Las giras

Todavía se escuchan los ecos y se especula con análisis acerca de los resultados de las giras realizadas por los Presidentes Hugo Chávez Frías y George W. Bush por diferentes países latinoamericanos y del Caribe. Para nuestro primer Mandatario, representó la reafirmación de su indiscutible popularidad y, de alguna manera, su proyección como líder en la región enalborando las banderas de la unidad, soberanía, solidaridad y cooperación entre los países; en tanto que para el norteamericano, su encuentro, tardío por cierto, con el segmento hemisférico que no ha accedido a los supuestos beneficios de la globalización neoliberal impulsada, fundamentalmente, por la primera potencia mundial.

Como era de esperarse, los comentarios de los analistas compatriotas no se hicieron esperar, tratando siempre de mas que banalizar, ridiculizar las acciones desplegadas por el Presidente venezolano frente a las desarrolladas por el estadounidense eludiendo, en todo caso, hacer referencia al tema de fondo que verdaderamente explica, mas que los resultados, la motivación de ambas giras.

No nos cabe ninguna duda, como lo reconociera en su momento el New York Times, que la verdadera razón de los periplos radicó en la polarización ideológica a la que asiste nuestra región desde hace un tiempo relativamente breve. Tampoco es secreto para nadie que los polos antagónicos son encarnados, precisamente, por los dos actores principales del acontecimiento que acabamos de presenciar.

Esta interpretación conceptual, nos exime de efectuar una detallada descripción de los acuerdos suscritos por los dos presidentes con los mandatarios huéspedes de cada uno de ellos. Sin embargo, esa batalla ideológica comenzó a adquirir características de especial significación y que se reflejan en el tratamiento concedido a diversos temas que se relacionan directamente con los enclaves de las respectivas políticas externas puestas en práctica por Venezuela y por Estados Unidos.

Es indudable que la venezolana se ha fundamentado en la energía, el comercio justo, la no discriminación y las acciones sociales temas que, sorpresivamente para muchos, ocupó la agenda desplegada por el líder norteamericano, quien tan solo agregó el tema del narcotráfico y la guerrilla en su breve estadía en Colombia para justificar la presencia militar en un país donde su Gobierno enfrenta, tal vez, la peor crisis institucional de la última década como consecuencia, justamente, de su accionar frente al narcotráfico y la guerrilla.

Gira y contragira. Acción y reacción, no son anverso y reverso de una misma moneda. No se trata de ello. Se trata de cómo enfrentamos los desafíos del desarrollo de nuestras sociedades, de cómo estructuramos los mecanismos de cooperación con miras a la unidad de nuestra región, de cómo concebimos su inserción en el concierto internacional.

Los presidentes Chávez y Bush encarnan concepciones radicalmente antagónicas, entre otras, entorno a esas materias. A las divergencias que las separan se suma ahora la actitud asumida por buena parte de los gobiernos de la región que, al considerarse en su conjunto, han estructurado una nueva correlación de fuerzas orientada, en especial, hacia la concepción proclamada por el líder de nuestra revolución en contraposición al desgastado discurso del norteamericano imperial.

El debate que se presenta ahora en el hemisferio, de alguna forma, reedita las discusiones que se suscitaron a principios de la década de los 60, cuando el entonces Presidente de los Estados Unidos impulsaba la conformación de la extinta Alianza para el Progreso que, con sus matices contemporáneos, pareciera querer reeditar el actual Jefe de la Casa Blanca. Ese debate no puede eludirse y, mucho menos, banalizarse y ridiculizarse.

Nuevamente, las arenas de la discusión ideológica nos convoca a aquellos que creemos, y queremos, una América Latina y un Caribe unido, solidario y soberano frente a aquellos que consideran a los Estados Unidos como la piedra angular de cualquier unidad de los países subdesarrollados del Hemisferio. De antemano sabemos, a quienes nos absolverá la historia.