Opinión Internacional

Estados Unidos: De Super Duper Tuesday a Súper Mañana

En el Súper Martes del 2000 estaba, de facto, definida la candidatura demócrata. No había dudas que el abanderado sería Al Gore, por su condición de vicepresidente de Clinton. Eso suele suceder cuando un vicepresidente en ejercicio aspira al cargo mayor. El interés primordial radicaba en la confirmación de George Bush, gobernador de Texas, como aspirante republicano por encima del veterano del Vietnam John McCain, ahora reincidente. En el siguiente Súper Martes tuvimos a un presidente, Bush, en busca de la reelección, lo que marca las diferencias. Ahora no hay presidente para la reelección ni vicepresidente aspirante. Ahora el juego está abierto pero, más aún, complicado.

Es necesario hacer aquí una reflexión. En esa fecha se pretendió que el Súper Martes pasara a ser un ensayo general de unas primarias. Para ese día que creo fue el 7 de marzo del 2000 los jefes demócratas y republicanos habían acordado 15 primarias y un caucus entre los demócratas, y 13 primarias entre los republicanos.

Las primarias norteamericanas son complicadas. Hay primarias propiamente dichas y los caucus, especie de asambleas abiertas. No olvidemos que minutos antes alguien se puede registrar como votante por alguno de los dos partidos. Ahora mismo vemos como el 2 de febrero los republicanos – un par de días antes del Súper Martes- realizaron un caucus en Maine.

Las primarias fueron adoptadas hace 56 años como sistema de elección de candidatos y presentan síntomas de agotamiento, a pesar del entusiasmo de estas últimas donde ha aumentado el número de votantes. Algunos cuestionan que dos pequeños estados rurales sen los que marquen la salida. Además, las direcciones nacionales partidistas modifican a su antojo como es el caso de las primarias en Florida donde decidió despojar a ese estado de la mitad de sus representantes (114) y el ganador de la contienda -John McCain- solamente sumó 57 diputados camino a la Convención. Por si fuera poco las primarias en estados como Texas, Ohio, Pennsylvania, Indiana, Carolina del Norte y Virginia se celebran después del Super Duper Tuesday lo que indica que generalmente lo hacen cuando prácticamente ya los candidatos estén elegidos.

Este Súper Martes presentó elecciones en 22 estados, varios más que la elección del 2000, lo que exigió una disgregación de esfuerzos que exigió a los aspirantes centrarse en aquellos donde tengan mayores oportunidades. Ahora bien, por su densidad poblacional, los claves son California, Nueva York, Arkansas, Arizona, Georgia, Kansas y Nuevo México. Las victorias en New York y California le han permitido a la señora Clinton –con el evidente apoyo hispano- sacar la nariz de la ventaja.

Es excesivamente difícil sobrevivir a una derrota en el Super Duper Tuesday. Mi impresión personal era que tendríamos un candidato republicano asentado y en vías de consolidarse y tal vez una situación complicada entre los demócratas. Los apoyos de última hora surtieron algún efecto, más entre los republicanos. Por ejemplo, el retiro de Giuliani y su apoyo a McCain lo ayudó a convertirse en el vencedor. El apoyo del senador Kennedy a Obama fue simbólico, pues la estructura partidista demócrata esta con la señora Clinton y el viejo clan que llevo a la presidencia a John carece de un peso político específico, a no ser en su feudo de Boston y el aire de renovación que el senador de color está imprimiendo a tal punto que algunos observadores –apresuradamente, me parece- le llama el Kennedy negro. Los resultados de Massachussets confirman mi impresión inicial: los Kennedy apoyaron a Omaba y allí ganó Clinton, el viejo clan carece de poder determinante para inclinar al electorado.

Preguntan por mail cuál es el efecto del presidente George W. Bush (y de su gobierno) sobre las campañas (y elecciones primarias) de ambos partidos estadounidenses. Es obvio que el agotamiento de un presidente errático pesa sobre el resultado final, no sobre las primarias. Tengo entendido que el gobierno no se ha parcializado, al menos de manera notoria, pero está claro como el agua que el candidato republicano irá con plomo en el ala y que todo apunta a una victoria demócrata, inclusive por las características de cualquiera de los dos –Obama o Clinton- que logre la victoria definitiva, pero John McKein tiene la ventaja de haber enfrentado a Bush como precandidato 8 años atrás, de ser crítico de la estrategia de postguerra en Irak y de haberse asociado con el senador Kennedy para el controvertido proyecto de legalización de la inmigración ilegal. Esto es, un republicano con criterio propio, con antecedentes de saber enfrentar a su partido y de defender sus posiciones por encima de cualquier riesgo.

Bush representa el establishment . Es hijo de un expresidente con un segundo como Dick Sheney que encarna la vinculación con poderosos sectores de la economía y que fue colocado allí por el padre de George W. Bush como un asesor privilegiado y eventual contralor de las inexperiencias del hijo electo. Este gobierno norteamericano ha producido cansancio y los Estados Unidos estaban esperando un mensaje refrescante, lo que podríamos llamar un relanzamiento de la nación. Ello explica los éxito de Baruk Obama, el visionario arriesgado que por momentos recuerda lo mejor de Martin Luther King y rememora, hay que admitirlo, al joven senador católico llamado John F. Kennedy con su mensaje de desafío por la grandeza americana.

Este aire de cambio explica también las dificultades de Hillary Clinton que ha hecho todo lo posible por combatir a Obama tratando de parecer como anti-establishment.

Es obvio que las primarias demócratas –y más allá la elección presidencial misma- están marcadas por ser la primera vez que un líder de color y una mujer se disputan internamente la candidatura presidencial. Y, además, porque el o la que gane tendrá la primera opción. De manera que Estados Unidos puede tener su primera mujer presidente o el primer negro presidente. Eso implica un cambio colosal. Atrás quedan los tiempos de la discriminación racial o aquello que los norteamericanos ni siquiera se planteaban hace unos años, que una mujer fuese presidente. Estados Unidos ya ha cambiado para bien. No me atrevo a aventurar si será Obama o será Clinton, pero para responder a tu pregunta es posible que por vez primera en mucho tiempo el Super Duper Tuesday nos deje una batalla inconclusa que se defina en los estados que se consideran marginados por no ser incluidos en el gran martes. Así Texas, Ohio, Pennsylvania, Indiana, Carolina del Norte y Virginia se sentirían reivindicados y prácticamente estarían eligiendo al próximo presidente de los Estados Unidos.

La batalla entre Clinton y Obama ha hecho que olvidemos un poco a John McCain, un independiente de criterio que ha tenido no pocos roces con el establishment republicano. De estar al borde de abandonar ha repuntado maravillosamente a pesar de la oposición de los sectores más conservadores de su partido. Los resultados parecen indicar que estos no creen en Romney y que siguen tratando de oponérsele tomando de la mano al gobernador de Arkansas Huckabee, lo que parece un esfuerzo desesperado e inútil. Cuesta arriba McKein se impondrá y déjenme decirles que no será un candidato fácil de vencer por Obama o por Clinton.

La batalla demócrata continúa y los estados que se quejan de estar de relleno porque votan después del Súper Martes ahora tendrán la revancha. Así Texas, Ohio, Pennsylvania, Indiana, Carolina del Norte y Virginia se sentirán reivindicados y estarían eligiendo al candidato demócrata. Todo un Súper Mañana.

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