Fidel Castro, Presidente eterno de la OEA
El propósito del titulo del escrito, no es el de causar risa, es el de llamar a la reflexión a toda América, sobre lo que se observa a nivel regional y mundial, respecto al triste papel de la OEA ante los diferentes problemas y crisis políticas latinoamericanas en los que ha intervenido desastrosamente, con un saldo francamente negativo para la democracia latinoamericana.
Es innegable, el relativo éxito de la política del marxismo leninismo cubano, en línea con el Foro de Sao Paulo, en la penetración del comunismo en Latinoamérica. Esta inexplicable y condenable actitud de la OEA, impulsada por el comunista chileno José Manuel Insulza, con el apoyo de los petrodólares de Hugo Chávez, y la complacencia y alcahuetería de gobiernos complacientes, está causando una repulsión general hacia la OEA en toda Latinoamérica, dado que es evidente, que ésta organización ha girado 180 grados en el cumplimiento de sus funciones y responsabilidades, entre las cuales, las más relevante sería la de defender la democracia y la paz en la región.
En su primera visita a Venezuela, el dictador Fidel Castro, y el gobierno cubano, le propusieron tiempo atrás al entonces presidente Rómulo Betancourt, la estrategia de utilizar los recursos venezolanos, provenientes del petróleo, para exportar la revolución cubana a Latinoamérica, quién la rechazó de plano, la cual se está consumando, 50 años después, con la ayuda de Hugo Chávez. Está fresco el recuerdo del fracasado intento del gobierno de Cuba, utilizando al Che Guevara, como carne de cañón, para exportar su revolución al hermano País de Bolivia.
En consecuencia, para nadie es un secreto, que el cerebro creador y planificador de esta invasión del ultra izquierdismo a la región latinoamericana, con la invalorable ayuda y alcahuetería de la OEA, proviene exclusivamente del gobierno comunista de Cuba.
Por tal razón, no es de extrañar, que ante la inminente y cercana muerte de Fidel Castro (por vejez y/o enfermedad), José Miguel Insulza, proponga en la OEA, un reconocimiento póstumo a Fidel Castro, como por ejemplo: concederle el titulo de “Presidente eterno”, de la OEA, al mejor estilo norcoreano, que aún cuando es un cargo que no existe, y Cuba no pertenece, y probablemente no pertenecerá a la OEA, tales insignificancias pudieran superarse.
Ese pudiera ser un reconocimiento de la OEA para Fidel Castro una vez que este muera, como premio a: su desprecio absoluto por los derechos humanos, por haber empobrecido vilmente a su pueblo, por haber exportado esa basura del comunismo a las demás regiones latinoamericanas, por haber asesinado y encarcelado a tanto cubano y extranjero valioso que se atrevió a enfrentarlo democráticamente, por haber dividido a su excelente y noble pueblo y robarle 50 años de calidad de vida, por haber obligado a cientos de miles de cubanos a abandonar forzosamente su insustituible y querida patria, entre muchos otros logros.
Es indignante, que algunos presidentes latinoamericanos, electos democráticamente, tengan el descaro de admirar e interactuar, con ese oscuro personaje, convertido en cruel dictador desde hace 50 años, olvidando, que el pueblo de Cuba ha sufrido y aun sigue sufriendo pobreza y calamidades por causa de la política comunista retrógrada que éste ha impuesto a la fuerza en esa nación y pretenda además expandirla a Latinoamérica.
Es aberrante, que su hermano Raúl, seleccionado presidente de Cuba por su hermano Fidel, en una especie de sucesión al estilo monárquico, se atreva a criticar y a condenar a demócratas hondureños, pidiendo bloqueo físico y económico a esa nación, y que se aplique la carta democrática de la OEA al gobierno actual de Honduras, por haber hecho respetar con dignidad y verdadero ardor nacionalista, la constitución de su país.
Es un insulto a la inteligencia de los pueblos latinoamericanos, que el secretario general de la OEA, y algunos presidentes demócratas del continente, electos democráticamente, se exhiban en una especie de circo romano, al lado de los gobernantes dictatoriales, que niegan las libertades, justicia y derechos democráticos a su propio pueblo. ¿Es que acaso, a Latinoamérica llego la pandemia de la locura política colectiva? ¿Cómo pueden esos presidentes y secretario general justificar tales acciones? ¿Es que acaso los demócratas estamos equivocados? ¿Es que vamos a permitir pasivamente, que el fracasado y obsoleto comunismo siga progresando en Latinoamérica?
No se culpa tanto al secretario general de la OEA José Miguel Insulza – quién pretende la reelección, sin haber logrado ningún merito propio, como no sea el de lame botas – por haber puesto a esta importante organización democrática al servicio del comunismo. Se culpa principalmente a los presidentes payasos y bufos de la región latinoamericana, que se han arrodillado ante el militar comunista Hugo Chávez, quién funge de sumo representante de Fidel Castro, y del Foro de Sao Paulo, para que lleve a cabo y materialice el sueño de Fidel, de convertir a Latinoamérica en comunista, lo que él no pudo ni podrá imponer en vida.
Afortunadamente, Latinoamérica empieza a despertar. Lo sucedido en Honduras en lugar de verlo como un mal ejemplo o un mal precedente, deberíamos verlo más bien como una gran señal y un oportuno alerta continental, en favor de los derechos de los pueblos de decidir por si solos su destino. Es un alerta a que cesen las intromisiones extranjeras interesadas y maliciosas en sus respectivos, países, que ofrecen dinero, comida, artefactos, servicios varios y viviendas totalmente gratis, con el propósito populista y demagogo, de desarticular las democracias y luego apoderarse del poder militar y político, eternizarse en el poder y llenar sus respectivos egos, e intereses políticos, personales y megalómanos
