Opinión Internacional

Chile, el sí a la vida y el oscurantismo político en Bolivia

La experiencia vivida  hace pocos días, en el desierto de Atacama, Chile, es increíble.  Es indudable que la catástrofe en la mina de Atacama es responsabilidad directa de empresarios que subordinan inclusive vidas al beneficio de sus capitales por medio de la explotación de los mineros. Pero este es otro tema de discusión. Con el rescate exitoso de los mineros encarcelados inéditamente en las entrañas de la madre tierra a 500 metros o más de profundidad, Chile le regaló al mundo algo muy lindo: Esperanza. Con esa humana acción, Chile le dijo incondicionalmente sí a la vida!

El incansable y eficiente trabajo de cientos de ciudadanos chilenos apoyados con la ayuda técnica de estadounidenses y canadienses, liberó, vivos de su oscura cárcel, lo que muy bien pudo haber sido su tumba a 33 valientes mineros: lindo y  edificante.  

En Hanoi, fui testigo de una parte de este acontecimiento, como uno más de mil millones de personas en todo el mundo. Junto con un colega   vietnamita del Banco Central, vimos impacientes y llenos de esperanza el rescate de mas de cuatro mineros, inclusive el del minero boliviano, difundido por la BBC en Internet. Entre medio de la tensión que sentíamos cada minuto que pasaba, mi colega vietnamita me preguntó, por qué Evo Morales no se alegraba como el presidente  Piñera de Chile.  Sólo atiné a mover mis hombros sorprendido por la pregunta. Pero, desde ese instante, la pregunta me martillaba la cabeza. Obligado por la observación de mi colega, observé, con más cuidado, detalle, y hasta suspicacia, las imágenes que la BBC difundía.

Vi  a  Evo Morales y a Piñera parados uno al lado del otro, cómo saludaban a los mineros rescatados. Me hubiese encantado ser un especialista psicólogo para poder interpretar a cabalidad lo que observaba junto a mi colega.

Interpretación

Teniendo plena consciencia que soy un neófito en psicología, di rienda suelta a mis sentimientos para interpretar lo que veía. Hablando en sentido elemental kantiano dejé que la receptividad de las impresiones y la espontaneidad de las categorías se desarrollasen en mi mente a la par de las imágenes de la BBC.

El lenguaje del cuerpo presidencial de Evo Morales, comparado al de Piñera, me mostró algo así como el encuentro entre dos mundos diferentes y hasta  antípodos. Uno que irradiaba luz, optimismo, amplitud, felicidad y  alegría, emocionado hasta las lagrimas, diciéndole sí a la vida, soberano, hasta bondadoso y honesto en la expresión de sus sentimientos. Ese era el Presidente de Chile señor Piñera. Una impresión similar me viene a la mente siempre que tengo la oportunidad de ver, en televisión, al mandatario brasileño Lula.

El otro, el señor Evo Morales; me dio la impresión que irradiaba menos luz, hasta difundía sombras de oscuridad. Y esto no tiene nada que ver ni con su ropaje ni con el color de la piel, tal vez más con su alma. Sentí a un presidente con sentimientos oprimidos, tremendamente inseguro pero aparentando lo contrario, acomplejado. Creí ver a una  personalidad quebrada, a un apodíctico, a un personaje que no puede alegrarse de la vida y por la vida abiertamente. Me daba más bien la impresión que él entiende a la vida como una guerra, una guerra contra sí mismo, incapaz (por lo menos en ese instante) de mostrar emociones, sentimientos libres, espontáneos y honestos. Si uno no es capaz se sentir felicidad por la vida entonces pienso yo que nada puede dar a uno felicidad.

Sendero de subjetividad

Consciente que al caminar sobre el estrecho sendero de la subjetividad es fácil de pecar de erróneo, continué mi marcha interpretativa. Confieso que dio vergüenza y también lástima cuando el minero boliviano, emocionado y agradecido por haber  vuelto a nacer, inmediatamente al salir del vientre de la madre tierra,  se acercó a abrazarlo, como el dijo, “a mi Presidente”, a Evo Morales. El minero boliviano muy emocionado quiso abrazarlo de corazón y profundamente, así como todos los mineros chilenos hicieron con el presidente Piñera y así como éste lo hizo con todos los mineros chilenos, inclusive con el minero boliviano! El abrazo duro tal vez tres o cuatro segundos, los brazos de Evo Morales no se abrieron amplios para recibir y decirle: “Hermano minero, estoy feliz de verte vivo, porque yo también le digo un sí  incondicional a la vida. Estoy feliz porque se salvó una vida valiosa, tu vida, como las vidas de los otros 32 mineros.”  Más bien, su abrazo fue defensivo, de rechazo, de miedo, como diciéndole, no te acerques demasiado, no me toques mucho, no toques mi ego! La alegría del presidente Evo Morales fue semejante a la  aridez de altiplano, controlada, oprimida como él mismo, fue acomplejada. Por razones de “fairnes” tengo que decir que en otra imagen mostrada más tarde, cuando el presidente Morales visitó al minero boliviano en el hospital,  parece que se sintió más libre abrazando al minero y con mayor emoción.

