Opinión Internacional

Lo que el velo desvela en Francia

El atentado contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre 2002 no sólo demostró la vulnerabilidad de la potencia norte-americana, sino que su impacto se hizo sentir, de una forma u otra, en todos los países del planeta. La tensión existente entre la Francia cristiana y la Francia musulmana se exacerbó considerablemente y a partir de entonces cobró rasgos incluso de violencia cuyas manifestaciones más traumáticas, ante una opinión pública todavía marcada por la memoria de los campos de exterminio nazis, es la multiplicación de actos y agresiones anti-semitas de toda índole: incendio de instituciones judías; escuelas, sinagogas, profanaciones de tumbas.

La prueba de fuerza de sectores de la población musulmana (se calcula en 5 millones) con el Estado francés se centró en el debate sobre el velo islámico :(%=Image(1137374,»R»)%)
el Corán obliga a la mujer a ir con la cabeza cubierta cuando sale al mundo exterior o cuando se encuentra delante de hombres que no sean ni su marido, ni los hombres más próximos de su familia: es decir, los hombres a los cuales pertenece. Los sectores más radicales del Islam le exigen a un estado, republicano y laico como el francés, que autorice la asistencia a escuelas y liceos a las jóvenes musulmanas veladas. De hacerlo significaría aceptar la violación de los principios republicanos en la escuela; el espacio por excelencia de la laicidad. Los más fanáticos han pretendido, incluso, exigir que las hembras sean eximidas de las clases de educación física, de biología, y en las piscinas públicas, la separación de varones y de hembras, adjudicando días exclusivos para las hembras y días exclusivos para los varones. Algunos, los más radicales, hasta han llegado a exigir piscinas para uso exclusivo de los musulmanes cuyas aguas no hayan sido “mancilladas” por el contacto con cristianos.

La polémica sobrevino entre las autoridades francesas y los sectores más radicales del culto, cuando el Estado francés, presionado a su vez por la corriente mayoritaria muy celosa de preservar los valores republicanos, en particular, el personal docente que en Francia cuenta con poder de convocatoria muy elevado. Amen de que autorizar el velo islámico significaba cuestionar las bases mismas de la democracia, pues el igualitarismo republicano exigiría se le diera el mismo trato a las demás religiones, lo que significaría poner término a la existencia misma de escuela laica, lo que para la mayoría de los franceses representa horadar la base por excelencia de los valores republicanos. La otra, por suerte minoritaria, identificada con la extrema izquierda, o los aquejados de un sentimiento de culpabilidad post-colonial, ven en la prohibición del velo una “lógica de castigo” aduciendo que los problemas principales son de orden “socio-económico” y llegaron al extremo de realizar un espectáculo inimaginable en épocas de rigor doctrinario marxista: las corrientes más radicales del trotskismo y del altermundialismo, desfilaron, codo a codo, junto a jóvenes musulmanas veladas, denunciando el proyecto de ley de protección de la laicidad. Los oscurantismos religiosos terminan siendo complementarios El presidente de la República, decide la creación de una comisión integrada por personalidades provenientes de horizontes políticos y profesionales diversos, y le somete el estudio de un proyecto de ley que defienda la laicidad en la escuela. La comisión concluye admitiendo la necesidad de la ley de protección de la laicidad.

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Al grito de: “Ni putas ni sumisas” un grupo de feministas magrebies emprendió una su larga marcha a través del territorio francés. Denunciaron las represalias que se ejercen sobre ellas en el seno de los barrios árabes para obligarlas a llevar el velo y los castigos a la que son sometidos aquellas que no se resignan : agresiones físicas, violaciones y hasta asesinatos. Consideradas como prostitutas por los integristas: de allí el lema que han adoptado. Practicantes o no del Islam, las feministas musulmanas, abrieron una brecha en el muro compacto del integrismo. Para ellas, como para la mayoría de las mujeres francesas, el velo significa un signo de exclusión, de violencia y muchas veces de terror que se ejerce en contra la mujer. El velo, es considerado por ellas como un imposición del poder patriarcal. El ejemplode miles de mujeres asesinadas por los integristas en Argelia por haberse negado a llevar el velo, todavía está presente en sus mentes, como también las vejaciones y enclaustramiento que sufrían las mujeres en Afganistán a manos de los talibanes, prohibiéndoseles asistir a la escuela e incluso, acudir a los servicios médicos.

