Opinión Internacional

Irak y el petróleo siguen en la palestra

Le Monde, en su edición de hoy 13 de febrero, afirma que los militares norteamericanos no son los únicos en prepararse para efectuar grandes maniobras en Irak. Las compañías Exxon-Mobil y Chevron Texas que se encuentran ya operando en Kuwait, se aprestan también a cruzar la frontera. No obstante, según informaciones del diario francés, provenientes del Ministerio de Petróleo iraquí, así como de un informe publicado por la Deutsche Bank en octubre 2002, unas cuarenta empresas, pertenecientes a varios países europeos y asiáticos, habían ya establecido contactos serios desde 1998 con ese gobierno, con el objeto de suscribir contratos para la explotación de sus enormes reservas probadas de petróleo, estimadas en 112 millardos de barriles, de los cuales 35 millardos pueden ser puestos a producir en un tiempo relativamente corto.

El Ingeniero jefe del Instituto Francés de Petróleo, Jean-François Giannesini, confirma, a su vez, que de todas esas empresas la Lukoil de Rusia y la TotalFinaElf francesa obtuvieron opciones que cubren, sólo entre ellas dos, la cuarta parte de ese potencial de producción. A las reservas probadas antes citadas habría que sumarle, eventualmente, aquellas “probables” estimadas entre 60 y 200 millardos de barriles y que se encuentran ubicadas en la zona sur, limítrofe con Arabia Saudita y Jordania. Para su exploración el gobierno iraquí propuso extender las respectivas licencias a Repsol (España), Sonatrach (Argelia), Petronas (Malasia) y Pertamina (Indonesia).

A este punto, cabe destacar que Total, sucesora de la antigua Compagnie française des pétroles, ha estado presente en Irak desde 1927, habiéndose convertido en 1988, al final de la guerra contra Irán, en uno de los socios más importantes de Bagdad. Sin embargo, esas relaciones fueron interrumpidas en 1990-91 a causa de la guerra del Golfo pero reiniciadas inmediatamente después, en 1992, con la intención de firmar un contrato que entraría en vigencia en el momento de finalizar el embargo impuesto por la ONU. Ese contrato permitiría el inicio de la explotación de los ricos yacimientos de Bin-Umar y Majnour, ambos ubicados al sur de la capital y al norte de Bassorah y que contienen reservas probadas cercanas a los 13 millardos de barriles.

Por su parte, la compañía estatal rusa, Lukoil, logró firmar en 1999 un contrato para la explotación del yacimiento de Kurna Oeste de unos 5 a 8 millardos de barriles, el cual ha sido rescindido unilateralmente el mes pasado por los iraquíes, bajo alegatos de incumplimiento.

Lo anterior demuestra, según Adam Sieminski de la Deutsche Bank que el propósito perseguido por el gobierno iraquí, a través de estos últimos acuerdos lucrativos, es eminentemente político, ya que persiguen influir sobre la posición a ser adoptada por Francia, Rusia y también por China, en su calidad de miembros del Consejo de Seguridad de la ONU con derecho a veto. En efecto, parecería que las declaraciones recientes de Christophe de Margerie, director general de exploración y explotación de TotalFinaElf, lo confirman cuando afirma que una vez superado el embargo y a menos que Irak sea sometido a tutelaje, su empresa confía en que no será penalizada y que ese gobierno no desconocerá los acuerdos previos.

Es evidente que en el caso de estallar próximamente la guerra anunciada por los Estados Unidos contra Irak y al ser reemplazado su gobierno por otro afecto a la primera potencia militar y económica mundial, los norteamericanos velarán primero por sus propios intereses y recordarán además que en 1997 Total firmó con Irán, junto con los rusos de Gazprom, un contrato para la explotación de gas natural. Se recuerda que las firmas norteamericanas fueron impedidas de participar entonces por la Ley D’Amato, según la cual Irán figuraba entre los países que financiaban al terrorismo internacional. El senador D’Amato había tratado, en vano, de extender esa prohibición a toda sociedad occidental, llegando al extremo de amenazar a Total con la aplicación de sanciones severas si invertía en el citado país. Este escenario tiende a explicar la actitud de oposición, razonada y precavida, asumida por Francia, Rusia y China ante la posibilidad de un ataque inminente de los Estados Unidos contra Irak. No obstante, no es descartable que en el transcurso de los próximos días algún nuevo evento o anuncio logren transformar esa oposición en apoyo “condicionado”.

En cuanto a la menguada producción de Venezuela en el momento menos propicio, si bien Claude Mandil, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía (AIE), manifiesta una relativa tranquilidad por el hecho de que las reservas actuales de petróleo, en poder de los 26 Estados miembros, alcanza a 115 días de importación, es decir, 4 millardos de barriles, también admite su preocupación por la incertidumbre introducida por la situación que impera en nuestro país. Ello, aunado a los peligros que pudieran acechar la producción en toda la región del Golfo en caso de estallar un conflicto, la huelga en Nigeria y los posibles cambios climáticos drásticos, hace que a corto plazo esa incertidumbre podría alcanzar niveles demasiado altos.

De igual manera, el Instituto Francés de Petróleo estima que de darse el peor de los escenarios, es decir, en el caso de que una eventual guerra contra Irak durase tres o más meses y se registrasen daños de mucha importancia en la región, el precio del petróleo podría llegar a los 80 US$/barril durante el primer trimestre del conflicto. Al referirse a la duda sobre la posibilidad de que la exportación de crudo venezolano se normalice en un futuro cercano, volviendo progresiva pero rápidamente a los niveles anteriores al paro, Régis Collieux, analista del BNP Paribas, opina que la “salida” súbita de producción de más de 2,5 millones de B/d de petróeo iraquí, en caso de guerra, no admitiría ningún otro faltante del mercado. Este experto cita, como dato curioso, que en diciembre pasado, debido a la paralización de las exportaciones venezolanas de crudo, los Estados Unidos se vieron irónicamente obligados a importar petróleo de Irak.

De todos los análisis precedentes se desprende una conclusión de extrema gravedad para nuestro país. Si Venezuela no logra resolver satisfactoria y definitivamente la crisis que la afecta actualmente, de manera profunda y probablemente sin precedentes en su historia, luego podrá ser demasiado tarde.

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