Ganó Nicolas y Ségolène lo contrario

El espacio de la vida política en Francia a partir de los resultados del 6 de mayo está marcado por dos vértices, que se corresponden a los titulares con que abren páginas dos periódicos con posiciones extremas. Allí se coloca el imaginario de sueños y futuro para valorar el resultado de las elecciones de este domingo en Francia: Liberation: “duro” y Fígaro: “eclatante victoire” (brillante victoria).

No queda duda tampoco del espíritu y sentido de responsabilidad y sobre todo el coraje y la decisión rápida de Ségolène para reconocer la voluntad electoral que le da el triunfo neto a Nicolás Sarkozy. Él, a diferencia de Bush por ejemplo, logra un triunfo abierto y limpio, sin ninguna duda para nadie. En cuanto al resultado y legitimidad del triunfo no hay nada que decir.

Para el polo no ganador, solo se avizoran las expectativas que vuelvan tiempos nuevos y que el escenario de las próximas elecciones legislativas permita un espacio para reconstruir las posiciones que hoy se perdieron, únicos y democrática manera de buscar una compensación por el resultado que se tuvo.

¿Pero cual programa de los expuestos por Sarkozy motivó preponderantemente a sus electores? Sería ¿Por el desalojo de los espacios de habitación que poseen los inmigrantes de los barrios populares de París, cuyo número es de casi un millón y medio de personas? ¿Por la propuesta pura y simple del apoyo de sus políticas dirigidas a desarrollar férreas cuadriculas hacia un esquema neoliberal?, cuyo efecto inmediato será evitar o negar toda protección social a los trabajadores? ¿La que busca el mantenimiento del estatus, como forma de evitar algún cambio?. ¿O aquella de habla de evitar una renovación de la línea de la república frente a nuevos temas dirigidos a apoyar el creciente y desbordado comportamiento de Bush en el tema bélico y sus efectos en el medio oriente.

El presidente electo fue claro en su primera intervención pública en la concentración de la Plaza la Concordia, tan claro que, si durante la campaña asustó con sus frases, el primer arbitraje lo mostró sencillamente terrorífico. Expresó que el suyo será un gobierno de: trabajo, moral, honor, rescatando todo lo que ha hecho que la gente sienta orgullosa de ser Francesa. Mensaje que copia un estilo Thatcher que la humanidad tenía por superado. El cinismo fue que escogió, OH contradicción, la Plaza la Concordia como lugar para mostrarse lo menos armónico que se pudiera creer con sus congéneres. Cero concordias.

En este mismo momento en otra Plaza de París, la Bastilla, y cónsona con su historia de rebeliones, celebrada el primer mitin de oposición, la gente mostraba su desagrado por el triunfo del elegido. Como es normal los CRS soltaron sus granadas antimotines y gases lacrimógenos para repeler la manifestación. Será la tensión y el conflicto el tono que marcará esta nueva etapa de la República. ¿Volverán los barrios de la banlieu parisina a manifestarse como hace seis meses?. La palabra ha de tenerla el nuevo ejecutivo. ¿Seguirá ahora desde la presidencia llamando a estos grupos: sucios y harapientos sin alma?. ¿ Cumplirá su palabra de sacar de Francia a los emigrados?.

Por lo pronto ya en Argelia anuncian que es fijo que Sarkozy en esta recaptura del orgullo francés reviva el antiguo OAS. (Organisation de l’Armée Secrète (OAS). Estructura política nacida en 1961, tiene su origen para contrarrestar el resultado del referendo que le otorgó la autodeterminación a Argelia. Su fundador fue Raoul Salan. Este partido de extrema derecha estaba en contra de que Francia abandonara sus pretensiones colonialistas y el control sobre el mediterráneo. Ingenuamente suponemos que los argelinos están aun sensibles con los regímenes declaradamente de derecha francesa y exageran en su presunción. Aunque ayer la prensa argelina lo comentó ampliamente.

