Cheriegate

La esposa del premier Tony Blair se ha visto envuelta
en un escándalo. Ella adquirió a precios baratos dos
casas en Brighton, las mismas que luego vendió
obteniendo una gran ganancia, gracias a la ayuda de
una persona que ha estado convicta por fraudes.

La oposición conservadora ha querido mostrar la
corrupción imperante. Se aduce que Cherrie Blair no es
una incauta. Ella es una de las abogadas barristas más
caras que hay. Su sueldo por hora puede ser mayor al
de lo que ganan la mayoría de las familias inmigrantes
o de los bomberos en huelga a la semana.

Lo paradójico es que mientras la familia del premier
se enriquece en negocios turbios con la compra y venta
de casas, el gobierno esté planeando anular el derecho
de los inquilinos a comprar su propia vivienda. La
prensa tory ha venido haciendo campaña contra
aquellos inmigrantes que adquieren sus casas
municipales a precios rebajados y luego las revenden a
mayores precios. Sin embargo, lo que esas familias
modestas pueden ganar son cifras relativamente pequeñas
en comparación a negocios como el de la familia Blair
o el de grandes consorcios que se dedican a adquirir
escuelas y hospitales estatales para remodelarlos y
transformarlos en apartamentos de lujo.

El Cheriegate‚ no ha afectado aún al laborismo. Su
índice de popularidad está levemente por encima del
40% de aprobación y a 13 puntos de distancia de los
conservadores. Lo que beneficia a Blair es que no
cuenta con una sólida oposición. Los tories se
encuentran divididos y desmoralizados, y sin una
imágen alterna que ofrecer ante un premier quien se ha
copiado muchas de sus recetas económicas.