Opinión Internacional

Duhalde y Cuba: Una vergüenza

Buenos Aires (AIPE)- Ya bastante habían hecho los gobiernos argentinos, en particular el actual, para alejarse de la comunidad internacional de naciones civilizadas, si incluimos a los países con gobiernos democráticamente electos y que respetan los derechos de los individuos. Ahora, pocos días después que el gobierno cubano enjuiciara sumariamente y fusilara a tres disidentes que querían escapar de la isla y encarcelara a unos setenta periodistas independientes y opositores al régimen de Castro, al presidente argentino Eduardo Duhalde no se le ocurre mejor idea que cambiar la política argentina de condena al régimen por una de abstención.

¿A cuánta gente habría que fusilar para que se condene la violación de derechos humanos en la Cuba castrista? Duhalde ha querido presentar el tema como uno que involucra las relaciones con los Estados Unidos. Así, ha declarado que «estos meses no van a pasar a la historia por los hechos que condenamos, sino por la decisión unilateral de EE.UU. que produce muerte, dolor e injusticia y que dejó a la ONU en una posición que lamentamos mucho. EE.UU. no puede pedirnos que culpemos al gobierno cubano por violaciones a los derechos humanos cuando ellos matan a civiles en Irak».

Así, ante los ojos del mundo, el gobierno argentino no sólo se pone al lado de Castro sino también de Saddam. La prensa argentina reporta que Duhalde tomó esa decisión teniendo en cuenta la proximidad de las elecciones presidenciales y un supuesto efecto positivo en el electorado, para favorecer así a su candidato, Néstor Kirchner, y basándose en el sentimiento anti-norteamericano que predomina entre los argentinos. Por esa razón declaró: «Sé que interpreto a la mayoría del pueblo argentino».

Por ambas motivaciones, la bajeza de la decisión es notoria, ya que no se juega con los derechos humanos de disidentes fusilados o de presos políticos como materia de puja en las relaciones internacionales con determinado país y mucho menos para tratar de sacar una ventaja electoral. Se trata de una cuestión de principios en la cual es necesario presentar una posición clara, sin importar con quién se está coincidiendo en el voto ni cómo afecta el resultado electoral.

Además, resulta también claro que esa decisión refleja una gran confusión entre buena parte de los argentinos, quienes por alguna razón no aplican el mismo criterio sobre derechos humanos cuando se trata de una dictadura de derecha como la de Pinochet y otra de izquierda como en el caso cubano. Esto lo confirma que cuatro de los seis principales candidatos a la presidencia argentina estuvieron de acuerdo con la posición de Duhalde: Kirchner, Elisa Carrió, Adolfo Rodríguez Saá y Leopoldo Moreau. Dos de ellos son de extracción peronista y los otros dos de extracción radical. Son los mismos que criticaban, con razón, la situación de los derechos humanos durante la última dictadura militar en la Argentina. Pero también son los que ven los muertos en la guerra en Irak, pero jamás decían nada sobre el medio millón de muertos bajo el régimen de Saddam Hussein.

Difícil resulta explicar tal disparidad de criterios y que la gente la acepte. En última instancia, muestra coherencia en un país poco serio, donde sus gobiernos hacen descalabros pisoteando todo tipo de instituciones y sus diputados aprueban con aplauso el anuncio que no se pagará la deuda. Esta es la frutilla que corona el postre.

(*): Corresponsal de la agencia AIPE
(**): Cortesía de la Agencia (%=Link(«http://www.aipenet.com»,»AIPE»)%)©

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