Opinión Internacional

Cooperación sostenible

Cerca de 2.000 personas conseguirán mejorar su situación a través del desarrollo de prácticas de producción sostenible en Ecuador gracias al proyecto de cooperación al desarrollo que la ONG SOLIDARIOS, junto a la organización Maquita Cushunchic Comercializando como Hermanos (MCCH) y con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid se ha puesto en marcha en Colta y Guamote (Ecuador).

Colta y Guamote son cantones de la provincia de Chimorazo, una de las regiones con mayores índices de pobreza y malnutrición de Ecuador. Estas poblaciones han sido tradicionalmente olvidadas por las instituciones y las administraciones públicas. En la zona, sobreviven campesinos con pequeñas explotaciones agrícolas,  principalmente, indígenas. Las duras condiciones del sector por su olvido, sumado al alza del precio de las semillas, la inexistente asistencia técnica y la dependencia hacia los intermediarios, dan como resultado una población con altos niveles de exclusión, marginalidad y pobreza.

La pobreza en el área rural es aún muy alta en Ecuador y se ha agudizado en los últimos años, por la caída de los precios agrícolas. Hoy, el 85% de la población que habitan en el campo es pobre. De ahí que la población huya del campo a las ciudades o a otros países para mejorar su calidad de vida. Estos altos niveles de inmigración, sobre todo, de los más jóvenes agudizan los problemas de estas comunidades que ven abandonados los campos.

Un aspecto fundamental del proyecto es la formación en prácticas sostenibles. Los campesinos mejorarán sus técnicas de cultivo aprendiendo a ser cuidadosos con el medio ambiente y a respetar la tierra.

Con este proyecto,  además de desarrollar técnicas agrícolas sostenibles y de respeto a la Naturaleza, los campesino tendrá la posibilidad de comercializar sus productos a través de una red de comercio justo que MCCH ha establecido durante estos últimos años en Ecuador. Con ello, los campesinos recibirán un precio justo por su trabajo, y eliminarán la influencia de los intermediarios.

 Con todo ello, pretendemos que la situación de las personas cambie a mejor, que puedan alimentarse ellos y sus familias como primer paso para conseguir el desarrollo de la comunidad. Como éste hay cientos de proyectos en todo el mundo que tratan de mejorar de manera real la situación de vida de las personas desde lo local a lo global. Porque gota a gota se hace un océano. Organizaciones de todo el mundo denuncian las situaciones de desequilibrio que se crean por una ayuda mal entendida. La cooperación ha de basarse en principios de solidaridad, desinterés, transparencia y participación.

La ayuda al desarrollo no debe estar vinculada a intereses comerciales. De ahí, que sean muchos los que piden un cambio en las reglas del comercio internacional. Tan sólo con aumentar un 1% las exportaciones de estos países, 128 millones de personas saldrían de la pobreza. El cambio en “las reglas del juego” también permitiría a los pueblos definir su propio modelo de desarrollo y aplicar las políticas más acordes con su realidad y sus objetivos de desarrollo.

El aumento de las inversiones y la mejora de la calidad de las ayudas deben ir acompañados de la condonación de la deuda externa. La deuda contraída por los países empobrecidos impide que sus gobiernos destinen más recursos a la educación, la salud o las infraestructuras.

También son necesarias políticas de sensibilización, educación para el desarrollo y diálogo social en los países del Norte para que entre todos podamos conseguir un mundo más justo y solidario.


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