Fujimori se muestra desafiante ante las críticas que suscita

Fiel a su naturaleza y a la estrategia que tan buen resultado le
ha dado en los últimos 10 años, el presidente Alberto Fujimori se
mantiene desafiante. Ni siquiera ha alterado su calendario y mañana,
a pesar de la presión internacional, de las amenazas de Estados
Unidos y de las sonoras protestas de la oposición, abandonará el país
para realizar un viaje de placer.

Aunque la salida al extranjero estaba prevista de antemano, que se
mantenga en las turbulentas circunstancias actuales es un indicio de
la táctica que adoptará Fujimori para intentar sortear la crisis. Como
hizo en 1992, cuando disolvió el Congreso y asumió todos los poderes
en un autogolpe de corte bonapartista, el presidente peruano dejará
correr el tiempo a la espera de que se aplaque la furia contra él.

La diferencia con respecto a lo ocurrido hace ocho años es que, en
esta ocasión, tendrá que hacer concesiones internas. No se descarta
que, a partir del próximo 28 de julio, cuando se inicia en teoría su tercer
mandato presidencial, incorpore al Gabinete a personajes de otros
partidos, anuncie recortes en el temido Servicio Secreto Nacional (SIN)
y proclame el deseo de revitalizar instituciones como el Tribunal
Constitucional o la Corte Suprema.

«Prometo no decepcionarles», dijo el lunes en un tono inusual en él.

«Voy a comenzar la auténtica y total democratización del país».

La respuesta de Estados Unidos ha sido tajante. «La forma en que el
presidente Fujimori ha manejado este problema y su negativa a
retrasar las elecciones desoyendo las recomendaciones de la OEA,
son una grave amenaza para el sistema interamericano y para la
democracia», comunicó el lunes una representante anónima del
Departamento de Estado.

Tras escuchar estas declaraciones y la advertencia de que Estados
Unidos revisará sus relaciones con Perú porque no puede aceptar
como legítima su tercera victoria consecutiva, Fujimori insistió en que
los comicios del domingo fueron limpios y en que las denuncias del
candidato opositor Alejandro Toledo carecen de fundamento.

Según el escrutinio oficial de la segunda vuelta de las elecciones
presidenciales, a las que no concurrió Toledo, Fujimori obtuvo el 51%
de los votos. Su rival consiguió un 17%. El 30% de los sufragios fueron
nulos porque mucha gente, obedeciendo la consigna de Toledo,
escribió sobre la papeleta la frase «No al fraude».

Comicios «justos»

Fujimori reiteró a la televisión norteamericana que los comicios fueron
«justos, limpios y transparentes». «Esto no es una dictadura», repitió
varias veces, antes de proclamar que Toledo se retiró cuando empezó
a notar que las encuestas no le eran favorables.

Toledo ha convocado a sus partidarios, a todos los grupos de
oposición, a los estudiantes y a decenas de organizaciones
sindicales, campesinas y ciudadanas a converger sobre Lima en
vísperas del 28 de julio, aniversario de la batalla de Ayacucho contra
los colonizadores españoles y fecha en la que Fujimori y el Congreso
asumen oficialmente. El acto masivo tiene por objeto «oponerse
pacíficamente» y «revitalizar» la democracia. «El Gobierno se ha
sacado la careta; tenemos un sistema que funciona con apariencias
democráticas, pero cuya esencia es dictatorial», reitera a cada paso
Toledo, quien ha prometido encabezar la lucha contra Fujimori y no
cejar hasta que abandone el poder.

Las protestas callejeras se han aplacado, con excepción de las
protagonizadas por los estudiantes en Lima y otras ciudades. En
Huancayo, pequeños grupos estudiantiles se enfrentaron durante todo
el día de ayer con las fuerzas de seguridad. La meridional Arequipa
está tomada por efectivos policiales, para evitar que se repitan los
asaltos a oficinas públicas ocurridos hace tres días. En Iquitos, una
localidad de 350.000 habitantes enclavada en la selva fronteriza con
Ecuador y en la ribera del Amazonas, son visibles los destrozos
ocasionados el domingo.

http://www.el-mundo.es