Se conoce que una imagen es más fuerte que cien textos. Cuando el minero boliviano salió de la cápsula y se dirigió hacia Evo Morales éste perdió una buena oportunidad para mostrar  a mil millones de habitantes de este planeta que en su corazón también vive libertad, existe empatía y bondad!  Que su horizonte  va más allá de la colonización o descolonización de su alma. No vi a un  Evo Morales soberano, integro y amplio, vi más bien a uno hasta quebrado internamente, a un hombre que se tropieza con sus propios sentimientos y para cuya visión, la  empatía y bondad son tal vez una señales de debilidad o cobardía en su mundo unidimensional de ka’ras y anti ka’ras, de arriba y abajo, de blanco  negro.

También me dio la  impresión que  no puede liberarse de su propia cárcel oscura, la que tiene en una profundidad de 500 años de colonialismo y que, por lo tanto, no puede liberarse de la propia oscuridad de su propio “pongo”, el cual posiblemente le persigue día y noche como alma perdida. Es tal vez esa alma que no le da y no le deja vivir en paz y sin rencor y  no le permite tener y desarrollar la espiritualidad, la bondad y grandeza  de Mandela, de Lula y ahora la demostrada por, en la clásica terminología masista, por un “Ka’ra colonialista y neoliberal”, el señor Piñera. Se sabe que tanto Mandela como Lula tuvieron una niñez extremadamente difícil y dura, fue una biografía con varios y duros golpes. Pero todo dolor y la frustración  experimentados por ambos estadistas durante su vida, fue la base firme sobre la que se pararon para desarrollar y evolucionar en su momento el espíritu de grandeza y bondad que ellos la tienen y que el mundo admira. Piñera posiblemente tuvo una niñez distinta, mucho mas cómoda y privilegiada, muy probablemente sin duros golpes, pero igual, él demostró que también una persona privilegiada, cuando llega el momento de decirle sí a la vida, es capaz de demostrar sensibilidad, entonces es posible construir esperanza y demostrar bondad. Definitivamente no entiendo hasta la fecha, ni por medio de una deducción transcendental, qué es lo que Evo Morales espera para domesticar a su «political animal» para darle algún día algún tinte de empatía, bondad y grandeza, como Mandela o Lula. Tal vez  Morales  no pueda ni lo logre, por razones que posiblemente están  profundamente arraigadas dentro de  su estructura psicológica y/o por razones que tal vez están muy dentro de la propia teleología y estructura parafernalia de poder de su gobierno y por razones dentro de la propia moral de su poder. Quizá  Evo Morales es incapaz de liberarse del “pongueaje” intelectual frente a su “Vice” y a su entorno, al que parece que  esta  subyugado, posiblemente.

Deducción trascendental

Son especulaciones en el campo de la deducción trascendental y que tal vez no tienen ninguna base real. Se que para el lector tengan hasta un sabor hartamente tendencioso. Pero quién sabe,  es también una realidad que invita a hacer especulaciones de este tipo, apoyadas en la receptividad de las impresiones y la espontaneidad de las categorías, y ahora motivadas por una pregunta inocente de mi colega vietnamita. Sea lo que sea y de cualquier forma, la aridez de altiplano, de su alma, es una verdadera lástima y una verdadera pobreza para el mismo Evo Morales; y lo que para él podría ser  una lastima como persona y como persona de interés publico y personalidad de la historia,  podría ser también para Bolivia y su población  en el fondo, el laberinto de una tragedia político-institucional.

Bolivia está gobernada por dos y más personajes que representan más el oscurantismo y el apodictisismo político y por dos y más almas, psicológicamente hablando partidas, conflictivas, auto-opresivas y desorientadas, cargando además consigo enormes prejuicios político-ideológicos y seducidos por la  borrachera de un poder autoritarista. Es la muleta de almas acomplejadas. Metidos en estos laberintos de oscuridad es fácil perder la relación normal con la realidad y al final con las fuerzas evolutivas de la historia. Chile le dio una increíble lección de solidaridad, de emprendimiento, de seriedad, de eficiencia, de profesionalidad, de pragmatismo y de vida al mundo y no es la primera vez. Pero  Chile y su presidente  le dieron también una lección de honestidad, de empatía, de libertad de espíritu y de vida a Evo Morales. Mientras el uno habla de “política para la vida”, Piñera  demostró esta vez al mundo y a Evo Morales que él llegado el momento, Ka’ra o no, neoliberal o no, el hace todo por la vida, con toda  sensibilidad y eficiencia. ¡Gracias señor presidente Piñera, gracias Chile!

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