Los gobiernos franceses, tanto de izquierda como de derecha, han tratado de promover un “Islam a la francesa”, laico y democrático. Pero para ello era también necesario admitir que Francia ya no era un país exclusivamente cristiano y por ende, tenía la obligación de otorgarle un espacio institucional al Islam. En particular, tomar a su cargo la construcción de mezquitas, hasta entonces financiadas por Marruecos o por Arabia Saudita, como también la formación de los imames; negligencia que originó la introducción en Francia de un Islam ajeno a las instituciones del país, y la penetración de las corrientes más radicales e integristas. No obstante, no fue sino hasta asumir la cartera del Interior que Nicolas Sarkozy finalmente logró concluir un acuerdo con las corrientes musulmanas , pero sin dar su brazo a torcer en cuanto a la prohibición del velo en la escuela.

Surge así el Consejo Francés del Culto Musulmán, que respeta la ley francesa y la considera como suya, y acepta incluso la ley que prohíbe “llevar a la escuela signos que muestren ostensiblemente la pertenencia religiosa en colegios y liceos”. Paralelamente, surgen también corrientes más identificadas con el integrismo, como : la Federación nacional de los Musulmanes de Francia (cercana a Marruecos), y la Unión de las organizaciones islámicas de Francia (UOIF) de tendencia resueltamente fundamentalista que abogan por la autorización del velo en las escuelas.

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Se esperaba la “rentrée”, el comienzo del año escolar, el 2 de septiembre, cuando la ley debía entrar en aplicación : maestros y profesores iban a estar en la situación de exigir su cumplimiento. Sobreviene entonces el secuestro de dos periodistas franceses en Irak: Christian Chesnot (Radio France Internationale) y Georges Malbrunot (Le _Figaro) por un grupo integrista de Irak que lanza un ultimátum al Estado francés a cambio de la vida de ambos : la “abrogación de la ley sobre el velo por lo que ella significa como injusticia y agresión contra el Islám”. Las autoridades francesas permanecen firmes. Sucede un hecho inaudito: los musulmanes de Francia, unánimemente, forman bloque con el las autoridades francesas, aún las tendencias más radicales, identificadas con el islamismo y que llevan la batuta en su lucha por el velo. La Mezquita de París, la Federación nacional de musulmanes de Francia (FNMF), la Unión de las organizaciones islámicas de Francia (UOIF), el comité de coordinación de musulmanes turcos de Francia (CCMTF), todas unánimemente condenan el secuestro de los dos periodistas franceses: aduciendo que su reivindicación del velo, es un problema interno que debe ser solventado entre franceses. En el transcurso de una conferencia de prensa que tuvo lugar en el Ministerio del interior, que contó con la presencia de las cadenas de televisión árabes y en presencia del propio Ministro Dominique de Villepint, – el mismo que detentaba la cartera de Exteriores cuando EE.UU. decidió la guerra contra Irak y que en nombre de Francia, libró la batalla en contra en las instancias internacionales – los diferentes representantes musulmanes franceses, expresándose en árabe, se dirigieron a los secuestradores pidiéndole la liberación inmediata de los rehenes, reprochándoles su gesto que consideraban “nocivo tanto para los intereses del Irak como para los del Islam, que los musulmanes de Francia han sido fieles la República, que jamás serán indiferentes a las desgracias que puedan golpearla, que la dignidad del culto musulmán ha sido herida por su culpa, que los musulmanes de Francia no son extranjeros en su país y que la cuestión del velo es un asunto franco-francés. Que la laicidad no era una negación de la religión, que la ley no está dirigida en particular contra el velo.” Pero, la declaración más conmovedora fue la de una mujer velada, miembro de la radical UOIF, que expresó que temía que su velo fuera relacionado con los secuestradores y que no admitía fuera un día manchado de sangre. Luego una manifestación inédita, fue convocada, respectivamente, por los presidentes de la Asamblea Nacional y el Senado a la cual participaron los principales responsables políticos, tanto de izquierda como de derecha y dignatarios musulmanes, en la parisina plaza del Trocadero. Igualmente en otras ciudades de Francia se celebraron manifestaciones similares.

