Opinión Internacional

Montesinos capturado en un libro

El ex jefe de la inteligencia peruana Vladimiro Montesinos encontró protección «al más alto nivel» en Venezuela, antes de ser capturado en junio, asegura la autora del primer libro sobre el caso.

«Hubo un gran desinterés» inicial del gobierno de Hugo Chávez ante Montesinos, hombre fuerte del régimen de Alberto Fujimori (1990-2000) y cuya presencia en Venezuela las autoridades peruanas daban por cierta, dijo a IPS la periodista venezolana Adriana Cortés.

Se trata de «una negligencia que nadie ha podido aclarar», dijo Cortés, autora de «Montesinos, su derrota en Venezuela».

Montesinos permaneció seis meses y medio oculto en Venezuela, mientras lo buscaban organismos de seguridad de este país, de Perú y de Estados Unidos. El caso empañó las relaciones entre Lima y Caracas.

Cortés se preguntó por qué el gobierno de Chávez no ordenó «una investigación policial seria y coherente desde el principio», dado que las pistas sobre la presencia de Montesinos en Venezuela comenzaron a trascender en diciembre.»Montesinos logró permanecer más de medio año en Venezuela, a pesar de que era un secreto a voces de que él estaba aquí», observó la periodista.

Lejos de cerrar el caso en Venezuela, la captura en Caracas y la entrega a Lima del ex jefe de inteligencia peruano dejó una estela de dudas sobre el papel de los cuerpos de seguridad venezolanos y por el gobierno de Chávez.

Montesinos afronta 49 juicios abiertos en Perú después de su huida el 28 de octubre. Se le acusa de asesinato, narcotráfico, peculado, extorsión y de otros delitos de corrupción.

El ex jefe de inteligencia fue detenido en un barrio popular de Caracas el 23 de junio y enviado a Perú al día siguiente. El propio presidente Chávez dio la noticia, que opacó las instancias finales de la cumbre de la Comunidad Andina ese mismo día.

El libro de Cortés, el primero que se publica en Venezuela sobre el caso, fue editado por el diario El Nacional. Está en venta desde la semana pasada.

Cortés recordó que, después de su huida y antes de llegar a Venezuela, Montesinos estuvo en las ecuatorianas islas Galápagos, en Costa Rica y en Aruba. De ese periplo, la periodista dedujo que «él sabía que aquí iba a encontrar protección».

Una amiga íntima de Montesinos, Emma Aurora Mejía, reveló en diciembre a la fiscalía de Perú detalles sobre el ingreso y los primeros lugares de refugio de Montesinos en Venezuela, pero las autoridades venezolanas no se ocuparon del caso con diligencia, aseguró.

«Montesinos tenía contactos a muy alto nivel (en Venezuela) y no sólo en el gobierno», afirmó Cortés, quien realizó la investigación junto con otros dos periodistas de El Nacional.

Existió un acuerdo «al más alto nivel y no sólo en Venezuela» para no investigar en profundidad el caso Montesinos, agregó.

«Si se hiciera una investigación policial a fondo podría tener consecuencias graves tanto en Venezuela como en Perú, e incluso en Estados Unidos», advirtió.

Lima y Caracas llegaron a llamar a sus respectivos embajadores en consulta –una forma de protesta diplomática– a raíz del caso Montesinos. Las relaciones se normalizaron a partir de la investidura del presidente peruano Alejandro Toledo en julio.

Para Cortés, resulta «poco creíble» la versión de que Montesinos permaneció más de medio año en Venezuela sólo gracias a que sobornaba a policías de mediano rango.

En Venezuela han sido investigados varios ex policías y abogados, pero no hubo detenciones a pesar de que se habrían cometido delitos como extorsión, encubrimiento y emisión de documentación falsa.

La permanencia de Montesinos en Venezuela no respondió a la «gratitud» hacia el ex funcionario peruano por el asilo concedido en su país a militares que en 1992 participaron en el intento de golpe de Estado encabezado por el hoy presidente Chávez, según Cortés.

«Había, en el fondo, una cuestión de dinero. Se sabía que Montesinos manejaba sumas millonarias, pero el caso no puede reducirse sólo a cinco o seis personas (cómplices), como sé que se quiere hacer ver», aseveró la periodista.

Altos funcionarios del gobierno venezolano sabían que Montesinos estaba en este país, según 60 por ciento de los entrevistados por una firma encuestadora la semana pasada en varias ciudades venezolanas.

El director del vespertino Tal Cual, Teodoro Petkoff, se preguntó por qué Montesinos decidió permanecer en Caracas a sabiendas de que se sospechaba de su presencia en esta capital y de que los cuerpos de seguridad de tres países estaban tras su pista.

«¿Iba a correr ese riesgo de no saberse protegido?», se preguntó Petkoff, fundador del izquierdista Movimiento al Socialismo y ministro de Planificación del segundo gobierno del conservador Rafael Caldera (1994-1999).

Esas sospechas se han extendido en Venezuela y en Perú, pero Caracas evita contestarlas.

«¿Puede imaginarse a un hombre sin duda inteligente y alerta, genio del mal, como era Vladimiro Montesinos, permaneciendo en un país donde todo el mundo sabía que estaba, de no haber estado seguro de que contaba con una protección suficientemente poderosa?», se preguntó Petkoff.

La periodista Cortés encontró otros cabos sueltos en la insistente negativa oficial venezolana a admitir la presencia de Montesinos, «incluso torpemente».

En diciembre, la policía política de Venezuela (Disip) presentó un ciudadano como la persona que se sometió a una cirugía plástica a la que insistentes versiones identificaban como Montesinos.

«Fue una de las mayores torpezas, una patraña que nadie se creyó. En lugar de tomar una serie de acciones policiales serias, de inteligencia, hicieron una labor de contrainformación bastante torpe», dijo Cortés.

El gobierno venezolano, sin embargo, ha insistido en que las dudas sembradas por el caso Montesinos se enmarcan en una campaña internacional para desprestigiar la «revolución social bolivariana» que encabeza Chávez desde febrero de 1999.

El diputado oficialista Tarek Saab reiteró a IPS que esas versiones tienen la finalidad de desviar la atención de hechos importantes, como la colaboración prestada por Montesinos a la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) o los movimientos en sus cuentas bancarias estadounidenses.

Con tantos cabos sueltos, el caso Montesinos se convirtió en una verdadera madeja, evidentemente no aclarada con la detención del ex jefe de inteligencia.

Cortés se preguntó por qué Montesinos pudo huir de Perú y por qué pudo seguir manejando sumas millonarias durante algunos meses, a pesar de estar prófugo.

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