Opinión Internacional

Es posible una Cuba revolucionaria sin Fidel

La actividad política de Fidel Castro es un hito en la historia. Aunque, en este momento su renuncia puede considerarse un signo de cambio, no podemos ignorar que la estructura establecida por su gobierno está profundamente enraizada en la vida política del país. ¿Hasta dónde los políticos cubanos asumirán el reto de establecer una democracia en Cuba? ¿Permitirá los Estados Unidos que el pueblo cubano asuma su soberanía? ¿Podrá la sociedad cubana adjudicarse el modelo político más idóneo para los próximos años? ¿Puede seguir existiendo una Cuba revolucionaria sin Fidel?
La mayoría desea una Cuba libre y democrática; pero, también que se respete la voluntad de los cubanos. Este respeto debe venir de las autoridades internas; pero, al mismo tiempo, de los demás países. Si bien es cierto que el modelo de Fidel Castro ha empobrecido a la sociedad cubana el bloqueo de los Estados Unidos profundiza esa situación. ¿Quién es el gobierno de los Estados Unidos para imponer su voluntad a otros pueblos? Sin embargo, Fidel Castro tendría que responder ante las decisiones que su gobierno asumió en estos últimos años contra su propio pueblo. En este aspecto, solamente los cubanos que viven el día a día de su historia pueden exigirle a los futuros gobernantes una mayor responsabilidad.

El probable alejamiento de Fidel Castro de la política no dejará neutral al mundo. Habrá quienes realizarán una larga lista de imputaciones que deberían tener una repercusión judicial. Incluso, y de esto quienes únicamente pueden hablar son los propios cubanos, quienes exijan una rendición de cuenta en tribunales internacionales. Por otra parte, no faltará quienes pretendan idolatrar su figura como ejemplo de lucha antiimperialistas, de revolución y de icono para las futuras generaciones de izquierda. Ante una figura, como la de Fidel Castro, es complejo mantener el equilibrio.

Ignorar que la pobreza en Cuba es una realidad es una gran irresponsabilidad. Al margen, de la pasión o rechazo al modelo socialista cubano la pobreza, la falta de libertades y el aislamiento le perjudica. No es solamente un tema anecdótico el que los cubanos no puedan “elegir libremente” sobre aspectos cotidianos o trascendentales. Es que Cuba requiere un replanteamiento, al menos, de su proyecto revolucionario adaptándolo a la dinámica del mundo actual. Una revolución que empobrece a la mayoría y enriquece a los privilegiados no es una revolución.

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