Opinión Internacional

Explicaciones a Moratinos

Hugo Chávez, con sospechosa intemperancia, ha respondido que no dará explicaciones al gobierno español respecto a lo afirmado en el auto del juez Eloy Velasco, de la Audiencia Nacional, sobre las relaciones del gobierno de Venezuela con las bandas terroristas ETA y FARC. El ministro de relaciones exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, se ha ocupado de enmendarle la plana a  su jefe, José Luis Rodríguez Zapatero, al decir que éste no pidió “explicaciones” a Chávez sino informaciones, aclarando que en estas latitudes el vocablo entrecomillado tiene una connotación muy fuerte.

Pues bien, aquí le van algunas explicaciones al quisquilloso Moratinos. La primera sería dejarle en claro que ahora en Venezuela las acciones del Estado y el gobierno se confunden con la voluntad, los caprichos y las ocurrencias de quien ocupa  la Presidencia. Para ello ha venido desmantelando las instituciones democráticas y violando los derechos humanos de la ciudadanía. En estos once años de administración chavista, han ocurrido más de 120 mil asesinatos, de los cuales más del 90% se encuentran impunes. Son más de 50 los muertos en manifestaciones públicas y hay decenas de exiliados y presos por razones políticas.  

Con el vecino más inmediato, Colombia, Chávez ha practicado –según su montaña rusa emocional- la más contradictoria de las relaciones. Ha defendido a los grupos narcoguerrilleros FARC y ELN, solicitando que la Unión Europea y Estados Unidos les retire el calificativo de terroristas. Ha intervenido en su política interna con la promoción del “bolivarianismo” comunista y en no pocas ocasiones ha quedado en posición deslucida, como cuando intentó liberar al niño Emmanuel que ya no estaba en manos de las FARC.

Es del todo inaudito que un Estado mantenga relaciones con su vecino y con quienes, dentro de éste, tratan de liquidarlo. El cinismo de Chávez ha llegado hasta el extremo de declarar que Venezuela limita al Oeste con las FARC. La paciencia del gobierno de Uribe ha sido infinita con el incordio que representa Chávez. El triste y oneroso episodio (para los dos países) del embargo comercial a la industria colombiana representa el mayor de los despropósitos para un régimen que se dice integracionista, latinoamericanista y antiimperialista.

Chávez ha preferido dejar de comprarle a Colombia alimentos y otros productos pero no ha dejado de venderle petróleo a Estados Unidos. El crudo que se le entrega diariamente a éste país es  cada vez más importante para la economía venezolana y, gracias al declive de Pdvsa, representa una porción decreciente entre las importaciones de Estados Unidos. De manera que EE UU cada vez nos vende más y nosotros dependemos cada vez más de sus petrodólares.

A quien paga puntual y en efectivo la factura petrolera, Chávez lo agrede hasta en los términos más rastreros (la ex secretaria de Estado Condoleezza Rice fue objeto de las expresiones más machistas y ofensivas que se recuerden y ninguna de las feministas que apoyan al régimen chavero, tan numerosamente representado en los poderes públicos, protestó tales injurias). Mientras EE UU sea nuestro primer socio comercial y se hagan buenos negocios con las empresas norteamericanas, ese antiimperialismo suena a falsedad

Es Chávez el mayor comprador de armas de América Latina, tomando en cuenta las dimensiones geopolíticas modestas de Venezuela. Ha desembolsado miles de millones de dólares a Rusia para comprar aviones de combate, fusiles y helicópteros. El gobierno de Lula permite este desequilibrio por varias razones, que incluyen el aumento de sus exportaciones a Venezuela y multimillonarios contratos de obras para empresas brasileras.

Las estrechas relaciones con los regímenes totalitarios y/o autoritarios de Cuba (al cual Venezuela financia copiosamente a cambio del trabajo semiesclavo de miles de médicos, enfermeros, monitores y policías), Zimbawe, Bielorrusia e Irán, muestran de qué están hechos los principios de la política internacional chavista. Habría que agregar que la soberanía nacional defendida tan ardorosamente por Chávez ante Estados Unidos, no es la misma que permite mancillar con la injerencia de los dictadores cubanos.

Venezuela es el único país que mantiene todo un sistema de medios (dos diarios, varias revistas, portales de Internet, 400 emisoras de radio  gubernamentales o paragubernamentales y seis  televisoras nacionales y una internacional, Telesur) para denigrar de la cultura española y escarnecer su legado, desde la hazaña de Cristóbal Colón hasta las tradiciones más sencillas. Por supuesto, usando la lengua española.

De manera, señor Moratinos, que no puede usted mostrarse tan  débil (al igual que  su reacción ante la muerte del disidente cubano Orlando Tamayo en las cárceles de la dictadura cincuentenaria de los Castro) con la altanería de Chávez. Ni la fraseología izquierdista ni la representación de los intereses de algunas empresas ibéricas pueden ser más importantes que el compromiso de su país con la democracia.

 

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