Opinión Internacional

La mayor marca de la historia británica

El 15 de Febrero 2 millones marcharon en Londres
contra la guerra. Esta fue la movilización de protesta
más grande de la historia británica.

Ese mismo día hubo un numero similar de manifestantes
en Italia y unas 300 movilizaciones se dieron
simultáneamente en todo el globo.

La caminata londinense fue convocada por la Coalición
anti-guerra (creada por la izquierda laborista y
trotskista hace 2 años), la Campaña pro Desarme
Nuclear y la Asociación Musulmana Británica.

Ken Livingstone, alcalde londinense, sostuvo que
la masacre de gas sobre los civiles kurdos de Halabja
(1988) fue denunciada sólo por la izquierda laborista
cuando los conservadores y norteamericanos armaban a
Hussein. Calificó a la actual administración
estadounidense como la más corrupta y racista. Sostuvo
que el principal peligro para la humanidad es el
guerrerismo norteamericano, que posee el grueso de las
armas de destrucción masiva.

El demócrata afro-americano Jesse Jackson cerró la
concentración afirmando que era la más numerosa que
haya habido en el mundo y que se debía ir por la paz y
el desarme no violento de Irak.

La marcha fue heterogénea. El Daily Mirrow y los
liberales aceptarían una guerra siempre y cuando fuera
avalada por (%=Link(«http://www.un.org/»,»Naciones Unidas»)%) . Los pacifistas piden un
desarme unilateral y una guerra para erradicar la
pobreza mundial. Los anti-capitalistas plantean que
para mejorar los salarios y las condiciones de vida
hay que derrotar al imperialismo promoviendo protestas
y revoluciones.

Dichas marchas se dieron al día siguiente que el
informe de la Comisión Inspectora de Naciones Unidas
en Irak dio cuenta que no hay pruebas que indiquen que
dicho país posea armas nucleares y tal vez
químico-biológicas. La mayor parte de los miembros
permanentes del Consejo de Seguridad cree que se debe
seguir con las investigaciones y evitar una guerra
prematura.

Este escenario ha puesto en difícil situación a los
halcones anglo-americanos. Blair es quien mas débil se
encuentra. 91% del pueblo británico no avala una
guerra unilateral y el grueso del partido laborista es
hostil al acoplamiento que su dirección tiene hacia
Bush.

A Blair se le ha criticado por que pudiera estar
repitiendo el error de Thatcher quien desoyó las
protestas del pueblo cuando impuso el impuesto
municipal. Por eso cayó. Si Blair persiste en ir
hacia una acción militar unilateral corre el riesgo de
poder dejar el su premiarato.

(*): Analista Internacional, Londres

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