El Islam contra el terrorismo
El terrorismo no tiene nacionalidad, ni religión, ni raza. «No tiene razones, sino pretextos», como dijo Javier Pérez de Cuéllar, Secretario General de las Naciones Unidas entre 1982 y 1992.
En estos momentos de tanto sufrimiento, los talibanes, invocando a Alá, manipulan y tergiversan los hechos, para erguirse como los defensores de la fe y de la cultura islámica, cuando ni la fe ni la cultura islámica están en peligro. Los talibanes no son los representantes del Islamismo. Pero al asumir el papel de que lo son, le infligen un daño tremendo. De hecho, ya muchas personas que ignoran las maravillas de la cultura islámica, y que sólo conocen la parte que los talibanes hacen ver, están en contra de los islámicos en general. En los Estados Unidos ha habido pasajeros de raza árabe a quienes no los han dejado abordar aviones.
Los talibanes convocan a una «Guerra Santa» contra los Estados Unidos, como si el conflicto se tratara de un enfrentamiento de los Estados Unidos en contra del Islam. Como si el gobierno americano pensara no sólo que todos los islámicos son terroristas, sino también que son los únicos terroristas. Es obvio que para los Estados Unidos no es así. Y una de las demostraciones de esta realidad es que antes del 11 de septiembre, el peor atentado terrorista en los Estados Unidos, fue perpetrado en Oklahoma City por un norteamericano, Timothy MacVeigh.
Y los Estados Unidos no están solos. El mundo civilizado de oriente y occidente se ha puesto de pie para apoyarlos. Y el mundo civilizado no puede estar en contra del Islam, porque hacerlo sería estar en contra de una gran civilización, cuyos aportes en matemáticas, artes, música, culinariaŠ son patrimonio de toda la Humanidad. El mundo civilizado está en contra del terrorismo y de los terroristas, y está preparado para luchar contra ellos. Los terroristas del mundo son minoría, y no me queda duda de que saldrán vencidos.
No sé cómo los talibanes pudieron pensar en algún momento que el mundo islámico se prestaría a caer en su juego. La gran mayoría de los islámicos quieren la paz, empezando por los millones de afganos que se dirigen como refugiados hacia las fronteras. Es una mala interpretación del Corán la de los fanáticos que piensan que Alá ve con buenos ojos el que se sacrifiquen vidas inocentes.
El Imán Pasha, en la ceremonia ecuménica realizada en el Yankee Stadium de Nueva York, dijo, en las palabras más aplaudidas y sentidas, «somos musulmanes, pero somos americanos; nosotros, los musulmanes americanos llevamos un peso pesado sobre nuestros hombros, el de que aquellos que se atrevieron a realizar actos tan espantosos proclamen nuestra fe. Ellos no creen en Dios».
El Islam también lucha contra el terrorismo. Como luchamos todos los ciudadanos del mundo que queremos la paz.