Para algunos Sarkozy no es para nada un tramposo como Chirac, pero de que hay cuidarse de él no hay duda. Ambos tienen en común la misma ambición por el poder, en su campaña demostró reiteradamente sus ideas ultra conservadoras, las mismas, que terminaron por cautivar el 50 % de los electores. Según se recoge de Le Monde, mucha gente cree que solo con métodos rigurosos y duros y con el rescate del anima de la Thatcher será como se pueda recuperar a Francia del sopor de estas dos ultimas décadas.

Una de las normales tentaciones de cualquier resultado electoral es valorar los errores del perdedor, en este aspecto el primer acusado es el mismo partido socialista que actuó sin saber como proponer respuestas claras sobre el papel que debía tener Francia en esta encrucijada en que la inercia de mundialización la ha colocado, con o sin su voluntad.

Peor aun fue su incapacidad para de descifrar y descodificar la trampa que Sarkozy fabricó sobre la necesidad de desmontar, por razones de supervivencia y estabilidad de la Republica de toda la estructura administrativa del estado para el manejo de los programas sociales vigentes. Menos capacidad demostró con la propuesta de los programas económicos que el ganador se propone desarrollar.

No tuvo mucho que decir sobre las nuevas tendencias que buscan alternar el poder de los centros imperiales existentes y trasladarlos a otros espacios, allí se dejo arropar por las posturas de los ultra izquierdistas sin proponer una mínima racionalidad para desarrollar esas opciones.

Gana con este triunfo Bush, de quien recibió una de las primeras llamadas. El ganador permanentemente durante la campaña estuvo hablando de la reconstrucción de Francia y la modernización de Europa, dando por sentado que su principal aliado en este proceso serían los norteamericanos; ilusorio suponer que no lo tengan como su nuevo caballo de Troya en la Comunidad Europea adonde deberán hacer relativas y circunstanciales alianzas con la Canciller alemana, que también dio muestras de agrado por el ganador NS. Puttin ve este triunfo y las nuevas y posibles alianzas como una barrera que le será complicado superar.

Si unos sienten alegría por el resultado otros lo observan con no poca angustia y saben que en este nuevo escenario nada tienen que esperar. Es el caso de los países del África subsahariana y algunos del mediterráneo. Otros a quien sorprendió ingratamente los resultados favorables a Sarkozy fueron los Canadienses, con harta sorpresa y un tanto de dolor registraron el asunto como un retroceso en su natural vocación por vincularse a Europa.

Un caricaturista de Le parisien dijo que la fiesta de la celebración del triunfo de Sarkozy estaba pensado solo para aquellos que se acuestan tarde, mas no para los que levantan temprano.

¿Quién sale mas golpeado de este encuentro, Sigolene o el partido socialista?; Le Monde, sencillamente profetiza que deben iniciar una profunda e inmediata reflexión sobre su camino a la modernización y que necesitan mas audacia e imaginación para responder a los retos de la mundialización y su inserción en nuevos escenarios de la necesaria política de la solidaridad con quienes ahora deben ser los mas afectados por el resultado. Sin duda, los desalojados y lo menos favorecidos en el reparto social. Este a no dudar será el espacio de la posible nueva batalla. ¿ Como negar el papel de constructores y bastiones de la economía de Francia de los emigrantes, como olvidar que los grandes proyectos ha logrado luz merced a la brega de contingentes de extranjeros que hoy hacen vida en Francia?.

Esta claro que el futuro del socialismo no esta en lograr deslizarse hacia la derecha ni de buscar la causa de la derrota acusando personas, esta en el rescate de ese significativo 47% de votos logrados, que no son poca cosa. La declaraciones de SR son précisas: (“Nous allons rénover la gauche, nous devons continuer à changer la politique, nous devons continuer la démocratie participative, le souffle de la liberté ne vas pas s’arrêter là, au contraire, il va grandir”) … Nosotros vamos a renovar la izquierda, nosotros debemos continuar el cambio de la política, nosotros debemos continuar la democracia participativa, el aliento de libertad no se va a parar aquí, al contrario se va ampliar…
Veremos.