Opinión Internacional

¡El candidato Presidente Evo Morales!

Esta historia comenzó el 18 de diciembre de 2005.

El pueblo boliviano eligió por abrumadora mayoría de 54% de votos a un Presidente de origen campesino-indígena generando una ola de simpatía mundial y un sentimiento de complacencia de la comunidad internacional ante lo que se asumió como justo desagravio a 500 años de exclusión.

El 22 de enero de 2006 ingresó a Palacio Quemado una nueva elite gobernante que desplazó a la vieja dirigencia de un sistema político desgastado y corrupto inaugurando un tiempo de cambio denominado por sus protagonistas como “Revolución Democrática y Cultural”.

Ante la “marea” del 54% de votos, la nueva elite gobernante inauguró la puesta en ejecución de una “estrategia de poder” agresiva y de largo aliento para instaurar en Bolivia un estado social comunitario bajo la hegemonía de la clase campesina aymara y de los movimientos sociales organizados.

El dos de julio de 2006 la “estrategia de poder”oficial sufrió su primer traspié: en vez de “arrollar”, como sucediera antes en Venezuela, sólo conquistó el 52% de la representación en la Asamblea Constituyente sin lograr la mayoría de los dos tercios..

Ante este hecho desfavorable el Partido de Gobierno desarrolló un doble accionar: intentó por un lado imponer la fórmula de la mayoría absoluta para la aprobación de la nueva Carta Magna y arremetió contra los Prefectos elegidos intentando su derrocamiento mediante “revueltas populares”.

La asonada oficialista precipitó el dolor y la tragedia en la sufrida Cochabamba.

A todo esto, la sociedad civil organizada en los departamentos de la llamada “media luna”congregó en calles y plazas de cuatro departamentos el Cabildo del millón que proclamó la decisión de sus pueblos de no acatar una Constitución que pudiera surgir de la ilegalidad e incumplimiento de la Ley de Convocatoria.

Transcurrieron seis meses de forcejeo inútil en el seno de la Constituyente con el intento obcecado del oficialismo por imponer la mayoría absoluta y al final se produjo la aceptación de buscar el consenso de los dos tercios pero sólo hasta el dos de julio de 2007.

La estrategia de la imposición del poder hegemónico oficial ingresó ahora en una fase crucial: se intentaría imponer desde la fecha fatídica del dos de julio y por mayoría absoluta un texto Constitucional ya elaborado por los asesores de Palacio; se lo presentaría en el Congreso de la República y se convocaría de inmediato al referéndum aprobatorio del “soberano”.

Epilogo: se ganaría el referéndum incorporando la votación de los ciudadanos bolivianos residentes en el exterior y a los jóvenes de 16 años de las ciudades y el campo.

Remate final: se convocaría a elecciones generales el 2008 con un candidato Presidente supuestamente imbatible que arrasaría con las fórmulas dispersas y acobardadas del antiguo régimen.

Pareciera que esta sería la estrategia y la esencia del plan en curso que podría sufrir sin embargo modificaciones de forma y contenido en su implementación.

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