Chávez y el Nuevo Orden Mundial
Chávez busca instalar a Venezuela de manera relevante en el Nuevo Orden Mundial. Lo hace bajo los criterios asociados de “pequeña potencia” planetaria y “gran potencia energética” global. El concepto unificador es el de multipolaridad, en contraposición a la intención unipolar de EEUU. Desde que llegó al poder Chávez trabajó incansablemente para imponer su estrategia. Desarrolló, en un primer momento, alianzas tácticas y estratégicas para lograr ese fin. En el plano intercontinental los acuerdos tácticos (España, Francia, Inglaterra, entre otros), le permitieron ganar tiempo para desarrollar las alianzas estratégicas (Rusia, China, Irán). En América Latina las alianzas estratégicas la concretó con Cuba y Bolivia, mientras buscó afanosamente la construcción del “Eje de Liberación Estratégico” a través de la relación Caracas-Brasilia-Buenos Aires.
Mientras Chávez avanzaba velozmente hacia sus metas, Washington, el enemigo estratégico (unipolaridad versus multipolaridad), solamente miraba hacia el Medio Oriente, aferrado a la “Doctrina Wolfowitz”. Paúl Wolfowitz, hoy Presidente del Banco Mundial, ha formado parte desde hace más de 30 años de distintos equipos interdisciplinarios integrados mayoritariamente por halcones republicanos. Su “Doctrina Wolfowitz” (1992-Defense Planning Guidance) fue elaborada bajo la dirección de Richard Cheney, hoy Vicepresidente de EEUU y en ese momento Secretario de Defensa. Wolfowitz sostiene la necesidad de conformar un Nuevo Orden Mundial ordenado exclusivamente por EEUU. La gran potencia del Norte únicamente establecería alianzas coyunturales, de acuerdo a cada conflicto que se presentara. La ONU y la OTAN no serían consideradas como árbitros en la guerra por el Nuevo Orden. En 1997 Wolfowitz planteó la urgencia del derrocamiento de Sadam Hussein. Wolfowitz desarrolló la tesis de instalar bases militares de EUU en el Medio Oriente para garantizar directamente el acceso a las fuentes de energía.
En la “Doctrina Wolfowitz”, decisiva para comprender la ocupación de Irak y la actitud del gobierno neoconservador de Bush frente a los demócratas en el caso Irak-Irán, América Latina no figuraba como prioridad. Se caracterizaba como “patio seguro”. Hoy, con la ofensiva diplomática-energética de la Casa Blanca -primera fase- y la definición del Comando Sur de que la región presenta “amenazas no convencionales que requieren de respuestas no convencionales” -segunda fase-, entre las cuales se encuentra el “populismo radical” de Chávez (Craddock-2006), Venezuela ha pasado a formar parte del escenario de la guerra por el Nuevo Orden (Global), tal como lo muestra el nuevo mapa bélico del Pentágono (Centcom-2006).
En el futuro Teatro de Operaciones no aparecen Brasil ni Argentina.
