” están muy lejanos.