Hasta el polémico intelectual musulmán, Tarik Ramadan, de nacionalidad suiza, que hasta llegó a agredir públicamente a los “intelectuales judíos franceses” y declarado que no se oponía a la lapidación de las mujeres pero “estaba dispuesto a someter el asunto a un moratorio”, tomó posición contra el secuestro de los dos periodistas franceses que considera como “acto inaceptable y contrario a todos los principios del Islam y de los derechos humanos cualquiera sea la situación en Irak”.

El Ministro de Relaciones Exteriores en persona, acudió entrevistarse con los gobiernos de la región y una delegación integrada por las diferentes corrientes del Islam francés acudieron a Irak a entrevistarse con los dignatarios religiosos, para abogar por la vida de los dos periodistas franceses.

Es innegable que la reacción solidaria de la comunidad musulmana en Francia, significa un viraje decisivo en el empeño del Islam de integrarse con plenos derechos, en el seno de la república francesa. Por un lado, han demostrado su rechazo a la violencia religiosa, con lo que han demostrado su identificación con su comunidad nacional y con el sentir mayoritario del país. Postura que influyó para que todo el espectro del mundo árabe que unanimemente demostró su solidaridad con Francia en sus gestiones para salvaguardar la vida de los secuestrados: lo que parece hasta ahora se ha logrado. Las organizaciones, aún las más tradicionales como los salafistas, el grupo Hamas palestino y el Hezbollah libanés, los Hermanos musulmanes de Egipto, la Autoridad de Palestina manifestaron su repudio por el secuestro considerándolo contra productivo para la causa.

Según el experto en el Islam político y contemporáneo, Gilles Kepel, el mundo musulmán está sufriendo hoy las consecuencias de una Fitna, que significa el desorden, la fragmentación, la discordia en el seno mismo del Islám. Reprobada por los Ulemas, los doctores de la ley, consideran la Fitna como la guerra en el corazón mismo del Islam: es el caos, la discordia que se sacude la comunidad de creyentes y que conduce a la ruina.

La ola de terrorismo actual no se debe entonces ni a una fatwa, ni al djihad: sino a la Fitna. Los grupos djihadistas (la guerra total santa), ávidos de argumentos que legitimen su acción, para romper su aislamiento político, se han amparado de la campaña contra la laicidad francesa, llevada a cabo, principalmente, por las cadenas de televisión árabe que han mostrado al mundo musulmán, de manera bastante irresponsable, la voluntad de preservar la laicidad como un ataque en contra del Islam, como pretexto para declararle la guerra a Francia. El repudio hacia un acto de agresión en contra de un país que se opuso a la guerra en Irak, y que mantiene una posición de simpatía hacia la causa palestina, es una reacción de los musulmanes en contra de la Fitna . Los Ulemas, apoyándose en el Corán, claman que el desencadenamiento mal apropiado del djihad conduce a la pérdida de quienes lo han decretado.

Para concluir: No hay que dejarse engañar: los islamistas, como se denomina a los sectores radicales del Islam, han convertido el velo en un elemento político; no se trata de un hecho religioso; está en relación con las tensiones que sacuden hoy en día el Islám debido a la crisis que enfrenta entre modernidad y oscurantismo. En Francia las mujeres musulmanas, salvo la de edad avanzada, nunca habían llevado el velo. La politización del velo significa que esos grupos extremistas buscan hacerse de una legitimidad en tanto que grupo político que desea imponer a una determinada visión del mundo. Admitir que la postura radical se haga ley en Francia, significa abandonar a las mujeres de origen musulmán pero que profesan la laicidad, a la merced de un integrismo regresivo. Sería admitir la existencia en Francia que no todas las mujeres pertenecen a la misma categoría: ciudadanas de una república laica en donde existe una absoluta libertad de culto pero en donde la religión es un hecho privado que no debe regir la vida cívica de los ciudadanos.

El fantasma del fascismo recorre hoy el mundo y se ampara de símbolos según el sustrato cultural en donde germine: puede ser el velo islámico, como una boina roja. Tanto uno como el otro, son pretextos en aras de imponer la regresión oscurantista del anacronismo histórico.

Dios los oiga.

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