Opinión Internacional

La cosecha Geopolítica de Chávez (hoy)

La coincidencia en el tiempo de la gira de Chávez por Rusia, Bielorrusia e Irán con el tenso “intermedio” entre Venezuela y el MERCOSUR, a lo que se debe sumar la declaración del embajador William Brownfield, revelando que las exportaciones de crudo venezolano a su país han caído un 30 por ciento en los últimos cinco años (de 1,5 a 1,1 millones de barriles diarios), indica que la geopolítica de Chávez ha pasado de la etapa de la siembra a la de la cosecha.

En lo que concierne a la gira por Rusia y Bielorrusia la alianza estratégica con ambas naciones tiene como puntales provisión de armas y energía (petróleo y gas). La alianza multipolar antiestadounidense Venezuela-Rusia estará sujeta a los intereses finales del Kremlin y la Casa Blanca. La relación con Bielorusia es de calidad menor.

La alianza Venezuela-Irán es realmente estratégica. Las desafiantes declaraciones antiimperialistas de Chávez y Ahmadinejad en Teherán tienen como piso casi 200 convenios bilaterales en rápido avance por el orden de los 17 mil millones de dólares y un “fondo pesado” común, con fines antiimperialistas, de 2 mil millones de dólares, para otros países latinoamericanos. Ya Daniel Ortega está en el primer lugar de la lista de espera.

Pero la geopolítica revolucionaria también ha recibido importantes traspiés. Tal vez los más importantes sean el distanciamiento con la denominada “puerta latinoamericana” en Europa, España, y la fractura del “Eje Estratégico de Liberación” Caracas-Brasilia-Buenos Aires, tal como lo pensaron, de distinta manera, Ceresole y Dieterich.

A las señales de choque con el esquema geopolítico de Brasil, con detonante en el MERCOSUR, debe agregarse la decisión del matrimonio Kirchner de abrirle las puertas de la Casa Rosada a la senadora Cristina Fernández, cuyos fuertes vínculos con la comunidad judía mundial son malos augurios para el futuro de la relación Venezuela-Argentina.

China, el otro gran operador multipolar, debe ser el cliente sustituto en el juego petrolero antiestadounidense de Chávez, tal como comienza a darse cuenta tardíamente la Casa Blanca. Pero no irá más allá en su confrontación estratégica con Washington.

Casi todas las cartas geopolíticas de Chávez están echadas. El embrión de la Unión de Repúblicas Socialistas Bolivarianas se sostiene sobre el eje Cuba-Venezuela, mientras los Presidentes de Bolivia, Nicaragua y Ecuador buscan su consolidación para poder integrarse a la confederación revolucionaria con facultades reales de decisión. El estratégico ALBA crecerá, ya con la desconfiada mirada de los vecinos regionales. El Congreso Bolivariano de Los Pueblos es la otra carta segura de Chávez. Pero pasa por los pueblos, no por los gobiernos.

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