Opinión Internacional

La guerra contra Irak podría incrementar la proliferación de armas de destrucción masiva

El motivo que aducen Bush y Blair para desencadenar la invasión sobre Irak es porque plantean desarmar a quien tiene armas de destrucción masiva. Los inspectores de Naciones Unidas han concluido que Bagdad carece de arsenal nuclear y que no muestra significativas reservas de armas químico-bacteriológicas.

Quien si tiene armas atómicas es Corea del Norte, considerado otro estado paria. Constantemente se cuestiona a EEUU por querer atacar a Irak quien no tiene misiles nucleares, pero no al régimen de Pyonpang quien sí las tiene. Mientras Hussein inicialmente recibió armas y miles de millones de las potencias atlánticas, el Partido Comunista Coreano no administra una economía de mercado, tiene una larga tradición de enfrentamiento con EEUU y su estado se gestó en una cruenta guerra contra Naciones Unidas.

Un analista de la BBC sostenía que la razón por la cual se ataca a Hussein es precisamente por que él NO tiene cabezas atómicas. Si las tuviera, occidente adoptaría la misma política de cierto recelo que mantiene hacia China o Nor-Corea. Esa discriminación de tratos permite alentar la proliferación de países con bombas atómicas. El poseer éstas da poder y puede permitir eventualmente detener posibles invasores.

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial el Pentágono ha invadido una veintena de naciones pero no a ninguna que haya tenido entonces armamento nuclear.

La lección de Irak que bien podría obtener Irán u otro de los estados parias es que, lejos de evitar cortar programas para dotarse de armas de destrucción masivas, lo que deben hacer es desarrollar éstas para hacerse respetar.

El ataque sobre Irak se ha de dar no tanto para destruir las armas de destrucción masivas que Hussein tiene, sino por que éste casi no las tiene. El Informe Blair reconoce que Saddam tiene apenas 20 misiles de poco alcance frente a los más de 500 que tenía cuando fue aliado occidental.

La idea que hay que invadir a cualquier régimen que posea armas de destrucción masiva resulta una contradicción en sí misma. Fueron las potencias occidentales quienes crearon las industrias de armas químico-bacteriológicas y las usaron en sus disputas en la Primera Guerra Mundial. Luego estas mismas las exportaron a sus ex-colonias.

Todas las armas de destrucción masivas que empezó a fabricar Saddam en los setentas fueron proporcionadas por occidente. Cuando Hussein empleaba ésta contra la revolución iraní o cuando gasificaba a los civiles kurdos en 1988, él era entonces visto como el protector del medio oriente y de las petro-monarquías árabes frente al avance de los ayatolas.

La super-potencia que plantea que va a invadir Irak, es la única que ha lanzado bombas atómicas contra civiles. EEUU posee tantas armas de destrucción masivas que con ellas puede fácilmente producir la extinción del género humano. Armas químicas diezmaron a cientos de miles en Indochina y aún hoy armas bacteriológicas y químicas son empleadas en la lucha anti-narcótica en los Andes creando perjuicios a campesinos y al medio ambiente.

El único país del medio oriente que sí tiene cabezas nucleares es Israel. Este es el país que más resoluciones de la ONU ha violado, que ha librado guerra con todos sus vecinos y que mantiene reprimiendo a una minoría que congrega al 45% de la población del territorio que administra. Sin embargo, Sharon no es considerado un criminal de guerra y, en vez de pedírsele que se desarme, se le va a entregar miles de millones de dólares.

El único país musulmán que sí tiene cabezas nucleares es Pakistán. Los servicios secretos de este estado dictatorial fueron quienes apadrinaron a los talibanes y les ayudaron a tomar el poder. Sin embargo, su régimen es considerado uno de los puntales pro-occidentales en la región.

El principal uso de armas químicas contra civiles en este milenio ha sido cometido recientemente por Rusia. Putin lanzó un arma que no solo mató a los secuestradores chechenos de un teatro moscovita sino a decenas de indefensos rehenes. Los datos de tales gases no han sido revelados y Moscú sigue sin ser condenada por ello o por haber arrasado por completo a la capital chechena (Grozny).

Una guerra contra Irak no eliminará el peligro de armas de destrucción masiva contra civiles. Por el contrario potenciará a los poderes que tiene el mayor armamento de éstos y quienes ya las han utilizado contra indefensos. Por otro lado impulsará a movimientos o regimenes contestarios para tratar de conseguir las más devastadoras armas como garantía de evitar posibles invasiones.

(*): Analista Internacional

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