Opinión Internacional

Hugo y Benedicto

El mensaje que pronunció Su Santidad el Papa Benedicto XVI al recibir las Cartas Credenciales del nuevo Embajador de Hugo Chávez, demuestra la sabiduría de la diplomacia Vaticana y constituye un modelo de enseñanza ética.

Se desprenden dos claras orientaciones en la respuesta Pontificia. En primer lugar, el Santo Padre destaca que “la Santa Sede sigue muy de cerca los acontecimientos de esa querida Tierra de Gracia” recomendando que se produzca un “diálogo leal y respetuoso entre todas las partes sociales” identificándose con las preocupaciones y esperanzas para alcanzar “un futuro mejor para todos los venezolanos”

En su mensaje el Santo Padre resalta que. “el perdón y la reconciliación son la única forma de llegar a una concordia estable sin que las legitimas discrepancias lleguen a convertirse en enfrentamientos agresivos”.

El Papa destaca el indiscutible valor de la libertad, y la necesidad de que la sociedad venezolana esté basada en la promoción de valores como el “amor a la verdad, el respeto de la justicia, la honestidad en el desempeño de las responsabilidades o la necesidad de servir a los intereses de todos los ciudadanos antes que a intereses de parte”.

Es una contribución especial para que nos aboquemos todos los sectores a la búsqueda de esa reconciliación que asegure las garantías de una Venezuela democrática, basada en el respeto al otro y en la dignidad de todos los ciudadanos.

La segunda orientación del mensaje Pontificio es una clara advertencia dirigida al Gobierno Bolivariano exhortándolo a que le permita a la Iglesia realizar su labor pastoral. Llama la atención que el Papa hubiera recibido las Credenciales del Embajador Rincón en el mes de Agosto, mes en el que no hay ninguna actividad administrativa en Europa. El Papa Juan Pablo II de las 700 Cartas Credenciales que recibió durante su Pontificado en 26 años, tan solo recibió las Cartas Credenciales de dos Embajadores en el mes de Agosto: el de Alemania y Estonia, en circunstancias particulares

En su mensaje al Presidente Venezolano, enfrenta directamente las dificultades que existe en las relaciones Iglesia-Estado haciendo un llamado para que se vuelva a la fecunda colaboración basada en la tradición, resaltando la necesidad de que exista un espíritu de colaboración leal y efectiva sin dejar de subrayar la acción educativa y de asistencia social de la Iglesia que aporta beneficios a toda la sociedad..

Tanto el Embajador Rincón como la Vice Canciller Delcy Rodríguez, le dan una interpretación triunfalista al mensaje señalando que el Papa resaltó la coincidencia entre la Doctrina Social de la Iglesia y la Revolución Bolivariana.

Lo que deben transmitirle al Presidente los funcionarios diplomáticos, no es esa interpretación adulcorada e irreal, sino la posición firme asumida por el Santo Padre de que debe asegurársele a la Iglesia la libertad para ejercer sus funciones, lo que implica la total libertad de designar a sus Obispos y poder actuar sin las confrontaciones que han obstaculizado la labor pastoral de la Iglesia.

(*): Ex Embajador de Venezuela en la ONU

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