Opinión Internacional

Los estudiantes de Mao

No es para menos que quieran sepultarlos en el olvido, dadas las inimaginables atrocidades revolucionarias que se cometieron. Entre tantas destacan, como las más bárbaras de todas, los actos de canibalismo que se alentaron en diferentes regiones del país. En Guangxi, «algunos dirigentes del PCCh incitaron a sus seguidores a matar a sus enemigos de clase y a comerse su carne públicamente» (1).

La principal característica de aquella década fue una desenfrenada violencia, premeditadamente maquinada por Mao. Su intención, oculta detrás de consignas ideológicas para purificar “viejas ideas” y “viejas costumbres”, era aniquilar a los máximos dirigentes del PCCh a quienes consideraba revisionistas, promotores de un socialismo soviético decidido a coexistir pacíficamente con el capitalismo. A tres dirigentes tenía en la mira: el Presidente de China, Liu Shao Xi (el “Kruschov chino”); el Secretario General del PCCH, Deng Xiaoping y el héroe de la Guerra de Corea, el admirado Mariscal Peng de Huai.

La crueldad moral y física con la que se exterminó a Liu no tuvo límites; murió en 1969. Peng murió en 1974 por las palizas propinadas por los Guardias Rojos. Mao prohibió que se informase de la muerte de ambos, mientras él estuviese vivo. La purga menor aplicada a Deng le permitió sobrevivir y, cuando ascendió a la cúspide del poder, en el Congreso del PCCh de diciembre de 1978, otorgó una merecida reivindicación a Liu y Peng.

 

La engañosa denominación “Revolución Cultural Proletaria”,  utilizada por Mao para lograr sus fines, confirmaba sus formidables dotes para la manipulación. En anteriores ocasiones también había escogido pomposas expresiones para designar proyectos grandiosos que culminaron en monumentales fracasos, como fueron “La Campaña de las Cien Flores” y “El Gran Salto Adelante”.  

El instrumento utilizado por Mao para generar la violencia que en pocos años le restituiría el poder total, que conservó hasta su muerte, fueron los estudiantes de secundaria y universitarios, bautizados como los Guardias Rojos. Escogió a los estudiantes porque, como jóvenes nacidos bajo el socialismo, representaban al “hombre nuevo”, solidario y sin prejuicios pequeño burgueses, producto de la revolución socialista. 

El primer asesinato: una maestra ejecutada por los Guardias Rojos (estudiantes de secundaria) 

A fin de inyectarles un mayor radicalismo revolucionario, Mao envía a los estudiantes el 01 de agosto de 1966 su “Carta a los Guardias Rojos de la Secundaria Adjunta a la Universidad de Tsinghua”, donde les conminaba a la violencia:

“Las acciones revolucionarias de los Guardias Rojos son una demostración de cólera hacia todos los propietarios de la tierra, los burgueses, los imperialistas, los revisionistas y sus lacayos. Os manifiesto mi caluroso apoyo”

Palabras que tendrían un eco inmediato en los estudiantes quienes, sintiéndose estimulados y avalados por el carismático líder supremo, producirían un caos educacional y una tragedia humana de grandes proporciones, al lanzarse con su vestimenta militar a todo tipo de humillaciones, agresiones y ejecuciones contra todo lo que representaba poder y jerarquía en escuelas y universidades: profesores y autoridades. Así, el 05 de agosto de 1966, Bian Zhongyun, maestra de la Escuela Femenina Secundaria adscrita a la Universidad Pedagógica de Pekín, fue apaleada hasta morir, acusada de desviaciones burguesas y contrarrevolucionarias por sus alumnas, constituidas como Guardias Rojos dentro del plantel.

La muerte de Zhongyun adquirió una gran resonancia porque fue el primer asesinato a manos de los Guardias Rojos.

