Opinión Internacional

Como caen los dictadores

Que como caen los dictadores? Pues como se merecen amigo.  Caen en el preciso momento en que la gente les perdió el miedo y se da cuenta que no son más que monstruos hechos con pies de barro.  Antes poderosos, omnipotentes, engreídos y endiosados, en el momento de la crisis y las despedidas del poder, no pueden ni hablar porque los testículos le han ocupado el lugar de las amígdalas. Sudorosos y pálidos,  buscan a sus aliados y no los encuentran porque ya estos lo despidieron, cuando se dieron cuenta el sol ya le llegaba a las espaldas.

Esos hombres que comandaban ejércitos, manejaban las arcas de sus países a diestra y siniestra, gritaban e insultaban a funcionarios por ponerles malas caras o no reírse de sus payasadas, manejaban las instituciones como barajitas de beisbol o piececitas de un juego de ludo y consideraban las leyes como libros incómodos para reformar a diestra y siniestra, se dan cuenta que la torre del poder se les viene encima sin que nada ni nadie les detenga el derrumbe, destinado a aplastarlos y volverlos trizas.

Allí tienes a Mubarak, el más reciente ejemplo del desplome de la dictadura y la tiranía.  Y ojala se vean en ese espejo absolutamente todos quienes se consideran imprescindibles, iluminados, necesarios a ultranza para regir el destino de los pueblos. Yo te cuento Armando que he visto cientos de fotos que ha  mostrado la prensa mundial y me he dado un gustazo en silencio al ver esos rostros de hombres de todas las edades con esa determinación, esa afrenta al poder y ese valor que les hace pasar días y noches en la plaza, unas tras otro, hasta conseguir que el hombre que se considera imprescindible, salga del poder. Hasta las mujeres, considerada en la sociedad musulmán como seres de segunda categoría y apéndices de sus maridos, han roto las cadenas de su tradición y han salido a luchar por la libertad de su pueblo.

Cuando ocurre ese fenómeno? En qué momento de la evolución de la dictadura y de la represión,  la sociedad es capaz de  rebelarse abiertamente y decir “ya basta”? Pues Armando, cuando se dan cuenta la mayor parte de la población de la inviabilidad de un poder perpetuo y de lo absurdo que es negarse a la libertad. Ya Yoani Sanchez reflexionaba con nostalgia sobre el tema,  en un artículo publicado el pasado Sábado en “El Pais” de Madrid titulado “Tan Lejos de Egipto”. Cuba se ha venido “acostumbrando” a esa perpetuidad en el poder, a verse sumisa y desvalida ante la dictadura y ante el poder.

Ojala hermano nosotros nunca, pero nunca Armando, volvamos a acostúmbranos a la perpetuidad de un hombre el poder.                  

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