Opinión Internacional

Googlewars

El primer antecedente ocurrió en 2002. El servicio de mapas de la gran compañía de Internet, Google, colocó una diminuta isla, primero en el área marítima de Marruecos y luego en el de España. Por un territorio de 250 metros (Isla Perejil, para los españoles), cuyos únicos habitantes son cabras, ambos países estuvieron cerca una confrontación violenta evitada por Estados Unidos.

El segundo caso ocurrió en febrero de 2010 cuando Google Maps colocó al templo hindú del siglo 11, Preah Vihear, del lado de Tailandia, cuando este patrimonio de la humanidad (Unesco, 2008), se encuentra exactamente en la línea fronteriza con Camboya. El gobierno camboyano reaccionó con furia exigiendo a Google reparar el error de acuerdo a un, hasta hoy polémico, dictamen de la Corte de la Haya de 1962 y se logró evitar que la crisis desatara, como en 2008, enfrentamientos fronterizos entre los ejércitos de ambos países.

La crisis más reciente atribuida a Google ocurre ahora en Centroamérica luego de que 50 soldados nicaragüenses se adentraran a la inhabitada Isla Calero, de apenas 1.5 km², sustituyendo la bandera de Costa Rica por la suya, aduciendo que Google Maps la ubica a su lado de la frontera. Esta pequeña superficie, considerada como el límite que tiene Costa Rica, para navegar libremente el río San Juan, bajo soberanía nicaragüense (según el Tratado Cañas-Jerez de 1858, ratificados por la Corte Internacional de Justicia en 2009), se desató cuando el gobierno de Managua ordenó trabajos de dragado del río, causando malestar en San José, que ha reclamado que se lanzan los sedimentos en el lado de su costa.

Google, para zafarse de que la utilicen como instrumento de manipulación, informó que “hubo una inexactitud” en su página web, y que actualizaran la información, pero el canciller de Nicaragua, Samuel Santos, exigió a uno de sus gerentes, Jeffrey Hardy, que “no se acepte la solicitud que Costa Rica les hace o pueda hacer, para que se modifique la frontera con Nicaragua que aparece en Google”. Aun así, la compañía de Internet “retornó” a Isla Calero al lado costarricense y exigió que ningún país los utilice para sus reclamos territoriales, pues sus servicios de mapas son solo un instrumento de ayuda cartográfica virtual que no tienen pretensiones de sustituir ni a mapas oficiales, ni mucho menos a instituciones internacionales que dirimen querellas fronterizas entre países.

Por supuesto, entidades jurídicas como la Corte de la Haya utilizaran exclusivamente mapas oficiales, documentos y manuscritos cartográficos, de aquellos de exquisita textura y olor a pergamino, para sus muy serias consideraciones.

Las guerras de Google, son asunto exclusivo de rancios nacionalismos y manipulaciones mediáticas.

 

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