18 de agosto de 1966, nacimiento de la Revolución Cultural

Una de las principales autoras de las torturas que llevaron a la muerte a la maestra fue Song Binbin, una adolescente de 17 años. Para darle legitimidad oficial a la violencia, el 18 de agosto de 1966, a Binbin se le distinguiría con el honor de colocarle el brazalete de los Guardias Rojos al propio Mao.  Este fue el primer encuentro, de 8 realizados, que Mao tuvo con un millón de vociferantes y devotos Guardias Rojos que, blandiendo el Libro Rojo, vitoreaban al “Gran Timonel” en la Plaza de Tiananmen. Se considera el 18 de agosto de 1966, la fecha de nacimiento de la Revolución Cultural.

La imagen de Song Binbin y Mao quedó grabada para la historia como el símbolo de la unión entre los estudiantes y Mao, unión que, a través de la violencia, enterraría literalmente a “los seguidores del capitalismo”. Como era de esperar, cuando terminó el mes de agosto las milicias de estudiantes de escuelas secundarias y universidades habían asesinado a más de 100 docentes. Y en Pekín, entre agosto y septiembre, un total de 1.772 personas conocieron la muerte, apaleadas por la acción criminal de los grupos de asalto que eran los Guardias Rojos.

El fracaso de la Revolución Cultural: Song Binbin se muda al Imperio

Con el fallecimiento de Mao el 09 de septiembre de 1976 también murió la Revolución Cultural. Su saldo quedó en rojo: un estado de anarquía en el que se encontraba sumido el país. Transcurrirían dos años más de total desorden social y pugnas por el poder para que Deng derrotase a la Banda de los Cuatro que dirigía la viuda de Mao, Jiang Qing.

Durante la Revolución Cultural se estima que fueron asesinados unos 3 millones de personas y 40 millones sufrieron graves persecuciones. Mao, sin duda, fue el autor intelectual de esos crímenes. Por aprobar aquella orgía de sangre, debemos reprochar la irresponsabilidad del propagandista maoísta Jean Paul Sartre, quien afirmó: “La violencia revolucionaria de Mao es profundamente moral”.  Bastante veneno totalitario llevó a las conciencias de los estudiantes de Francia y del mundo democrático durante el “mayo francés del 68”.

Posterior a la visita de Deng Xiaoping a EEUU en enero de 1979, el ícono de la Revolución Cultural, la legendaria Song Binbin, se mudaría a este país. Obtendría un doctorado en el Instituto Tecnológico de Massachussetts y trabajaría en el Departamento Ambiental para el Estado de Massachussetts. Como ella, bajo anonimato, un importante número de ex-Guardias Rojos reharían su vida adulta teniendo por hogar al ¡Imperio Norteamericano! ¡Qué ironía, Estados Unidos el destino del “hombre nuevo” de Mao! 

Song Binbin regresa a la escena del crimen

Pero habíamos dicho que el PCCh obstruía toda investigación sobre la Revolución Cultural; por tanto, cómo se explica que ese terrorífico pasado haya comenzado a ser desenterrado y sacado a la luz pública. La razón es que los entonces jóvenes Guardias Rojos han comenzado a realizar actos públicos de contricción.    

El último y más impactante ocurrió en enero de este año 2014. Fue protagonizado por Song Binbin, el icono estudiantil de la Revolución Cultural. Binbin, canosa y con 64 años, acudió a la escuela secundaria donde se produjo el asesinato de la maestra 47 años atrás (2). Inclinada ante el busto erigido a la memoria de Bian Zhongyun, junto a otras ex-compañeras de clase, pidió perdón por aquel acto que “me ha causado dolor y arrepentimiento toda la vida».

 

Los historiadores chinos señalan que estos arrepentimientos públicos se han venido produciendo porque los protagonistas de aquellos incontables crímenes de inocentes sienten que sus vidas se acercan al final del camino y empiezan a sentir remordimiento. Es por eso, dice el profesor Zhang Ming de la Universidad Popular de Pekín que: “Es hora de confesar y arrepentirse».

1)     http://elpais.com/diario/1993/01/14/internacional/726966016_850215.html

2)     http://sinosphere.blogs.nytimes.com/2014/01/13/bowed-and-remorseful-former-red-guard-recalls-teachers-death/

 

 

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